La transformación de la educación superior en “mercancía educativa” es un objetivo y horizonte para entender la globalización. El Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (Gats), en 2000, trazó el camino:
1) Las ofertas transfronterizas (consiste en la provisión transnacional del servicio sin que haya movimiento físico del consumidor.
2) El consumo en el extranjero (consiste en la provisión del servicio través del movimiento transnacional del consumidor).
3) Presencia comercial (consiste en que el productor privado de educación superior establece sucursales en el extranjero con el fin de vender sus servicios.
4) Presencia de personal (consiste en la deslocalización temporal en el extranjero de proveedores de servicios en determinados países, sean ellos profesionales o investigadores).
El proyecto de reforma de ley 112 de 2011, presentado por el gobierno pretendió formar un hombre pragmático y empresarial, es decir la universidad al servicio de la empresa y del capital privado. Frente a esto los estudiantes de las 32 universidades públicas y de universidades privadas, iniciaron el movimiento para que se retirara el proyecto de ley del Congreso de la República, por ser inconsulto y, porque sigue en el camino de la privatización, que consiste en que las universidades públicas se acojan a la lógica de los negocios. La autonomía, la financiación de la universidad y los derechos pecuniarios de los estudiantes fueron el caballito de batalla. Frente a la propuesta de reforma del gobierno, el estudiantado se organizó, quizá como una nostalgia de los hechos de 1971 y del Programa Mínimo, en La Mesa Amplia Nacional Estudiantil (MANE). Mientras el gobierno quiere convertir a la educación en una empresa con ánimo de lucro, alianza público-privada, los estudiantes plantearon un camino diferente.
“Nuestro objetivo es que, a diferencia de la anterior iniciativa que desconoció a la gran mayoría de estamentos de las instituciones de educación superior, así como a los sectores sociales del país, podamos desarrollar una propuesta que nos represente e involucre de manera seria y responsable. Ese es el propósito central del movimiento estudiantil colombiano que se expresa hoy en la MANE, su mayor referente de unidad política”. Los estudios universitarios no pueden concebirse como un negocio, cuyo objetivo sea obtener un título mercantil; tampoco en que el estudiante al terminar los estudios se encuentre “endeudado”, mucho más es un espacio donde las oportunidades laborales no son factibles.
Y, como no se llevó a cabo la reforma de la educación superior, tal como la había planteado el gobierno, entonces se elaboró el proyecto Ser Pilo Paga, (2015) según el cual al estudiante “se le da un crédito condonable, para que estudie en una institución de Educación Superior acreditada en alta calidad o en proceso de Renovación.” Cuestión grave ya que la mayoría de las universidades públicas no llegan a estar dentro de la excelencia, dado que los gobiernos no existen las condiciones para que las universidades públicas se caractericen por su excelencia. Así, con el cuento de la “libertad” del estudiante, para estudiar en la universidad que desee, se dio paso a que el Estado invierte la mayoría de los recursos públicos en la educación privada". La contrapropuesta es que el programa “Ser Pilo paga” debe reformarse, es decir, que se permita que los estudiantes con altos desempeños académicos puedan escoger las universidades en las que quieran estudiar, siempre y cuando sean públicas. El programa ser Pilo Paga ha generado u transferencia masiva de recursos del sector público al sector privado y, de otra parte, su cobertura es mínima.