Hoy, en entrevista en la W Radio, el presidente Iván Duque afirmó que no podía retirar la reforma tributaria del Congreso porque daría un mal mensaje a las calificadoras crediticias. Efectivamente, esa es una condición impuesta por las calificadoras, entre ellas la Fitch Ratings, que en marzo del presente año esperaba la aprobación del proyecto de ley de reforma fiscal que garantizara el aumento de los ingresos, antes de revisar la calificación crediticia de la nación; es decir de endeudamiento, que pasa por la capacidad de pagar las deudas contraídas y de solicitar nuevos créditos internacionales.
En el momento el país está mal calificado y hay afán de que se apruebe una reforma tributaria antes de terminar las sesiones del Congreso de este año. De acuerdo con un reporte de Bloomberg, uno de los analistas de esta compañía transaccional afirmó: “Evaluaremos la reforma fiscal y el resultado de las revisiones a la regla fiscal, en combinación con la perspectiva de crecimiento a mediano plazo para resolver la perspectiva negativa”. Ese es el nivel de nuestra soberanía nacional y el nivel de comprensión del modelo económico de las necesidades de la población que la crisis global de la pandemia ha desnudado. No hay ninguna voluntad de cambio que aliviane los sufrimientos de las mayorías empobrecidas.
La otra garantía, además de la reforma, que ofrece el gobierno y que con intromisión muestra Fitch Ratings, es el repunte de los precios del petróleo que, según ellos, se verán reflejados solo a partir de 2022. Esto nos permite comprender por qué de la obsesión por el fracking, amenazando líderes que se oponen en Puerto Wilches; práctica extractiva no convencional para la que ya se han adjudicado dos contratos a Ecopetrol y a Exxon Mobil, en contravía de las decisiones antifracking que se están tomando en otros países del mundo.
A partir del paro nacional, se ve venir un pacto de élites desfalcadoras, extractivistas, corruptas y mafiosas, que se valen del paramilitarismo para salvar la reforma, para seguirse endeudando y así satisfacer los requerimientos de las calificadoras. Ya se mueven en esa dirección César Gaviria, Germán Vargas Lleras y Álvaro Uribe, con los reencauches electorales que puedan, de paso, conseguir.
Ya el papa Francisco ha denunciado cuál es el problema de fondo:“Para salir de la pandemia, tenemos que encontrar la cura no solamente para el coronavirus –¡que es importante!– sino también para los grandes virus humanos y socioeconómicos. Y ciertamente no podemos esperar que el modelo económico que está en la base de un desarrollo injusto e insostenible resuelva nuestros problemas”.
Lo que debe venir son soluciones de fondo, que como dice el papa Francisco, no están en el modelo económico y que pasan por la aprobación urgente de la renta básica y por una auditoría a la deuda externa que apunte a no pagarla, al evidenciar que es una estafa que hace inmoral cualquier pago, cuando urge garantizar las necesidades básicas de la población ya agravadas por la pandemia.