En una camioneta Toyota blindada se moviliza Héctor Marino Carabalí y sus tres escoltas. En la mañana de 16 de junio, muy puntual a las 8:00am, estaba afuera del Aeropuerto Internacional Alfonso Bonilla Aragón de Cali, esperando al embajador de Alemania, Peter Ptassek. La relación con el embajador cumplía justamente ese día 2 años de haberse estrechado, después de que, desde la embajada alemana, Ptassek fuera el funcionario más conmovido por la historia y condición de exiliado que Carabalí le tocó asumir por las amenazas en su tierra natal, el municipio de Buenos Aires, al norte del departamento del Cauca.
Uno de los primeros encuentros entre Héctor Marino y el embajador Peter Ptassek tuvo lugar en la embajada en Bogotá, durante el lanzamiento de la campaña de la Unión Europea "Defendamos la Vida" en el año 2019. Foto: Vía Twitter
No se veía nervioso, aunque podría estarlo: regresaba a su pueblo después de tres años de haberse tenido que ir volando, esquivando las balas que lo tenían en la mira. El recorrido entre Cali y Buenos Aires no es muy largo. Ya en Jamundí, en cuestión de minutos se cruza el rio Cauca, que marca la frontera entre los departamentos del Cauca y Valle. En la ladera aparece rápidamente el corregimiento de Timba que forma parte de Buenos Aires y desde donde arranca el entramado y peligroso territorio del Naya que se extiende entre tupidos bosques y montañas hasta la costa pacífica. Son muchos los secretos y dolores que guarda esta tierra donde la huella del narcotráfico sigue viva.
Desde que fue nombrado en la embajada de Alemania en Bogotá, el embajador Peter Ptassek se abanderó de la compleja situación de DDHH de los líderes sociales en las diferentes regiones del país. Su gestión se ha enfocado en darle voz a las historias de los protagonistas del proceso de paz en la Colombia profunda. Foto: Las2Orillas
Carabalí ha estado siempre ligado a su comunidad. Nadie le cree cuando dice que así es desde que tiene nueve años que fue cuando empezó a reconocerse y ser reconocido como un lider. Héctor creció junto a sus tres hermanos en la vereda Marilópez. Recuerda que todos los días se levantaba a las 3 de la mañana para asistir al colegio, precisamente ubicado en el corregimiento de Timba, a casi dos horas de camino a pie desde su casa pues en su vereda no había escuela. Siendo un adolescente fundó organizaciones juveniles en pro de la protección de Derechos Humanos, la resolución de conflictos y la protección de la memoria histórica en los pueblos de Buenos Aires y Suárez. Creció siendo una figura de admiración entre los suyos.
Siempre le tocó pararse duro y enfrentar a los diferentes grupos armados que hacían presencia en su municipio, muy golpeado además por la minería ilegal. También se hizo conocer por rechazar frontalmente decisiones del Estado y por lograr frenar proyectos minero-energéticos de multinacionales en la región, siempre con una tenaz devoción hacia su gente.
Carabalí estuvo cinco veces en La Habana como representante de las victimas y el pueblo afro del norte del Cauca en donde se la jugó para que quedaran plasmados avances en los derechos de sus comunidades en el Acuerdo final de paz.
De izq a der. Yaneth Pérez, Harry Sánchez, Héctor Fabio Carabali, Marleni Muñoz, Junior Carabalí, en reunión con la Unidad para las Víctimas en el Cauca. Foto: Archivo
Ha sido profesor, fundador de varios consejos comunitarios, representante de organizaciones sociales a nivel nacional e internacional y concejal en Suárez y Buenos Aires. Estuvo cinco veces en La Habana como representante de las comunidades afros en las negociaciones de los tratados de paz con las Farc.
Pero fue en julio del 2018 cuando su vida dio un giro inesperado. Héctor Marino estaba en Sasaima, Cundinamarca, atendiendo un evento de líderes de todo el país, cuando recibió una llamada fatal. Su primo y compañero, Ibes Trujillo, otro reconocido líder, había sido secuestrado. No tuvo tiempo de asimilar la noticia cuando al otro día ya había sido reportada su muerte pues su cuerpo sin vida fue encontrado con rastros de tortura a varios kilómetros del lugar donde habría sido abducido por hombres armados y desconocidos. Supo que ese día también lo habían buscado a él también para matarlo. Así lo corroboraban los panfletos firmados por las “Águilas Negras” en los que ofrecían $ 5 millones por su cabeza. Tiene borrado el número de veces en que ha sido amenazado de muerte y ha sido forzado a dejar su tierra.
