Como bien es sabido por todos los ciudadanos se acercan las elecciones, y con ellas un sinfín de hechos por parte de los candidatos para salir electos y triunfadores luego de una inversión de millones de pesos a sus respectivas campañas; ahora bien nuestro deber como ciudadanos sería el de elegir la persona adecuada para velar por los intereses del pueblo y ejercer de acuerdo a la autonomía que le da el Estado de la República Colombiana las funciones constituyente y legislativa; de control político y público; judicial, electoral, pero cuándo se trata de elecciones para Congreso de la República y Parlamento Andino (pasado domingo 9 de marzo) y para Presidencia de la República (el próximo 25 de mayo) el colombiano actúa como hincha de un partido político en particular, sin tener en cuenta o ni siquiera saber las propuestas y programas de los candidatos, sin embargo no quiero desmeritar a aquella parte de la población colombiana que hacen valer sus derechos como ciudadanos debido al descontento con la política nacional, la corrupción o las malas decisiones tomadas por aquellas personas que representan nuestros ideales.
El sistema de elecciones en nuestro país se corrompe con facilidad debido a que es un sistema frágil y la jurisprudencia que lo protege casi nunca se aplica con éxito, a pesar de que en varias elecciones se ha comprobado la compra de votos y suplantación de electores, con la intención de llegar al poder de manera ilegal las consecuencias legales por realizar esto pocas veces pasan de la fase de denuncia o investigación, aunque no podemos deslegitimar el sistema electoral colombiano, pero estos problemas deben ser solucionados y requieren de políticas fuertes que impidan la tan sola intención de hacer fraude, porque estos son problemas reales que deben ser solucionados y requieren de decisiones política, en las cuáles se mantenga un entorno de instituciones inclusivas basado en la competencia y democracia ejercida por todos los ciudadanos para mantener instituciones inclusivas que creen los incentivos necesarios para regular e impedir que se concentre el poder en pocos.
Las campañas electorales solo ponen en evidencia el clientelismo, y la combinación de política y corrupción, porque son muy pocos los candidatos que han dejado tanta parafernalia para sentarse a hablar acerca de sus proyectos y posibles propuestas para realizar un eventual cambio; por el contrario, en su gran mayoría que asistieron a este tipo de debates en las principales ciudades para hacer campaña política, solo hacían alarde de que en ellos está el cambio y que ellos representan lo que el país quiere, pero realmente es aún más triste ver una cantidad de políticos poco ilustrados, en lo que respecta a la oratoria y desenvolvimiento en público, y eso que no quiero hablar de la conexión y la expresión corporal cuando se presentan sus ideas ante los posibles votantes.
En Colombia los partidos políticos obedecen a grupos familiares y económicos más que a ideales, son excluyentes, privilegian a unos grupos de la sociedad por encima de otros y concentran el poder en una élite que actúa para su propio beneficio, pues se les permiten ingresar a estas instituciones políticas en la mayoría de los casos a familiares de personas cuestionadas políticamente por hechos que son condenados por nuestras leyes, sin embargo se apegan de expresiones como que los delitos de sangre no se heredan, pero terminan heredando, mediante hechos fraudulentos la tan anhelada curul, lo que quiere decir que primero los votos que la moral. Pero sinceramente ¿dónde se encuentra la democracia, el desarrollo y la libertad de opinión de nuestro país? Estará en el ciudadano que vende su conciencia a cambio de una retribución económica, o estará en el ciudadano que no sale a las urnas a ejercer su derecho al voto, o estará en aquellos políticos que para bien o para mal representan aquellas minorías y solo se acuerdan de los más desamparados por el gobierno en épocas de elecciones.
La verdad todo esto tiene su respuesta y se resume en una sola palabra Educación, aunque en muchos casos los encargados de crear las leyes a favor de la comunidad son los que las incumplen; muchos ciudadanos en vez de denunciar estos hechos acolitan todo tipo de actitudes y no ejercen su derecho del voto, o mejor dicho al cambio, el cambio que sería posible si cada ciudadano colombiano se informa y se elaboraran políticas para que todos tengan acceso a la educación y a las leyes que permiten a una comunidad funcionar correctamente, empezando por la primera infancia, y así tal vez se generaría un mayor impacto hacia un país democrático. Sin embargo no podemos desmeritar a aquellos ciudadanos que velan por la seguridad, eficacia y el conteo de los votos a través de la Misión de Observación Electoral u otros entes de control electoral y todos aquellos ciudadanos que ejercieron su derecho al voto y fueron fieles a sus ideales.
Ya para terminar, es bueno que en nuestro país se creen más debates para que las personas conozcan acerca del sistema electoral, así mismo conocer las principales dificultades del escrutinio y conocer los programas de los candidatos para votar con conciencia y no caer en la transformación de votos en curules o castas regionales, que es la actual preocupación de las elecciones por muchos vacíos de contenido en las propuestas de los candidatos.
