La celebridad de la pieza musical Carmina Burana atraviesa tiempos, océanos y continentes, su delicada música se nos adhiere inevitablemente a los tímpanos y se descubre uno en agradables repeticiones mentales de su pegajosa rítmica. En Colombia no se ha tenido una particular tradición por la interpretación o asidua puesta en escena de esta obra, sin embargo y por ventura, la producción del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo ha sorprendido de sobremanera, y ha sido de feliz reincidencia en repetidas ocasiones, como será el caso por estos días. Es una gran versión puesta en escena por la reconocida compañía de teatro y danza L'Explose, en la cual, para el placer, provecho del público y fomento de la cultura del país, no se han escatimado medios, recursos, esfuerzos ni talento.
Carmina Burana (Canciones de Beuern), una pieza del repertorio clásico musical, es una cantata compuesta por el alemán Carl Orff en 1936, quien utilizó un manuscrito de un códice hallado en 1803 en la abadía benedictina de Beuron en Alemania, que recopila literatura profana y cantos goliardos de los siglos XII y XIII. Por "goliardos" se refería en la edad media a clérigos vagabundos y a estudiantes pobres pícaros; en términos generales, gentes cultivadas en universidades de Francia, Alemania, Italia e Inglaterra, pero que rebeldemente decidían adoptar una vida licenciosa y ociosa. Muy interesados en la literatura, en la poesía satírica, en la composición lírica, en la crítica a la Iglesia que desertaban y dados a las pasiones mundanas. Se dice que los goliardos españoles dieron origen a los actuales “tunos” de las agrupaciones musicales estudiantiles.
El códice original encontrado es una colección de 300 rimas escritas en latín secular, en un dialecto del antiguo alemán y en provenzal (francés antiguo), del que Orff extrajo 24 poemas a los cuales dio forma musical que imitan, para mayor sátira, las letanías oratorias de los monasterios, que exaltan el vino, la taberna, el juego, las mujeres y el amor.
Carmina Burana está dividida en 7 partes: (i) Fortuna emperatriz del mundo, (ii) Primavera, (iii) En el jardín, (iv) En la taberna, (v) La corte de amor, (vi) Blancaflor y Helena, (vii) Fortuna emperatriz del mundo; que son interpretadas en 3 actos que hedonísticamente exaltan la voluble Fortuna, lo efímero de la vida, la alegría primaveral, las dichas y desdichas del amor, los placeres y peligros de la gula, la bebida, el juego, la lujuria, y satirizan al clero denunciando sus abusos.
Esta producción del Teatro Julio Mario Santo Domingo incluye la puesta en escena de L'Explose, ya lo hemos mencionado, a cuya cabeza está Tino Fernández en la Dirección Escénica y Coreográfica, Juliana Reyes en la Dramaturgia y Laura Villegas en el diseño de la Escenografía y Vestuario; un excelente trío que convierte la escena y la música en una sensación inolvidable de alta calidad. La parte musical está a cargo de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, el Coro de la Ópera de Colombia y el Coro infantil de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, y por tres solistas líricos (soprano, tenor y barítono). En total, más de 200 personas, estupendamente coordinadas, en escena y foso musical.
Una de las partes más innovadoras de esta producción es que L'Explose ha logrado tener coros en movimiento, eliminando la usual estaticidad en la que sólo destacan las voces; aquí el movimiento junto con el estupendo vestuario logran una muy dinámica coreografía que enaltece la pieza musical y recrea el ojo. El secreto es la participación “infiltrada” de un grupo de bailarines profesionales que dirigen sigilosamente al coro bailarín sin que se resalte su presencia y dando homogeneidad al conjunto.
La propuesta escénica de L'Explose busca fortalecer la idea de una obra coral como indica la partitura musical, haciendo que el grupo transite la historia como un colectivo, del que surgen las voces de los solistas, para particularizar el relato y hacer de este goce una experiencia única y personal.
El barítono es quien conduce la narración. Con él empieza la obra; para así, triste y solitario, evidenciar los golpes con los que la Fortuna —esa juguetona traicionera— lo ha atacado. El coro aparece para ratificar en un grito colectivo la condición variable que ella tiene. Todo se ve gris, triste y desolado. Un mundo en ruinas por un juego de la suerte.
Pero, como tras la tormenta llega la calma, después del invierno está la primavera donde todo vuelve a ser posible. La Fortuna juega su juego y transforma la desilusión en alegría y la soledad en despertar sexual y amoroso. El verde primaveral invade la escena para llenarla de pasión y sensualidad. La soledad se transforma en compañía, proximidad, seducción, amor sensual, contacto, entrega.
La puesta en escena transita por cada uno de estos momentos, volviéndolos sensación corporal y física, para hacer de la música una rica experiencia visual.
De remate, un final apoteósico de voces corales y líricas, bailarines, la Fortuna descendiendo de sus alturas entre una densa lluvia de brillantísima escarcha que invade el amplio escenario, dejando en estremecimientos alucinatorios y estéticos a los asistentes. Todo está hecho para impresionar retina, oídos y neuronas, y lo logra con creces esta estupenda producción. Un espectáculo que será presentado en el Teatro Julio Mario Santo Domingo de Bogotá entre el 21 y el 24 de junio 2018; luego será presentado en el teatro Nacional de Lima. Un evento de armonioso aprovechamiento de las artes musicales y escénicas. A no faltar.