Desde el 2008 hasta el 2014, Brasil vivió el caso de corrupción de la petrolera estatal Petrobrás, donde todo el país quería ser participe-- de cualquier forma-- de la junta directiva o el grupo de accionistas de la compañía. Fue así como se vieron involucrados diferentes ministros de minas, presidentes de las cortes y senadores de diversos partidos políticos como el Partido Progresista y el Partido de los trabajadores (El partido de gobierno). Estos actos de corrupción produjeron el desvío de fondos del Estado, llegando a tener un desfalco de 500 mil millones de Reales, lo que provocó un gran daño patrimonial que no solo afectó a los responsables y el gobierno de turno, sino que generó la suspensión de proyectos de desarrollo social e industrial en el país para tapar el hueco en la economía que dejó el mayor desfalco en su historia.
Ahora, refiriéndonos a la coyuntura nacional, el caso de la Refinería de Cartagena, Reficar -- perteneciente a la petrolera colombiana Ecopetrol-- no es nada distinto el que padeció Brasil. El principal contratista para realizar la modernización de esta refinería fue la compañía holandesa Chicago Bridge and Iron, mejor conocida en estos días por sus iniciales CB&I, y quien demoró la construcción de la obra de infraestructura industrial y petrolera que ha tenido el país entre el 2010 y 2015.
Todavía ni siquiera se sabe qué tema legal toma de fondo para encaminar a los principales culpables de este detrimento patrimonial que asciende a 4 mil millones de dólares, donde no solo está este delito al que el contratista quería huir de Colombia --declarándose en quiebra ante los entes de control con la supuesta de 52 mil millones en pérdidas y que estaba por debajo al capital suscrito en un 50%-- sino un posible caso más de corrupción de los que han habido en el país. Frente a esto, las magnitudes desproporcionadas y donde se involucraría la junta directiva de Ecopetrol, en cabeza de su presidente Juan Carlos Echeverry, el representante de Reficar y los ministros de minas desde el año 2010, e inicio de la administración Santos, porque, aunque sabían de los sobrecostos presentados por CB&I, decidieron seguir con el contrato sin tener en cuenta los dineros de la nación al no residir el contrato a tiempo con el contratista.
Tanto en el caso colombiano como en el brasilero, los afectados no son las grandes élites políticas. Todo lo contrario, estas acomodan de manera parsimoniosa lo que más les convenga . Pero la sociedad colombiana es la gran perjudicada. Solo para poner un ejemplo, con los 4 mil millones que se encontraron de más en los costos de Reficar se pueden construir tres lineas de metro ( subterráneo) en Bogotá. A su vez, con este acto de corrupción, se dejan de construir miles de viviendas de interés social, miles de colegios estatales para seguir implementando la jornada de educación, y muchos, muchos, pero muchos beneficios más que traería ese dinero para temas sociales.
Por último, luego de todo lo sucedido con la refinería de Cartagena me pregunto, ¿Quién va a responder por el sobre costo de la obra? ¿Cuánto nos demoraremos en reponer el detrimento patrimonial? ¿Por qué la sociedad siempre tiene que pagar las improvisaciones, temas de corrupción, y las demoras con impuestos nuevos o aplazamiento de desarrollo en nuestro país?
