La aprobación de la reforma tributaria no solo está cruzada con el proceso de paz, sino que tiene críticas de todas partes, inclusive desde el Senado donde sugieren cambios importantes al proyecto quienes estarían a su favor. Mientras Mauricio Cárdenas, ministro de Hacienda, insiste en un mensaje de urgencia que sugiere que hay que hacerla como está planteada, el senador Antonio Navarro Wolf, como muchos líderes nacionales, ha advertido que la nueva reforma tributaria sería aprobada vía mermelada.
Me encontré con el análisis de la reforma tributaria que envía a los empresarios el economista Javier Hoyos Arboleda, de la firma Gestión Legislativa, y del que solo tomo algunos puntos que me llaman la atención en su definición y porque es muy amplio. Lo primero que asegura es que esta reforma tributaria no es estructural. Él lo explica diciendo que lo que se espera durante el primer año de su aplicación es el recaudo de nueve billones de pesos, y 8,5 los da el IVA que se eleva del 16 % al 19 % y “yo me pregunto si eso es una reforma estructural”, dice. ¿Y qué es una reforma estructural? Según Hoyos es una que sea simple, competitiva, neutra, de fácil aplicación. Pero aquí lo que hacen es enredarla. Algunas cosas se corrigen, pero es corregir los mismos errores que habían hecho en otras reformas.
Es una inocentada a los empresarios
porque se les dijo que les van a bajar las tarifas al 32% en el 2019,
cuando ya no está el Gobierno…
Según este análisis, ¿quiénes serían los más gravados? La reforma es mala para los trabajadores porque van a tener que declarar, no necesariamente a tributar; muchos van a tener que tributar más significativamente (se elevará 20 %, 30 %, 50 %). Es mala para los consumidores por el IVA, los impuestos a las bebidas azucaradas, el impuesto al carbono, etc., y es una inocentada a los empresarios porque se les dijo que les van a bajar las tarifas al 32% en el 2019, cuando ya no está el Gobierno y cuando llegará el próximo gobierno que dirá: esta tarifa no me sirve a mi porque no está el impuesto a la riqueza, porque está al 32% y vueeelve y hace otra reforma tributaria. “Para el año entrante está del 41 %, pero la reforma queda en 39 % y se les va a elevar la base gravable; entonces, les bajan la tarifa pero les suben la base sobre la cual les van a aplicar la tarifa; así sale lo comido por lo servido. Si yo fuera empresario diría que prefiero quedarme con el 70 % de impuestos que con el 80 % que se plantea”, agrega el economista.
Ahora, respecto a los dividendos: si una empresa se gana cien pesos en Colombia y el impuesto es cuarenta, le quedan sesenta para distribuir en sus accionistas. Cuando se lo distribuya a una persona natural tiene el 10 % de impuesto; cuando lo haga con una persona jurídica, no tiene impuesto. Pero en el caso de las inversiones extrajeras, esa empresa cuando le gira a su casa matriz sí le cobran el 10 % sobre esos sesenta. Entonces, en la práctica la tarifa no es 40 % sino 46 % al cobrar el 10% sobre los sesenta restantes, y 46 % en renta no es una tasa competitiva. Y lo otro grave es que los dividendos que provengan de acciones preferenciales tendrán el tratamiento de rendimientos financieros, por lo tanto serán gravados a la tarifa general; eso es acabar con el mercado accionario y eso es muy grave.
Otro punto para las empresas es el cuatro por mil que está cumpliendo 20 años “de manera transitoria”. Es un impuesto muy fácil de recaudar, muy eficiente, porque el costo de administrarlo es cero. La propuesta es el desmonte pero el Gobierno no lo va a hacer y esto eleva la carga tributaria para las empresas. “Yo haría dos recomendaciones en ese impuesto: lo primero es que hoy se puede llevar al gasto ese impuesto, estonces sería mejor decir tres por mil sin descuento, que cuatro por mil con descuento; eso sería sicológicamente bueno para todos los usuarios del sistema financiero. Y hay una cosa irregular: yo como contribuyente recojo los impuestos y cuando se los entrego a la Dian me cobran el cuatro por mil, ¿y qué es? Impuesto sobre impuesto. Eso no tiene ningún sentido” asegura Hoyos Arboleda.
Si se quiere hacer una verdadera reforma estructural, por ejemplo, si uno divide lo que se recauda por el IVA, por el PIB que es el tamaño de la economía, la tarifa implícita que resulta de esa división es el 5 %. Eso quiere decir que si el cobro el 5 % a todo, recaudaría exactamente lo mismo. Entonces la pregunta es: ¿Eso sí es un cambio significativo? Porque no estoy excluyendo nada, estoy gravando todo y estoy poniendo una tarifa del 5 % que no invita a evadir. No necesariamente es que esté bien o mal planteada, sino que no corresponde a los elementos que deberían ser de una reforma estructural. Javier Hoyos cree que el sentido de la comisión de que está muy recargada en algunos sectores empresariales es válido, pero no se ve reflejada en la reforma entregada por el Gobierno.
Quien gane un millón y medio tendrá que declarar, no necesariamente pagar,
Con la reforma a partir de 2,3 millones mensuales
tendrá que tributar algo. ¡Qué horror!
El aumento del IVA tiene un impacto en la inflación del 1 %, está el impuesto a las bebidas azucaradas, el impuesto al carbono y está que un mayor número de personas tendrán que declarar renta. Hoy 32 millones tienen tarifa cero. Ahora se empezará a gravar desde 27 o 28 millones y personas que ganan hasta 18 mllones tendrán que declarar. Entonces, al mayor número de declarantes, la tributación se eleva del 33 % al 35 % y se hace un poco más progresiva, o sea, que va a aumentar la carga tributaria. Quien gane un millón y medio tendrá que declarar, no necesariamente pagar, Hoy, quien paga a partir de 2,7 millones, pero con la reforma a partir de 2,3 millones mensuales que tampoco es un sueldo alto, tendrá que tributar algo. ¡Qué horror!
En síntesis, si soy una persona que trabaja y voy a tener más impuestos, el ingreso disponible para el consumo de la inversión se me va a bajar, y si van a ponerles más impuestos a los bienes que yo consumo, los precios se van a subir. Entonces, ese efecto combinado va a ser muy complicado para el crecimiento económico del año entrante, que ya de por sí este año está muy malo.
¡Hasta el próximo miércoles!
