Ante los últimos acontecimientos, donde venimos siendo testigos, del peligroso rumbo que están tomando las altas cortes, politizadas por grupos de extrema derecha, actuando en contra de la Constitución Política y pisoteando lo poco que queda de la -majestad de la justicia-, se hace casi obligatorio una reforma a la justicia.
La Reforma Judicial implica una renovación estructural, para generar una justicia más ágil y eficiente, alineándose con los cambios sociales y culturales generados en los últimos años, y para cumplir los llamados de la sociedad Colombiana de una justicia expedita, transparente y honesta.
Algunos que se creyeron "dueños del país" durante décadas y cuyos delitos siguen en la total impunidad, resultado de la -politización de la justicia-, argumentan que, un avance en tal sentido sería un ataque a la democracia, y que una reforma sería un riesgo para la vida jurídica del país.
No hay tal, una reforma a la Justicia, será la oportunidad para que gente proba, honesta y respetuosa de la ley y la Constitución, llegue a esos Estrados hoy, vergüenza de la nación.
¿Pero quién elige a los magistrados y magistradas de las altas cortes? Son elegidos por la misma corporación de listas conformadas por el Consejo Superior de la Judicatura, para periodos individuales de ocho años.
O sea, tú me eliges, yo te elijo, un círculo vicioso que le ha hecho mucho daño, a la democracia Colombiana.
Los "cambios de agenda" para abrir el camino a un -golpe blando- al primer gobierno de izquierda, ya están en marcha y vienen de los llamados "guardianes de la Constitución y la ley"
Pero... ¿cuál es el temor a una reforma judicial?
Estas reformas tienen como objetivo aumentar la eficiencia, la transparencia y la eficacia del sistema de justicia, garantizando que defienda el estado de derecho y proporcione justicia justa y oportuna a todos los ciudadanos, esto es lo que genera el verdadero pánico entre los grupos de extrema derecha que hoy regentan para desgracia de los Colombianos, la maltrecha y manoseada justicia.
La majestad de la Justicia surge de la altura y consistencia ética y profesional de los fallos de los tribunales y jueces, y no únicamente de su origen, por importante que sea.
Las acciones del -grupo político de Ultraderecha- denominado Consejo de Estado dejan un sabor prepotente y desusado. Y su conducta definitivamente no está a la altura de un Estado de Derecho con pretensiones pluralistas como debería ser.
En resumen, la reforma a la justicia, no sólo es una necesidad, sino una oportunidad, para restablecer la confianza en un sistema que debería, estar al servicio de los ciudadanos y no, del grupo político que los hizo elegir. ¿Majestad de la justicia, en dónde estás?