Al término de la legislatura del primer de un congreso renovado en un 70% y del gobierno del cambio en cabeza de nuestro presidente Gustavo Petro, me permito hacer esta reflexión ya que se han escuchado voces desde el gobierno y algunas víctimas del conflicto armado, en aventurarse a presentar una reforma a la ley 1448 del 2011.
Recordemos en el periodo legislativo pasado se presentaron 3 iniciativas que reformaban en algunos de sus artículos la ley de víctimas, paso un poco desapercibido por la sociedad aunque uno de los proyectos de la senadora María Fernanda Cabal, lesionaba de forma grave los derechos de las víctimas y pretende cambiar el concepto de restitución de tierras que hasta hoy se ha tenido, en la ley y en las instituciones encargadas de implementarla.
Volviendo al tema central, considero muy inconveniente abrir la puerta de una reforma a la ley de víctimas en este momento, más aun, sabiendo cómo se terminó la legislatura, para nadie es un secreto que con argucias de ausentismo los congresistas hundieron la reforma laboral, salió aprobado un grotesco código electoral, aunque muchas y muchos congresistas de los partidos de gobierno votaron en contra, y como si fuera poco en senado se hundió por falta de la mayoría que exige la ley 5 para los actos legislativos, el proyecto que regulaba la cannabis de uso adulto.
Someter una reforma a una ley que es tan vital para la reconciliación y la paz, aun congreso así, es un enorme riesgo y generaría una gran frustración en la población víctima del conflicto armado, me atrevería a decir que esto sería una manera de re victimizar a los nueve millones de personas que estamos incluidas en el registro único de víctimas, invito a las víctimas, a la directora de la unidad para las víctimas (Patricia Tobón), a los congresistas CITREP, a hacer un análisis minucioso antes de aventurase a una responsabilidad de ese calibre, ahora bien si el gobierno en este mes de receso legislativo logra recomponer las mayorías en el congreso, y dentro de esos acuerdos de recomposición, incluyen un proyecto conciliado con todos los actores en especial con las víctimas del conflicto, las cosas podrían salir mucho mejor, porque de lo que si estoy seguro es que la reforma es necesaria, pero la confianza en un congreso que NO se ha comportado a la altura de los cambios que reclama la sociedad colombiana, genera muchas incertidumbres.