Todas las palabras no son suficientes para explicar por qué la canción “Me estás tentando”, de los cantantes de reguetón Wisin y Yandel, me parece chévere. Y cuando digo chévere, pienso de inmediato en el boricua Héctor Lavoe y su refrán: «Es chévere ser grande, pero más grande ser chévere». Quiero dejar en claro que yo solo deseo encontrar belleza en todas partes, en todo momento, en lo hermoso y, de ser necesario, también en lo feo y hasta en un montón de gusanos.
“Me estás tentando” ha sido catalogada como una canción del género rhythm and blues (R&B o RnB contemporáneo), más exactamente como pop, hip-hop y dance. Al hacer un poco de historia encontraremos que R&B es un género de música popular afroamericana creado en 1940. Su ritmo se caracteriza por ser rápido en cuanto a los movimientos y la letra. Es muy pegajoso y agradable.
Este fragmento de “Me estás tentando” no es tan reprochable. Juzguen ustedes: «Como las palabras se las lleva el viento, tanto W como Yandel, Nesty, Víctor el nazi, Marioso, nos hemos dado la tarea de sobrepasar los niveles musicales. ¡Ustedes saben ya! El capítulo de hoy se llama la mente maestra. Sube, sube». Sobresapar los niveles musicales, como dicen, no es una empresa fácil y sí muy ambiciosa.
“Me estás tentando” es un canción prehistóricamente sugestiva que fue lanzada al mercado en el 2008. Hace parte del álbum La mente maestra. Con facilidad uno puede pensar que se trata de un reguetón más, de los mismos que pertenecen a esa cosa bautizada como género urbano, y que en la actualidad constituye el colmo de la civilización occidental y cristiana; es la fantasmagoría que recorre el mundo con el objetivo de que la aldea global deje de ser pueblerina y rústica.
Asistimos a la era del aldeanismo vanidoso –el de la aldea global–, el mismo que irónicamente niega lo local y lo telúrico, como si él hubiera surgido de la nada absoluta. Hay momentos en los que las debilidades se convierten en fortalezas y en los que las fortalezas terminan siendo debilidades, diría Paulo Coelho. En el Caribe hay una fuerza musical considerable; sobre todo, gracias a la presencia de personas afrodescendientes. La producción musical es amplísima. A veces nacen algunas propuestas musicales amables con el gusto colectivo; y otras veces, vemos proyectos que no son tan apreciables y naufragan. En definitiva, eso va en gustos como el que come mocos.