El 6 de junio de 2021 el presidente de la república expresa que se creará el Centro de Estándares para la Policía Nacional como búsqueda de la idoneidad para los uniformados, la Dirección de Educación y la Dirección de Derechos Humanos.
No entiendo por qué su creación si ya existen estos entes en el organigrama de la Policía Nacional con otro nombre o denominación.
De hecho, todo aquello que tiene que ver con los estándares debe estar establecido en todos los procesos (Planificar – Hacer – Verificar – Actuar - PHVA) determinados en la organización. Los estándares están establecidos por la International Organization for Standardization, en la norma ISO – 9001:2015.
En otras palabras, es un sistema de gestión de la calidad que pueden emplear o utilizar las organizaciones públicas como privadas. La norma apunta a:
- Que los productos o servicios satisfagan los requisitos del cliente, los legales, como los reglamentarios.
- Determinar los riesgos como oportunidades asociadas con sus objetivos como contextos.
- Establecer las conformidades de acuerdo con los requisitos del sistema de gestión de calidad establecidos.
- Incrementar el compromiso del personal.
En virtud de lo anterior no se requiere el “Centro de Estándares”.
Referente a las otras dos direcciones (Dirección Nacional de Escuelas y Derechos Humanos) este proceso es transversal y se encuentran involucradas la Dirección mencionada, la Dirección de Talento Humano, la Dirección de Incorporación y la Inspección General.
Sumado a lo anterior se le cambió el uniforme a los policías, dando a entender que esta decisión mejora el servicio, sin entender claramente que una cosa es la imagen corporativa[1] y otra es su identidad[2].
Dicho en otras palabras, si cualquier miembro o varios de ellos cometen un error, se saltan las normas, procedimientos, abusan de la autoridad u omiten los principios éticos (justicia, honestidad, respeto, libertad, responsabilidad) su imagen se ve afectada, pero su identidad permanece intacta.
Para un mejor entendimiento de la reestructuración de la Policía Nacional de Colombia debemos entender que las organizaciones son estructuras administrativas; per se no tienen poder, por el contrario, a ellas se les dota de este a través de recursos humanos, materiales, financieros e intangibles[3]. Sus metas y objetivos son prestar un servicio o generar un producto a la comunidad, el cual debe ser legítimo y eficiente.
La reestructuración, como su nombre lo señala, es la modificación de una estructura. En términos organizacionales, la identificación de su estructura organizacional está dada por: direcciones, departamentos, seccionales, divisiones, despachos, grupos, etc., que señalan la línea de mando o autoridad.
En otras palabras (analogía) todo lo anterior sería el esqueleto que permite materializar el plan de acción. El plan de acción es el direccionamiento de las actividades humanas, encaminadas a satisfacer necesidades tanto intra como interinstitucional, que se pueden evidenciar mediante los resultados (productos, servicios), que deben obedecer a una visión[4], misión[5], políticas[6], metas estratégicas, procesos, objetivos, actividades, tiempos, valores corporativos, recursos (humanos y financieros), estándares (normas ISO) y su medición (indicadores de gestión), evaluación y análisis.
Concluyendo, toda organización tiene dos (2) factores que influyen en su imagen y aceptación social (legitimidad): la forma estructural y su funcionalidad.
En Colombia, cuando se habla de reestructuración de las organizaciones, supuestamente, esta acción se hace fusionándolas (inclusión) o eliminándolas (supresión).
Cuando se fusionan, permite identificar la improvisación de sus creadores, diseñadores, organizadores y se evidencia con la duplicidad de sus funciones en cada una de estas instituciones, lo que indica una falta de estudio de las verdaderas necesidades de la comunidad y sus formas de dar respuesta. Bajo esta perspectiva, especulando, se podría decir que es una forma de obtener apoyos o favores politiqueros.
Cuando se realiza la supresión de la institución y realizando una tentativa de explicación (hipótesis), es una forma de ocultar procesos, actividades, acciones, productos de esta organización, que pueden incriminar o responsabilizar a alguien (corrupción). Esto se evidencia porque se crea otra institución que cumple las mismas funciones, pero se le asigna otro nombre (Identidad).
Eliminar esta estructura o realizar la reestructuración, como lo dan a entender, es un sofisma de distracción, porque en última instancia es cambiar el nombre a esta estructura, que se creó para cumplir una función social, con resultados simétricos; es decir servir a la comunidad, en general, sin ningún tipo de discriminación.
Entonces, para entender ¿qué es la reestructuración?, se debe asimilar como: 1. Supresión de la estructura, 2. Un cambio, modificación o supresión de su función (para la cual fue creada o fundada), o 3. Supresión de su estructura y su función.
Cuando una institución, organización cumple fielmente con sus funciones, estamos hablando de legitimidad. La legitimidad, entonces es percibida como el accionar justo, ético, moral, valido, confiable, simétrico y razonable. En términos probabilísticos, garantizan la estabilidad, paz, consenso, y percepción de respeto, por parte de las personas (ciudadanía) y asociaciones cívicas, a la organización.
