Reforma Electoral
Opinión

Reforma Electoral

Por:
marzo 16, 2014
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.

Sin entrar en las minucias del fraude, porque es un hecho que el sistema electoral está diseñado por corruptos y legislado por corruptos para facilitar la trampa, hablemos de Reforma Electoral. Nunca ha existido en Colombia una sola elección limpia. Entonces empecemos a esbozar propuestas que sirvan de base a una discusión vital e importante para la democracia, pero que el país político ha venido aplazando con cínica conveniencia.

Si no depuramos el sistema electoral, si no permitimos que la voluntad del elector se refleje en un resultado real, si no cualificamos el acceso a los órganos legisladores del orden municipal, departamental y nacional, elección tras elección asistiremos a escuchar impávidos las diferentes denuncias de los afectados y los altos índices de abstencionismo. Ahora que se escuchan vientos inevitables de reforma, sería bueno considerar algunos puntos:

Voto obligatorio universal. Se preguntarán por que el adjetivo “universal”. Es porque el voto obligatorio sin calificativos ya existe. Es un hecho que a la mayor parte de los empleados públicos y contratistas de nóminas paralelas del Estado los obligan a votar por sus jefes políticos so pena de perder el puesto. Y no solo a ellos. También a sus familiares. De hecho, se sabe de verdaderas olimpiadas clientelistas en las que alcaldes, gobernadores, gerentes de entidades públicas y secretarios de despacho, con lista en mano, preguntan a sus contratados por el número de votos que tienen en su familia para saber si les prorrogan los contratos. Y se los gana el que más votos demuestre tener.  Y el que esté dispuesto a aportar una parte de su sueldo a “la causa”. Una verdadera aberración. Esclavitud laboral en pleno siglo XXI que el Gobierno no solo tolera, sino patrocina al entregar las entidades, públicas, nuestras entidades, a sus cómplices del Congreso a cambio de apoyo legislativo. Y estos traficantes de avales y votos, avezados politiqueros sin escrúpulos, toman las entidades, las saquean, las ponen al servicio de sus futuras campañas o las de sus familiares y someten a los empleados públicos. Los marcan con un número, cual ganado y los  chantajean sin misericordia alguna. Los utilizan salvajemente para reelegirse en contravía de todo derecho humano a la libertad de expresión.

Ahora miremos las bondades de un voto obligatorio “universal”. Lo primero que se ataca, es la ilegitimidad con la que estamos eligiendo a nuestros legisladores y gobernantes. Es una vergüenza que un Congreso, solo por citar los últimos resultados, solo sea elegido por el 25% de los colombianos aptos para sufragar. Sin contar que más de la mitad de ese porcentaje obedece a intereses económicos, laborales e incluso religiosos y una tercera parte a votos blancos, votos nulos y tarjetas sin marcar.

El voto obligatorio es la única forma de ampliar la base de participación para que a los compradores de votos se les dificulte o, al menos, se les encarezca la elección. En un país mayoritariamente indiferente e indolente el voto obligatorio podría jugar a favor de candidaturas valiosas pero carentes de maquinarias. El voto sería más libre e independiente y a los caciques electorales les quedaría muy difícil comprar 33 millones de votos. Hoy, comprando 3 o 4 millones de votos se eligen con total facilidad.

Es importante que el día de elecciones se decrete día cívico para que cientos de miles de empleados, especialmente del comercio, puedan salir libremente a ejercer su derecho al Voto. No entiende uno, o mejor si entiende uno, cómo los hipermercados, los cines, los parques, etc., están abiertos ese, que es el día más importante para la democracia de un país. Creo que si Éxito, Jumbo o las demás cadenas abren sus puertas a las dos de la tarde, no se van a quebrar. Además porque si la gente está advertida con anticipación, hará sus compras el sábado o en días anteriores sin causar detrimento al comercio.

