Haciendo dos salvedades, la abstención es mayor del 50% del universo electoral y el número de votos nulos supera 1.2 millones, la democracia más antigua de América no es un ejemplo destacado. Procedo con una reflexión personal.
El país está cada vez más polarizado y los extremos no van a ir a buscar el centro, es el centro el que deberá de ir a buscar los extremos para lograr un ejercicio real de poder. Y el que capitalice esa fórmula será el bando que logre “gobernar” los próximos 4 años.
Contrario a lo que dicen la mayoría de los análisis de centenares de “politólogos de redes sociales”, la división entre un proyecto securitizador y autoritario —para no hablar de derecha— y un proyecto progresista y modernizador —para no hablar de izquierda— hoy está más palpable que antes.
Inicio por las consultas interpartidistas. La Gran Consulta por Colombia, que vinculaba a Duque, Ramírez y Ordóñez, obtuvo alrededor de 6 millones de votos, con un holgado ganador: Duque, y el Centro Democrático, y más precisamente Álvaro Uribe Vélez. Ramírez nunca se ha sentido incómoda estando en segunda línea y ahora es la fórmula vicepresidencial de Duque.
La Consulta por la inclusión social y la paz, la ganó Gustavo Petro frente a un desconocido Carlos Caicedo. Casi 3 millones de votos obtuvo esa consulta. Nada despreciable para una izquierda siempre dividida.
Hasta allí, los dos proyectos de país más dispares no dicen mucho más allá que hay que dudar de esas votaciones:
1. Muchos votos de la Gran Consulta por Colombia fueron voto-sabotaje en contra de Duque y por Ramírez, entonces los 1.5 millones que logró la exministra de Defensa yo los pondría en duda. Igualmente no son votos directamente endosables a Duque, Cambio Radical también tuvo que haber puesto algo en esa consulta.
2. El caudal de Álvaro Uribe Vélez no sube más de ahí, lo ha demostrado hace 4 y 2 años.
3. Petro no se puede conformar con los casi 3 millones de voto que alcanzó la consulta que él ganó, pero tampoco se va a descolorizar por lograr más en una primera vuelta.
Las elecciones a Congreso plantean un escenario donde el proyecto securitizador y autoritario podría ir firme, sin embargo hay que ver el detalle. Álvaro Uribe, logró, él solo 800 mil votos y otros 500 mil los votos solo por el partido. Claramente sin el cabeza de lista, dicha colectividad no hubiera sacado tanta votación. Eso quiere decir que mientras Colombia más rápido se adecue a la idea que Uribe es como Fujimori en Perú o Chávez en Venezuela, más estrategias podrá encontrar para contenerlo. Es la institucionalidad influida por un solo hombre que ni enfermo, o preso, o después de muerto dejaría de ser un bastión simbólico importante. En la cámara amplió su presencia, constituyendo la primera fuerza en el Congreso con 51 curules.
Cambio Radical es la segunda fuerza en el Senado. Esto amplía el correlato del hombre fuerte, de la clientela sumada con la corrupción y lo transferible que son nuestras elecciones. Pasa de 9 a 16 Senadores. Todos sus votos endosables a Germán Vargas Lleras, que es tan oligarca como Santos y tan autoritario como Uribe: lo más ruin de los últimos dos presidentes.
El Partido Conservador Colombiano logró 15 gracias a sus maquinarias electorales regionales, sin embargo no ha encontrado unanimidad frente al apoyo presidencia y sus votos se podría dividir en 3: Duque, Vargas Lleras y De La Calle (tal vez). Junto con el Partido de La U, que fue el mayor perdedor, son los comodines, aunque nadie va a lograr todos los votos de cada colectividad al no tener unión de mando a nivel nacional.
El Partido Liberal Colombiano perdió senadores y representantes, pero es la segunda fuerza política en el Congreso debido a los 35 puestos que conserva en la Cámara Baja. En total suma 49 congresistas y es fuerte en las regiones. No todos los votos se endosarían directamente al estadista Humberto De la Calle, y podría haber fugas sobre todo a las toldas de Vargas Lleras. El Partido Liberal como colectividad debe conservar las banderas del posacuerdo para lograr formar mayorías con los sectores alternativos, aunque éstos no ven con buenos ojos las maquinarias rojas. De la Calle es fuerte en sectores de clase media formada, profesional y maneja un voto de opinión considerable. Tal vez la mayor disonancia entre los votos al Congreso y los que puede sacar el candidato presidencial de ese partido está en el Liberal.
El Partido de la U, el gran perdedor. Pasó de 21 a 14 senadores, no tiene unidad que integre a todo el país y es más un “partido federado” o de regiones que cualquier otra cosa. Tal vez es el que más alto va a vender su adhesión a algún candidato presidencial, puesto que siempre se ha movido por vocación de poder, y nunca por ideología, está donde están los puestos, la burocracia, el presupuesto. La paz en verdad nunca le importó más de lo que le importó la guerra, por eso puede coger para cualquier bando: Duque, Vargas Lleras, De la Calle, o hasta Fajardo (difícil que los dejen entrar los impolutos).
A partir de este punto, las fuerzas alternativas hacen su arribo: la Alianza Verde, que al igual que el Centro Democrático se apalancaron principalmente de una figura más simbólica que otra cosa: Antanas Mockus. Él es un tótem y ser el segundo senador más votado lo demuestra, no es lo que puede hacer, que no es mucho, sino lo que representa: Ética, transparencia, cultura ciudadana y cívica. 10 senadores, impulsados la mitad por Mockus es interesante. El Polo Democrático Alternativo, sin mayores sorpresas se mantiene en 5 senadores, son de desatacar: Robledo, Maya y Cepeda. La lista de los Decentes que es un compendio de pequeñas pluralidades alternativas afines a Gustavo Petro, logró 4 senadores entre los que se destaca Gustavo Bolívar sobre todo por su posición anti-uribista (no cualquiera promete en campaña meter preso a Uribe). Y Mira conserva sus curules y son 3 senadores que alientan el ejercicio democrático de las minorías en un conjunto ordenando y disciplinado.
Estos “alternativos” están entre Fajardo y Petro, se pueden dividir mucho las cargas y no lograr que ninguno de los dos pase a segunda vuelta que hoy está, virtualmente, en manos de Duque y Vargas Lleras, no por lo que han logrado en Congreso, sino por lo que pueden lograr con las alianzas con el Partido Conservador y el Partido de la U, ambos amantes acérrimos al poder y al dinero, porque de ideales y rutas ideológicas poco.
Planteado así, el riesgo para el proyecto progresista y modernizador es que ninguno de la triada De La Calle, Fajardo, Petro logre pasar a la segunda vuelta, y los que representan el proyecto securitizador y autoritario queden ambos, Duque y Vargas Lleras, en segunda. En ese escenario los logros en materia social, aunque pocos son destacables, retrocederían y la asignatura pendiente de Colombia: la paz sería una revolución siempre aplazada.