En un sesudo y sensato documento de ocho páginas,el excongresista y exministro Parmenio Cuellar Bastidas mete el dedo en la llaga de la política colombiana. También, convoca al constituyente primario para que mediante su apoyo elija a un candidato a la presidencia de la república que en su programa incluya un referendo que permita nuevas elecciones del congreso, cerrando o clausurando el elegido en las elecciones del 2018. Las razones son válidas pues para nadie es un secreto que el congreso de la república se encuentra desprestigiado debido a su nefasta manera de legislar.
El Congreso vive en un concubinato incestuoso con el ejecutivo y la rama judicial. “En Colombia la democracia está secuestrada por la política tradicional, que no ha permitido que las elecciones sean un verdadero 'proceso de reflexión colectiva'”, como dijera Galán. Los partidos tradicionales y la clase parlamentaria han impedido que el Congreso cumpla con su misión de ser el foro donde se discutan los grandes problemas del país y se formulen soluciones en función del interés nacional. Son muchos los males que lo carcomen: clientelismo, feria de votos y compra de chequeras, concubinato incestuoso entre el ejecutivo y el congreso, males que se extienden como cáncer por todo el país obligando a practicar la corrupción por los actores de la política colombiana.
Por otra parte, este cáncer hizo metástasis en los organismos de control y vigilancia por una sencilla razón: “Fiscalía, Contraloría, Procuraduría, Defensoría y Consejo Nacional Electoral son ahijados mal nacidos de esta práctica perversa, que ha contribuido a una creciente impunidad y a la pérdida de legitimidad de nuestras instituciones”. Salvo uno o dos casos excepcionales los parlamentarios se apoderaron de las entidades públicas, de los órganos de control, de la misma rama de la justicia practicando un concubinato perverso que los vuelve ilegítimos y bastardos. Y es el pueblo quien sufre las consecuencias pues la justicia le es ajena, el empleo una dadiva del político de turno y la educación o la cultura un fenómeno lejano e inalcanzable.
En este panorama o caldo de cultivo la forma de hacer política en Colombia va de la mano de la corrupción. Los grandes capitales que se invierten en campañas se recuperan en los negociados o coimas recibidas en los grandes contratos de la nación; la impunidad reina por cuanto quien debe investigar fue elegido por sus investigados resultando una justicia laxa con los actos de corrupción y con los corruptos. Miles y cientos de recursos se pierden o se dejan de invertir quedando niños sin escuelas, ciudadanos sin hospitales, poblaciones sin vías, proyectos sin recursos y hambre y miseria por todos los rincones de la patria. Elegir a los mismos y de la misma forma resulta un acto de locura inconcebible en estos momentos de la historia en los cuales la paz empieza a germinar.
En consecuencia y como lo expresa Parmenio Cuellar Bastidas en su documento, la única salida que nos queda a los colombianos es un REFERENDO que nos permita una salida viable y digna al conflicto que genera la actual forma de hacer y concebir la política en Colombia y, en consecuencia, se debe pensar en un candidato a la presidencia de la república que en su programa incluya este mandato popular. Así lo expresa Parmenio Cuellar Bastidas en el punto IX de su valioso documento: “CONVOCAR INMEDIATAMENTE A NUEVAS ELECCIONES DE CONGRESO, en las cuales no podrán ser candidatos quienes sean electos en los comicios de 2018, como tampoco sus cónyuges y sus parientes dentro del cuarto (4 º) grado de consanguinidad y segundo (2º) de afinidad. Igualmente, no podrán ser candidatos quienes hubieren sido miembros del Congreso con anterioridad”.
Veremos si el pueblo es digno y presenta batalla electoral y política contra una casta que es culpable de la actual situación de hambre y miseria del pueblo colombiano o, si por el contrario, continúa sometido a los dictámenes de sus mal llamados dirigentes. La propuesta es sería y viable y únicamente acabando con este concubinato y amancebamiento podremos vislumbrar un nuevo horizonte en la historia del pueblo colombiano.