Otro punto en el que hay que recalcar en una reforma futura es en la de tarjetones independientes. El voticidio ocurrido en las elecciones de 2010 y 2014 no puede seguir ocurriendo. Un país que no vota, no se puede dar el lujo de echar a la caneca de la basura el 30% de los votos que depositan los pocos electores (votos nulos y tarjetas no marcadas). Una solución, aparte de la pedagogía que de oficio debería impartir la Registraduría, es la independencia de los tarjetones. Debe haber tantos tarjetones cuantas circunscripciones haya. No más el diseño tacaño o premeditado de estampar tres tarjetones distintos en la misma página como acaba de ocurrir en estas elecciones. En la misma página, la gente podía votar por Cámara de Representantes, Circunscripción especial Indígena y Circunscripción para grupos afrodescendientes. Y como si fuera poco sin la menor campaña por parte de la Registraduría. Pero hay una mejor solución:

El voto electrónico. Ya es hora de implementar un sistema electoral moderno, eficiente, menos vulnerable al fraude, más confiable y amigable con el medio ambiente como el voto electrónico (la imagen de las 4 p. m. del día de elecciones donde casi 100.000 jurados rompen millones de tarjetones de papel, es absurda y nada amigable con el medio ambiente). Esto conllevaría también a procesos más limpios y expeditos en la inscripción de cédulas. Usar el código de barras que le imprimieron a las cédulas de ciudadanía, sería un gran paso. Código de barras y huella dactilar deben ser suficiente garantía de personificación del voto que duplicaría la clonación de cédulas.

Independencia. El Congreso no puede seguir eligiendo a los miembros del Consejo Nacional Electoral. Esa manía, muy colombiana, de hacer que los jueces sean nombrados por sus posibles acusados debe abolirse. Pasa también con el procurador, el contralor y la corte. Este ente, el CNE, debe constituirse de manera autónoma y lo más independiente posible del legislativo y los partidos políticos. Podría armarse con ternas enviadas por las altas cortes, pero sí debe mantenerse sus períodos de cuatro años coincidiendo con cada proceso electoral. La mecánica es lo de menos, lo importancia es devolver la independencia a este ente hoy totalmente politizado y viciado en su composición por la cercanía de sus miembros con los distintos partidos políticos.

Legislar sobre el voto en blanco. Hay que aclarar un par de vacíos que existen en la legislación actual, derivados de redacciones ambiguas que cada quien interpreta a su antojo según sus intereses. Por ejemplo, los promotores del voto en blanco aseguramos que, en caso de un triunfo, las elecciones para corporaciones públicas se repiten con distintos candidatos, pero los candidatos aseguran que se repiten con los mismos. También es muy importante darle vida al Voto en Blanco. Dotarlo de funciones de control social explícitas y la única manera de hacerlo es la de convertir los votos en blanco en curules. Hacer que la voluntad expresa de una persona que vota en blanco, porque considera que ningún partido lo representa, se materialice en curules blancas, curules vacías. Si un millón de colombianos votan en blanco las curules que correspondan a esa cifra deben quedar en blanco. Para estas elecciones, por ejemplo, con sus 746.000 votos el voto en blanco hubiera obtenido entre siete y ocho curules al Senado y hubieran ganado varias a la Cámara. De existir una ley al respecto, esas curules deberían quedarse desocupadas durante los cuatro años. Nadie cobrando sueldos ni pensiones millonarias. Nadie vendiendo sus votos al ejecutivo. Nadie disfrutando de privilegios, ni escoltas, ni camionetas blindadas durante cuatro años. Esto sí sería revolucionario. Nos convertiría en la democracia más moderna del mundo. El Voto en Blanco se convertiría en un actor político de primera línea en nuestras elecciones. Ejercería un control social verdadero a los partidos políticos que tendrían que esforzarse al máximo por instalar en sus listas muy buenos candidatos. Candidatos sin prontuario delictivo, candidatos con merecimientos y hojas de vida limpia para competir frente al Voto en Blanco. Obviamente, habría que reglamentar que, en ningún caso, las curules vacías podrían superar el 45%, para dejar margen a las corporaciones de legislar con la mayoría  de congresistas elegidos y para no dejar las corporaciones huérfanas o inhabilitadas por sustracción de materia. También tenemos que acabar la remuneración por parte del Estado a los promotores del Voto en Blanco. Desvirtúa su misma filosofía el que algunos avivatos quieran hacerse a un botín económico por estos votos que son eminentemente de conciencia.

