Reflexión de una discapacitada sobre los comentarios discriminatorios

Reflexión de una discapacitada sobre los comentarios discriminatorios

Por: Diana Garavito Escobar
febrero 11, 2014
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Reflexión de una discapacitada sobre los comentarios discriminatorios

Mi nombre es Diana Garavito, soy una mujer de 39 años, diseñadora industrial egresada de la Pontificia Universidad Javeriana y candidata a Magister en Discapacidad e Inclusión Social de la Universidad Nacional de Colombia.

Como ciudadana colombiana y persona con discapacidad he vivenciado en varias ocasiones de mi vida procesos de exclusión al querer ejercer mis derechos como cualquier persona en escenarios como el acceso a la salud, a la educación, al trabajo, al transporte, al ocio y al entretenimiento, entre otros. No por lo anterior me considero una víctima ni tampoco una heroína, simplemente una mujer que gracias a su fuerza de voluntad, al apoyo de su familia, amigos y a la lucha constante por hacer valer su individualidad y sus derechos, ha podido lograr la mayoría de las metas que se ha propuesto por difíciles que éstas hayan sido.

Hoy me siento en la obligación de expresar mi punto de vista con el mayor respeto, en relación con las discusiones que se han generado alrededor del tema de la discriminación de la que somos objeto las personas con discapacidad en ciertos espacios, para dejar claro lo que esta actuación ha evidenciado.

La situación que se presentó no es más que el reflejo de la realidad que experimentamos día a día las personas con discapacidad y todas aquellas que pertenecen a diferentes grupos de población, que por sus distintas condiciones estructurales (etnia, género, edad, condición social, desplazamiento, entre otras) ven vulnerado el ejercicio de sus derechos como producto de actuaciones discriminatorias que se ven reflejadas en la subsecuente exclusión.

Es indudable que el imaginario social acerca de las personas con discapacidad y de los diferentes grupos de población que históricamente han sido excluidos, necesita seguir siendo transformado. Este debe dejar de enfocarse en aspectos como la limitación, la carencia, la anormalidad, la enfermedad, el pesar, y la lástima, entre otros, para dar paso a la mirada de la capacidad, las potencialidades, la diversidad, de manera que no se sigan perpetuando comportamientos que atentan contra la integridad, la dignidad y la participación de las personas en su rol de ciudadanos dentro de la sociedad.

Se nos olvida por momentos que los seres humanos somos diversos por naturaleza y que tenemos el derecho a ser diferentes, sin que por esto sean vulnerados los derechos que todos tenemos la potestad de ejercer.

Colombia pasa por un importante momento histórico en busca de la paz que tanto anhelamos. El proceso para lograrla viene construyéndose a través de espacios de diálogo mediados por el respeto frente a las diferencias que nos han distanciado por tantos años, con el firme propósito de llegar a acuerdos en donde estén presentes las voces que han sido silenciadas por muchas décadas.

Ha sido importante dentro del desarrollo del proceso de paz, el reconocimiento de las víctimas y la búsqueda de la reparación de los daños que les han sido causados, para así lograr sanar las heridas, olvidar y perdonar de corazón, dando inicio a la nueva historia de un país de todos y para todos.

Debemos prepararnos para dejar de lado todas las prevenciones, individualismos y resentimientos que nos han hecho tanto daño, para pensar en ese otro diferente a mí, poniéndonos en su lugar; para así comprender que tenemos los mismos derechos y que ninguno es más o menos que el otro.

Cabe destacar la importancia de toda la movilización que se generó alrededor de las actitudes excluyentes y discriminatorias, en donde se expresó el descontento de un gran número de ciudadanos que expresaron su indignación por el tema en relación con las personas con discapacidad.

Aunque se visibilizó la cotidianidad de la exclusión, se necesita que más allá de la discusión mediática se realicen acciones puntuales que propendan por la construcción de una sociedad incluyente en la que los grupos de población que vienen siendo excluidos de las dinámicas sociales, políticas y económicas, tengan una participación activa, ejerciendo su ciudadanía. Como lo expresó Hannah Arendt, el significado de la ciudadanía está representado en el derecho a tener derechos.

Las personas con discapacidad y a quienes de una u otra manera somos discriminadas, nos sobran las voces de aliento a través de la compasión y el oportunismo del que hemos venido siendo objeto para que otros saquen provecho de la situación. Lo que necesitamos no son favores sino oportunidades de participación en las que se vean reivindicados nuestros derechos.

En esta batalla campal que se originó con los comentarios desafortunados en relación con las personas con discapacidad, en donde quienes expresaron tanto su inconformidad como su aprobación recurrieron a la agresión como mecanismo de defensa, dejaron muy poco que desear acerca de cómo actuar ante situaciones como esta.

Fue evidente la falta de respeto por la opinión del otro, así ésta no se comparta. Esa no es la manera correcta de crear conciencia, de sensibilizar y de dar una lección acerca del tema de la inclusión. Necesitamos calmar los ánimos y manifestar de manera objetiva el desacuerdo.

Es absolutamente necesario que hablemos del tema de la inclusión, para educar desde la primera infancia, para que adicionalmente logremos desde niños tener la oportunidad de vivir y de compartir con personas diversas, para que así sea posible experimentar en carne propia lo que significa el verdadero valor de la diferencia.

Se manifestó también que nos es muy fácil juzgar las prácticas erróneas que cometen los demás. Pero, ¿cómo juzgamos nuestros propios comportamientos?

Es la oportunidad para recapacitar acerca de nuestras actuaciones. ¿Son mis actitudes incluyentes frente a las personas que son diferentes a mi?, ¿qué hago yo por la construcción de una sociedad más incluyente desde mi campo de acción?, ¿qué puedo hacer por la construcción de la inclusión educativa, laboral y social de la población excluida?

La problemática de la discriminación y la exclusión social no es sólo una cuestión de quienes la vivenciamos, es una cuestión de todos los que hacemos parte de la sociedad.

Apostémosle a la inclusión de manera que podamos participar todos en su construcción y en el disfrute de una sociedad en paz en la que se respeten las diferencias de los ciudadanos que la conforman.

Que podamos tener, ojalá muy pronto, la oportunidad de evidenciar todas aquellas acciones en pro de la inclusión social, las cuales se reflejan en una sociedad que viva en armonía, feliz y en paz.

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