En el escrito titulado la idea de legitimidad en Max Weber, Carl Schmitt y Guglielmo Ferrero de Luis René Oro Tapia[7] se expresa lo siguiente:
“Si los mandatos emanan de una estructura de poder que es considerada legítima, los individuos realizarán preferentemente acciones con arreglo a valores, puesto que obedecerán las órdenes sin mayores cuestionamientos y sin sentir violentadas sus consciencias. Inversamente, si el poder constituido genera acciones con arreglo a fines, se debe a que él es obedecido por conveniencia, por tanto, es ilegítimo, inestable y frágil”
La administración pública se manifiesta o materializada en sus verdaderas funciones, que no son otra cosa que la identificación de una buena democracia. Para lograr estos resultados en cada una de las entidades del estado, esta administración pública, debe ser profesionalizada. Pero, ¿qué entendemos por profesionalizada?
Lo anterior significa, que la función pública o servicio civil es un sistema que funciona por méritos, justicia, que garantiza la limpieza y transparencia de los procedimientos y la eliminación de la corrupción[8]. Sus integrantes deben ser unos garantes de la ética de los comportamientos públicos.
En consecuencia, y como se estableció al inicio de este escrito el poder que se les dota a las organizaciones, cae en las manos de sus integrantes, pues con sus acciones se determina el cumplimiento de las funciones institucionales.
En virtud de lo anterior; el poder, relación causal entre un sujeto activo y uno pasivo, es definido como: “la habilidad y capacidad de hacer que sucedan las cosas”. Es el logro de materialización de las cosas, ideas. Su habilidad está dada en la autoridad que posee el sujeto activo, determinada por sus conocimientos, competencias, valores, moralidad, planeación y legitimidad de sus acciones.
A lo anterior se le debe sumar su contexto, representado en su capacidad, medida por los medios, recursos (costos, beneficios), estrategias y estructura social u organización dentro de la cual se encuentra. En síntesis, el poder se evidencia con una eficiente administración, liderazgo, ética, moral, verdad, justicia y simetría de sus decisiones.
Contrario al poder, en su significado más negativo, se encuentra la dominación, acción arbitraria, unilateral, ilegítima, manipuladora, que busca condicionar el comportamiento de los individuos, mediante refuerzos o estímulos negativos, discursos con argumentos sin sustentación de la verdad. Aquí surge lo que Maquiavelo expresaba “El fin justifica los medios”. Es decir, la voluntad del dominador es la que se debe obedecer.
Visto desde otra perspectiva, la dominación es la antítesis de la libertad de conciencia e identidad, donde la coerción (represión, restricción, inhibición) es la presión que se ejerce para forzar un tipo de comportamiento.
¿Qué se logra con los dominados? La finalidad es que entre ellos no exista el consenso, sembrarles la percepción de impotencia, desesperanza aprendida, aprendizaje vicario, fatalismo, ignorancia, paranoia social (desconfianza), miedo, eliminar el disenso, eliminar la libertad de expresión, etc.
Desde la visión de Freud (teoría psicológica del aprendizaje) es lograr la aplicabilidad del condicionamiento operante, instrumental o análisis experimental de la conducta.
Sintetizando lo arriba expuesto, el poder legítimo debe estar ceñido a las leyes, normas, reglas, que obedecen a las creencias, comportamientos, cultura, como al consentimiento de sus subordinados, a la aplicabilidad pluralista (no discriminación), permitiendo la accesibilidad a la contestabilidad. Contestabilidad que debe ir direccionada a mejorar los contextos de libertad, igualdad, vida, salud, educación, vivienda, trabajo, seguridad, convivencia y de derechos humanos en general.
La legitimidad se evidencia, entonces, con el comportamiento colectivo de la ciudadanía, consistente en el consentimiento de las formas de actuar de las personas que han ejercido el poder, inclusive apoyándolos. A futuro es la ciudadanía la que debe cuidar a los policías, pues son los garantes de la justicia.
El poder en última instancia, es para o sobre. “Para” materializar algo de manera integrativa, o “sobre”, dominar, estableciendo una guerra pacífica.
[1] Percepción que tiene el público, a partir de los productos o servicios de la organización. Beneficios obtenidos. Para este caso la seguridad, libertad y defensa de los Derechos Humanos.
[2] Se manifiesta a través de sus elementos visuales, logotipo, prendas, colores, instrumentos.
[3] Tecnología, cultura organizacional y reputación que por sus productos o servicios consigue.
[4] Es la manera prospectiva de cómo quiere llegar a ser la organización
[5] Es responder a la razón de ser.
[6] Administración de personal, administración del negocio, administración de los recursos.
[7] https://abacus.universidadeuropea.es/bitstream/handle/11268/5039/Oro_Tapia_2002.pdf?sequence=1&isA
[8] Las formas o sistemas establecidos de clientelismo, falsos concursos de méritos (meritocracia), nepotismo y botín político son el caldo de cultivo o contexto de los comportamientos éticamente reprochables.