Cualificación de las bancadas. Colombia es, con Guatemala, el único país de América que no le exige título de bachiller a sus legisladores. Un exabrupto total si se tiene en cuenta que la misión de los elegidos es, nada más y nada menos que elaborar las leyes que regirán los destinos de 48 millones de personas. De modo que mientras se avanza hacia la total profesionalización del cuerpo colegiado, al menos, deberíamos empezar por obligarlos a que tengan su cartón de bachiller. Eso sí: original y auténtico.

Congreso unicameral. Ya expuse las razones por las que deberíamos tener un Congreso de una sola Cámara, como el que existe en 117 países. Aquí pueden ver las ventajas. Ver link.

Representación genuina de las regiones. Para estas elecciones, los representantes por Bogotá no son de Bogotá. Y así pasa en varias partes del país. En la circunscripción regional se debe exigir el requisito mínimo de haber nacido en la tierra para la cual se quiere legislar, o, al menos, la certificación de que el candidato vive hace un largo período de tiempo en esa región o echó raíces en ella. Esto crea un sentido de pertenencia y no de oportunismo. De este modo, cada departamento podría tener hijos suyos genuinos en el parlamento y no como sucede hoy donde prima el trasteo de votos y el desarraigo de los elegidos por las supuestas entidades territoriales que representan.

Revocatoría automática. Para seguir asegurando su reelección, el Gobierno Nacional presentará en pocas semanas el proyecto de ampliar el período de alcaldes y gobernadores a seis años. Algo inconstitucional porque a estos personajes los elegimos para un período de cuatro años. Pero, como todo en este país, inconstitucional no significa imposible. Si esto sucede, que es muy probable, debería haber un sistema de examen, o revocatoria automática al término del tercer año de gobierno de alcaldes y gobernadores. Una especie de elecciones de mitaca en las que se le consulte al pueblo si aprueban o desaprueban el gobernante al mando. Si aprueban sigue. Si desaprueba se va y se convoca a unas elecciones en todo el país con los gobernantes rajados. Esto se convertiría en el mejor medidor de calidad de gestión y haría que los timoneles de ciudades y departamentos se fajaran en sus cargos.

Voto preferente o listas cerradas. Una reforma debe debatir si los partidos políticos optan definitivamente por enviar listas cerradas a las corporaciones o si se deciden por listas preferentes, pero en ningún caso el sistema mixto que impera en la actualidad y que se presta para confusiones dentro del tarjetón. ¿Cómo se explica mucha gente que en algunos partidos solo exista el logo y en otros el logo y 100 casillas seguidas? Para mí, lo más conveniente es que el tarjetón solo traiga los logos de los partidos y estas envíen listas cerradas a las distintas elecciones. Se critica que en estos casos se pueden camuflar bandidos entre las listas. El problema es para el partido que permita a este bandido integrar sus listas porque la ciudadanía lo va a detectar y esa lista perderá credibilidad.

En una segunda entrega hablemos de endurecer las penas a delitos electorales, la silla vacía por corrupción, licitación internacional para procesar transcripción electrónica de los datos electorales; legislar para meter en cintura a herederos de corruptos y parapolíticos, legislar para hacer viables los mecanismos de participación ciudadana que hoy son letra muerta dentro de la Constitución, legislar sobre formas mas directas de democracia, legislar para impedir que el Congreso siga reformando la Constitución cada que al gobernante de turno se le ocurre una idea que lo favorece y demás puntos de una posible reforma electoral muy necesaria si seguimos aspirando a que algún día en Colombia exista una verdadera y auténtica democracia. Queda abierto el debate. Gracias.

Sigue a Las2orillas.co en Google News
-.
0

Las cuentas del voto obligatorio

Por qué no hay democracia en Colombia

Los comentarios son realizados por los usuarios del portal y no representan la opinión ni el pensamiento de Las2Orillas.CO
Lo invitamos a leer y a debatir de forma respetuosa.
-
comments powered by Disqus
--Publicidad--