Cacería y terror en el Cauca: secuestrado y asesinado Ibes Trujillo
El funeral y entierro de Ibes fue también la despedida de Héctor Marino de su tierra. Asustado por su la vida de sus familiares, sobretodo su hija, y por la suya misma, desde Cali Héctor dio señales de vida: sus lucha seguiría pero no podía permanecer en Buenos Aires. Comenzó su ruta rumbo Washington, La Haya, Estocolmo, entre otros destinos, a dónde llegó con una maleta llena de informes, pruebas, fotos y relatos para demostrar que los asesinatos y persecuciones en su terruño, en el Cauca, tenían comportamientos repetitivos; planeados con sistematicidad.
Daniel Bustos Echeverry, Emily Wright, Héctor Marino Carabalí Charrupí y Tom Laffay ante el Congreso de los Estados Unidos en Washington. Foto: Alex McAnarney, CEJIL
Pero su agenda en el exterior no le duró mucho. Decidió regresar a Colombia para estar al frente de la situación de los líderes sociales, especialmente crítica en el 2019, así tuviera que hacerlo encerrado en su casa o escondido en algún lugar. Su nombre junto al de otros defensores de derechos humanos continuaba en las listas de las Águilas Negras que operan en el norte del Cauca.
Conoció entonces a Peter Ptassek, quien llevaba poco más de un año como embajador de Alemania en Bogotá. Comenzaba ya a mover la campaña “Defendamos la Vida”, una iniciativa de las embajadas europeas en Colombia con la que buscan apoyar y proteger a líderes sociales amenazados, muchos forzados a abandonar territorios y comunidades. Desde su llegada al país, Peter Ptassek ha estado del lado de los defensores de derechos humanos y de la implementación del Acuerdo de paz de La Habana. Y en los primeros días de pandemia fue el campeón de los vuelos humanitarios para el regreso de sus compatriotas a su país. Un diplomático que se le ha visto entregado en su labor de asistencia humanitaria y protección de los derechos de sus connacionales y de los colombianos, sobretodo en situación de inseguridad.
El embajador venía de trabajar en Afghanistan, en donde se había enfocado en la construcción de tejido social desde las bases con la gente. Y eso fue lo que precisamente llegó a hacer a Colombia. “Es en el campo donde hay que enfocarse” dijo en varias oportunidades, después de posesionado, y no escatimó en palabras, proyectos y recursos para reconocer el potencial social de la Colombia profunda. Se hicieron amigos.
Durante su reencuentro en Buenos Aires, el embajador se sentó a escuchar a los lideres sociales que se han abanderado del proceso que Carabalí dejó sembrado en Buenos Aires, previo a su exilio por temas de seguridad. Foto: Las2Orillas
Durante su visita, el embajador le dedicó sus buenos momentos otra gran pasión de su vida: la fotografía. En todos los viajes que hace alrededor de Colombia, su cámara es lo primero que empaca en su equipaje. Foto: Las2Orillas
Casi dos años después de conocerse, se encontraron nuevamente, pero en el lugar dónde empezó la historia de Carabalí: Buenos Aires. Juntos llegaron a la plaza. Era la mañana del miércoles 16 de junio, cuando los recibió el alcalde y su equipo de gobierno, al lado de familiares queridos a quienes llevaba tiempo sin ver en su tierra natal, entre ellos su hija y la de su primo Ibes Trujillo, quienes hoy trabajan asesorando el despacho del alcalde municipal, Oscar Edwin López Sánchez.
El Embajador de Alemania quiso acompañar a Hector Carabali en su primer recorrido después de tres años de ausencia a la plaza central de Buenos Aires. Foto: Las2Orillas
No fue Buenos Aires el único lugar que visitaron. El paso siguiente fue el corregimiento de Timba, en donde Carabalí estudió su primaria y dónde actualmente lidera varias iniciativas de empoderamiento de jóvenes profesionales que no quieren abandonar su territorio en busca de mejores oportunidades. Quieren encontrar trabajo y quedarse allí construyendo futuro al lado de sus comunidades, un escenario atípico para quienes logran tener títulos profesionales y deben desplazarse a ciudades principales para poder emplearse dignamente.
Durante la reunión que se llevó a cabo en Timba, el embajador se sentó a hablar con los jóvenes profesionales del corregimiento y cuyos procesos son asesorados por Carabalí. Foto: Las2Orillas
La cercanía con su gente llenó de fuerza a Héctor Carabalí, pero no pudo quedarse en su tierra y con el dolor de un exilado debió tomar rumbo de regreso a un destino desconocido hasta para su propia madre, a quien protege con su silencio y misterio, pues la muerte todavía lo asecha y lo persigue. Pero su activismo por la defensa del territorio y los derechos de sus comunidades está más fuerte que nunca. Resiliente y persistente, Carabalí no desaprovecha ninguna oportunidad para contarle al mundo lo que padece su pueblo y su región. Además, ha sido una voz constante en la solicitud del respeto al proceso y acuerdo de paz, del que hizo parte en gran parte del proceso. Sin duda, un protagonista de la lucha por la paz, en una de las regiones más golpeadas por el conflicto interno de Colombia.
