La senadora del partido “liberal” Viviane Morales, una mujer defensora de lo que ella considera una familia idónea, ha dado mucho de qué hablar en los últimos días en redes sociales, y en diferentes medios de comunicación nacional. Pues Viviane está promoviendo un referéndum en contra de la adopción homosexual, que brindará a los ciudadanos la oportunidad de decidir entre aprobar, o rechazar que las parejas homosexuales adopten niños. Se podría pensar que esta sería una forma “democrática” de resolver dicho dilema, pero temo que sea todo lo contrario.
El tema cultural jugará en contra de la adopción homosexual, pues en Colombia gran parte de la población es religiosa, por esa razón discursos inspirados en los versículos de la biblia, toman gran fuerza entre las masas. Además el tabú hacia personas homosexuales no se ha destruido del todo entre los ciudadanos, pues aún se siguen presentando casos de segregación, y bullying contra la población LGTB. En el peor de los casos este referéndum podría revivir la división del país que se dio con el plebiscito por la paz, generando mayores índices de intolerancia entre los ciudadanos.
Además de que el pueblo colombiano es tradicionalista, le sumamos el hecho de que se deja manipular fácilmente por ideas con un alto contenido de discriminación, y de odio (como paso con el plebiscito por la paz). Tenemos el escenario perfecto para que los partidos políticos como el conservador usen esto a su favor, apostando en contra de la adopción homosexual, con el fin de ganar simpatía entre los votantes. Es así como tenemos una competencia “algo” desequilibrada; pues las personas pertenecientes a la población LGTB son minoría en el país, que no los representa ningún partido político en específico, y por ende dicho referéndum se asemejaría a una lucha entre un gato y un ratón.
A pesar de que el referéndum es un arma importante de la consulta popular, no creo que se deba usar en estos casos, pues considero el tema amerita que se desarrollen debates en el congreso, con pruebas contundentes basadas en estudios científicos, pensando en los niños que no tienen un hogar, y no en la destrucción de los valores cristianos. Es importante recordar que según la constitución de 1991, Colombia es un Estado laico, y por ende la política está totalmente desentendida de la religión.
Con esto no quiero decir que los ciudadanos no estén en capacidad de tomar una decisión trascendental para el país, pero si quiero dar a entender que se está promoviendo una elección con gran desventaja para la población LGTB; ya sea porque son minorías, o por el tema cultural. Solo espero que la propuesta no sea aprobada, de lo contrario se deberán esperar algunos años, para que las nuevas generaciones de mente más abierta, y con menos apego de los tabú, tomen las riendas del país, y contribuyan a la construcción de una sociedad más equitativa.