Voy a ser directo: tu artículo es chocante, despreciable, clasista pedante y me dice más sobre tu mundo reducido a etiquetas, y la forma en que lo afrontas, que de la palabra que quieres definir.
No hace falta decir que hablas en broma, pero ante una maraña de frases de este tipo es necesario tener siempre presente una cosa: que cada una de esas supuestas bromas sostienen todo un entramado de ideas que, desgraciadamente, se dan muy bien en este país. Una de esas es la que nos recuerda Santiago Arias en muchos episodios de “Los puros Criollos”, un programa de Señal Colombia: Este es un país de arribistas.
De arribistas como tú, señor, que piensan que hay una manera estéticamente correcta de vestir, comer, hablar, e incluso de vivir. Que creen tener unas ideas correctas sobre el mundo, pero que no llegan a tocar en lo más mínimo lo fundamental y que seguramente las dicen por decir, por llenar texto.
Por ejemplo, cuando nos hablas de reconocer a tus llamados ñeros como un problema ,y nos planteas una solución a eso: “Más bibliotecas en los barrios marginales, más presencia distrital con programas deportivos y culturales, educación sexual en las comunas, campañas efectivas contra el consumo de drogas y el desarme”. Suena bonito, ¿verdad? Pues no. O no de la forma en que te atreviste a decirlo, no para tus propósitos. ¿Qué sentiste al proponer esto? ¿Te sentiste el padre de los desahuciados? ¿Creíste solucionar el problema?
Lo siento, no es así. O no lo es tanto. El problema que planteas es superficial y es solo tuyo (“los ñeros”), en todo caso; tu manera de ver a cada persona por las calles y ponerles una etiqueta en la frente, o en la ropa, porque no es “La coast” y tampoco una imitación, ¿verdad?
No puede ser una solución porque parece, con ese esperpento de artículo que escribiste, que no sabes nada sobre nadie, que no conoces la ciudad en la que vives y mucho menos a las personas. ¿Sabes que los barrios de Bogotá con menores recursos (los “invasores”), en donde aún hoy no hay unas condiciones dignas para vivir, es producto de ese conflicto armado de esta nación que, tan arribista como tú, lo negó por tanto tiempo? ¿Sabes que hay lugares en los que aún hoy no llega agua?, ¿que las oportunidades que da el estado son tan mínimas –y la propaganda tan mentirosa- que cada día muchas personas se lanzan a las calles a buscar una forma de sobrevivir, ¿y que la tan aclamada “cultura ciudadana” de la que alardeas es también una forma de mantenernos mansos, sin fuerzas, y que nos obliga socialmente a proteger a los que ostentan el poder, muchas veces sin si quiera darnos cuenta?
Señor Andrés, sucede algo en esta ciudad que se aleja de tu mundo de etiquetas y marcas de ropa reconocidas; un lugar que es violento con las personas y que hace que ellas se apropien de esa violencia, que reaccionen aún sin tener una mínima idea de por qué lo hacen. Un lugar que a pesar de maltratar a las gentes, espera que ellos sean lo más pasivos posible. Porque no es posible vivir de una manera tan tranquila en un cuarto de dos por tres y con la amenaza continua de la limpieza social, ni trabajando diez horas (o doce, si aumentamos el tiempo que pasamos en los buses) y saber que quienes hacen posible este mundo sean personas como tú.
Primero quítate ese mundo cuadrado de tu cabeza para luego dar alguna solución. Sólo creo que debería ser así, aunque yo no sé mucho de soluciones.
Recuérdalo, por favor:
No más estereotipos.