El 25 de diciembre del 2013, bajo un sol de justicia, doce mil personas, que vinieron desde todos los puntos del país, se agolparon en el cementerio jardines del Ecce Homo. La caravana que siguió el último recorrido del Cacique de la Junta cubrió ocho kilómetros, los que hay desde la plaza Alfonso López hasta el cementerio. En una tarima sus discípulos más cercanos, como los vallenateros el Turco Gil, Silvestre Dangond, o su hijo Martín Elias, tocaron sus éxitos. La policía tuvo que intervenir por los empujones, riñas, desmayos y llantos que producía el acontecimiento.
Nueve años después Diomedes no está solo. Fue enterrado encima de su papá, Rafael María Diaz, quien había muerto en el 2007 y detrás de su tumba está el más famoso de sus hijos, Martín Elias, quien murió a los 27 años en la semana santa del 2007 después de sufrir un accidente automovilístico. Pero no sólo los fantasmas lo acompañan. Hay fanáticos que recorren hasta seis horas de viaje por ir a llevarle flores y pedirle un milagrito. Ese fue el caso de Olga Lucía Sánchez, una araucana radicada en San Juan del Cesar quien se sube en un bus una vez al mes para hablar con su ídolo. Como tantos otros fans viajan hasta la tumba para pedirles ganar el chance o que les regale un Mercedes Benz, el auto de alta gama que el Dios del vallenato le regaló a una de las hermanas de Olga Lucía.
Pero si especialidad no es sólo regalar autos de mas de 300 millones de pesos sino que, desde el cielo, según sus seguidores, consigue que ganen el chance. Así pasó el último 25 de agosto cuando 4 mil personas ganaron el premio mayor de la Lotería de Bogotá cuando esa cantidad de personas hicieron el chance con el número 1108. En el 2015 1.280 jugadores le apostaron a ese número y también ganaron con el sorteo del Sinuano. En Barranquilla, en el 2016, más de 2.000 personas ganaron el chance apostando con el número de su tumba.
Una de sus seguidores nos dio este testimonio sobre la importancia de no olvidarse de Diomedes jamás, ni siquiera ahora que está muerto: