Desde hace algunos meses la oficina de propaganda del Gobierno -a eso quedó reducido RTVC Sistema de Medios Públicos- viene presentando la reforma pensional como una realidad, y eso, hasta cierto punto, es cierto, la Ley 2381 de 2024 no solo establece un nuevo sistema de protección social integral para la vejez, sino que Colpensiones ya viene avanzando en la creación de un régimen de transición.
La pensional ya no solo es un proyecto sujeto a los vaivenes de una gobernabilidad inestable, es un hecho, pero todavía no es un hecho consumado, porque su permanencia en el ordenamiento jurídico depende de la incuestionable voluntad de la Corte Constitucional.
Con la pensional Petro se anotó el mayor golazo de su agenda social; aunque para lograrlo aplicó aquella máxima de errónea inspiración maquiavélica: “El fin justifica los medios”. Y vaya que sí se aplicó en toda su extensión, porque para lograr que el Congreso le diera luz verde a su reforma el Gobierno echó mano de su artillería más cuestionable; primero, viciando de inconstitucionalidad algunos artículos que hicieron tránsito en la plenaria del Senado; y luego, echando por la borda cualquier discusión en plenaria de la Cámara.
El resultado: el trámite de la pensional fue un esperpento que, no solo anuló la discusión en la Cámara, sino que además sentó un precedente peligroso en nuestro frágil equilibrio democrático. Lo más delicado fue que se socavó el debate en la Cámara, donde se adoptó, en virtud de la mayoría gobiernista, la totalidad del texto aprobado en el Senado, sin modificarle una sola coma, corregir los artículos inconstitucionales, o reposicionar el debate a la luz de nuevos argumentos. Nada de eso, el proyecto se aprobó a los trancazos y los representantes que habían preparado intervenciones -más bien pocos- se quedaron viendo un chispero.
Todos eso es lo que tendrá que entrar a revisar la Corte Constitucional en un acumulado que ya va en la treintena de demandas; en su inobjetable “sabiduría”, el alto tribunal deberá precisar si se vulneró el principio de publicidad en la configuración de la norma. Y la Corte deberá ser muy clara en su sentencia, porque de validar la “jugadita” que uso el Gobierno, le dará patente de corso a cualquier gobierno para establecer mayorías en una sola cámara desestimando de tajo el bicameralismo y reduciendo el legislativo a una suerte de unicameralismo pervertido. Así lo hizo Fujimori, así lo hizo Chávez. Así podría pasar acá si la Corte no le pone límites a semejante despropósito.
Sé que ese planteamiento resulta impopular, sé que la pensional tiene sus bondades -en lo inmediato- y sus defectos -a futuro-, pero pesan más sus bondades. No obstante, la forma como se aprobó es un perfecto manual de todo lo que está mal en la relación Ejecutivo-Legislativo. Y tal vez lo pueda comprender, el momento político demandaba posturas arriesgadas, porque si el proyecto volvía al Senado para concretar una posible conciliación, lo más seguro era que el senador Iván Name -el engavetador implicado en el escándalo de corrupción de la UNGRD- la hubiera tirado al cesto de la basura. El Gobierno asumió el riesgo para oxigenar a un gigante con pies de barro.
Pero en relación a la Corte Constitucional tampoco soy ingenuo, y pienso como politólogo, la Corte es una instancia de naturaleza política -a los magistrados los elige el Senado-, no necesariamente partidista, pero sí política, y teniendo por delante la ley más importante en lo que va del Gobierno no dudo que pueda obrar bajo un cálculo político; ya sea que devuelva la Ley al Congreso para subsanar posibles vicios; ya sea que declare una exequibilidad condicionada; ya sea que establezca parámetros específicos de interpretación. Son más de treinta demandas que deberá entrar a revisar para luego tomar la que seguramente será la decisión judicial más importante para el Gobierno Petro.
No sé qué tanto las recientes y futuras jornadas de movilización social terminen permeando el criterio político de la Corte, o si la invitación del presidente a ver la reforma con “los ojos del amor y no con los ojos del dólar” sirva de algo, solo son hechos mediáticos que algo dicen.
Basta agregar que estamos a la expectativa de conocer esa decisión.