Ocurrió lo esperado, gases, palos y sangre; no se podía esperar menos de un pueblo holgazán y gandul que se deja lavar el cerebro por líderes astutos y casi tan corruptos como los nuestros.
Soy colombiano y español, siento las dos patrias como propias, las dos me duelen y las dos sufren de males similares.
¿Usted, lector, recuerda aquel absurdo discurso de Antioquia Federal? No el de hace poco, el que de verdad había tomado fuerza y buscaba la absurda independencia de Antioquia; pues algo así está pasando con Cataluña en mayores dimensiones.
Gobernadores corruptos y ciudadanos que se creyeron el cuento de ser un pueblo superior; idea tan descabellada que espera que Barcelona (una ciudad repleta de “giris” y “okupas” apoyados por la alcaldesa Ada Colau) sea quien mantenga la deseada República de Cataluña.
No hace falta ser un doctor en economía ni la persona más leída del planeta para preguntarse con qué moneda se va a tranzar al día siguiente de la independencia o de qué va a vivir la ciudad, pues no es secreto que la mayoría de empresas con sede central en Barcelona anunciaron un plan de contingencia para su traslado a Madrid en caso de que la independencia sea un hecho.
La Unión Europea también aseguró que en caso de que esta se cumpla, Cataluña no haría parte del grupo y es bastante difícil que pueda entrar en el futuro.
A quienes le gusta el fútbol, el FC Barcelona también fue avisado de que sería automáticamente marginado de la RFEF y no podría disputar La Liga; aun así siguen apoyando la independencia como si por nombre pudieran disputar la Champions. No sé qué pasaría con el segundo club más valioso del mundo teniéndose que conformar con jugar una liga catalana con un único rival, el Espanyol.
Ayer, todos los medios se llenaron de videos mostrando la paliza que le dio la Guardia Civil y la Policía Nacional a los catalanes, cosa que me repugna en este y cualquier Estado; en Twitter se vio de todo, fotos de 2012 denunciando actos de hoy, al igual que videos mostrando agresiones de los ciudadanos a los cuerpos de seguridad antes mencionados; si usted es de los que critica todo como hobbie le cuento que es mejor ver las dos caras de la moneda antes de juzgar.
Leía personas en dicha red social preguntarse por qué si los españoles odiaban a los catalanes les molestaba la independencia, me quiero hacer cargo de responder esta pregunta. Los independentistas como sucede con cualquier grupo protestante son menos pero más bullosos (después de los hechos de hoy creo que pasarán a ser mayoría), estos buscan lograr sus objetivos sin importar mucho qué sucede con los nacionalistas; pues esos nacionalistas son quienes no quieren la independencia. Si bien la democracia favorece a las mayorías es de alta preocupación para todos que sucedería con estos, algo similar a lo que preocupa en el Brexit pero que a diferencia del Reino Unido, esto terminaría probablemente siendo un desastre.
La Generalitat anunció el conteo de un poco mas de 2 millones de papeletas, menos de una tercera parte de los habitantes de la comunidad; si para usted esto es mayoría espero haga un curso urgente de matemáticas.
Los invito a que se pregunten qué hubiera pasado con Antioquia y Colombia si el departamento se hubiera independizado; sería muy fácil decir que se independicen y se pudran solos; las ganas de independencia se desvanecieron y no se puede negar que la unión de Colombia le ha ayudado a progresar.
¿Es realmente favorable dejar una decisión tan delicada en manos de unos cuantos? Pues se verían afectados un poco más de 46 millones de personas y entre ellos más de 7 millones de catalanes.
¿Se imaginan ustedes a Gustavo Petro convocando a un referendo inconstitucional buscando la independencia de Cundinamarca?
Yo espero que esto se solucione de la mejor manera posible y que el pueblo sea el menos afectado en esta situación.