“Manteniendo inseguro[s] a los trabajadores los tienes bajo control; de este modo no van a exigir salarios decentes ni condiciones laborales decentes, y tampoco el derecho a la libre asociación, es decir, a formar sindicatos. Y a los dueños de la humanidad esto les va bien, ellos van sacando beneficios, pero para la población es devastador”[1]
(Noam Chomsky. “Requiem for the American Dream”. 2015)[2]
“La globalización económica que se inició a finales de la década de 1970 y principios de la década de 1980 ha generado un estado de inseguridad laboral para los trabajadores. Este estado de inseguridad laboral coincide con dos tendencias: la reducción de la participación salarial en el ingreso y la precarización del empleo, ambas observadas en la mayoría de las economías de mercado desde principios de los años ochenta.”[3].
“Muchos de los países pobres han optado por competir en la atracción de la inversión extranjera directa ofreciendo bajos salarios y regulaciones laborales flexibles o inexistentes que permiten y facilitan el libre despido, lo que ha generado una sensación de inseguridad en el empleo”. (Requiem for the American Dream, 2015[4]).
Se destaca entonces, cómo la creciente inseguridad en el empleo es una de las causas más importantes que han provocado que la participación de los salarios en el ingreso se reduzca y que el empleo se precarice.
La globalización productiva y la inseguridad en el empleo que generó coinciden con dos grandes tendencias: la reducción de la participación de la masa salarial en el ingreso y la precarización del empleo, que se iniciaron a la par que la globalización. Estas dos tendencias se han observado tanto en países ricos como en países pobres[5].
Sin embargo, los países emergentes y en desarrollo han experimentado una reducción más pronunciada y acelerada de la participación de los salarios en el ingreso nacional[6] y un crecimiento más rápido del trabajo precario[7], que los observados en los países ricos.
De acuerdo con la OIT[8], en los países emergentes el 46% de los trabajadores tienen empleos vulnerables; esta cifra se eleva a un 76% en los países pobres.
Pero si la globalización productiva y la inseguridad en el empleo que generó están correlacionadas con dos grandes tendencias: la reducción de la participación de la masa salarial en el ingreso y la precarización del empleo, también según la OCDE[9], hay una correlación importante entre un aumento en la desigualdad y una reducción de la participación de la mano de obra indicando que una reducción del 1% en la participación del trabajo en el ingreso conlleva a un aumento de la desigualdad (medido por el índice de Gini) entre un 0,1 y 0,2%.
En América Latina se observa una aceleración del descenso de la participación [10]. Abeles, Amarante y Vega[11],sostienen que:
“(alrededor de 2009), la participación de la masa salarial varía de 24% en el Perú a 56,7% en Costa Rica. El análisis de la evolución de esta participación indica que en la mayoría de los países se produce una caída (8 de un total de 12), con excepción de Chile, Costa Rica, el Paraguay y Venezuela (República Bolivariana de). De los países que evidencian una mejora en el período considerado, el caso de Costa Rica es el más diferenciado, ya que es el único en que se detecta una tendencia creciente y sostenida de la participación de los salarios en el PIB. En Chile, el Paraguay y Venezuela (República Bolivariana de), luego de un incremento importante entre 1990 y 2000, la participación de la masa salarial en el PIB declina en la última década”[12].
De acuerdo con el análisis anterior, Colombia se encuentra entre los 8 países de Latinoamérica en los que se produjo una caída de la participación de la masa salarial en el PIB en el periodo 1990 – 2009, siendo el tercer mayor decrecimiento entre estos 8 (- 5,3 puntos porcentuales) y por consiguiente ocupa el puesto 3 entre los 12 en un ranking de mayor a menor incremento de la desfavoralidad en relación con la participación del ingreso salarial en el PIB en estos países.
Sin embargo, la comparación de desfavoralidad no puede limitarse a los porcentajes de caída de la participación, puesto que sus efectos también están determinados por los valores de partida como de llegada en el periodo de la participación porcentual de la masa salarial en el PIB. Es diferente una caída desde un nivel de participación alto a la misma caída porcentual desde un nivel de participación bajo, los efectos negativos son mayores en este último caso. En este sentido es importante destacar que, Colombia ocupa el puesto 6 entre los 12 (41,4 %) en un ranking de menor a mayor participación del ingreso salarial en el PIB en estos países en 1990, punto de arranque del periodo evaluado y termina ocupando el mismo puesto entre los 12 (36,1 %) en 2009 final del periodo[13].
Al respecto es importante destacar que un porcentaje de participación alrededor de un 35 % del ingreso salarial en PIB coloca a un pais entre los de menor participación porcentual de la masa salarial en el PIB a nivel internacional, como es el caso de Colombia, (participación del 32 %, alrededor de 2010), que también lo coloca en posición desfavorable a nivel regional, en donde se puede presentar a manera de comparación el caso de Costa Rica con un nivel de participación del 50%[14].
Otros estudios, ratifican lo anteriormente expresado:
“Todos los salarios de los colombianos pesan 35% del PIB, de acuerdo con una matriz insumo producto elaborada por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) y revisada por el Banco de la República a través de su Centro de Estudios Económicos Regionales (Ceer)”,[15] matriz insumo producto para Colombia, 2012[16].
También es importante mencionar que, si bien en el caso de Colombia la tendencia descendente se acentúa en el periodo 1990 – 2010, coincidiendo con el periodo de profundización y consolidación del modelo neoliberal imperante en el pais, esta tendencia se venía dando de manera marcada desde la década de los setentas, como puede apreciarse en el estudio: “Impacto del factor trabajo en el PIB en Colombia: una transición hacia un mayor nivel de desigualdad”, de Vivian Cristina Sierra Ibáñez, Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Junio 8 de 2020, en el cual se muestra la participación del factor trabajo (incluido el trabajo independiente) como porcentaje del PIB desde la década del setenta hasta aproximadamente 2016. Si se considera que el trabajo independiente aporta aproximadamente 26.6 puntos porcentuales a la participación del trabajo en el PIB, podemos constatar que este estudio también coincide con los datos de participación del ingreso salarial en el PIB, de 41,4 % en 1990, y del 36,1 % en 2009, anteriormente mencionados y nos permite plantear que la participación de la masa salarial en el PIB, pasa aproximadamente del 65 % en 1971, al 35 % en 2012, con una caída de 30 puntos porcentuales[17].
Lo anterior permite expresar, como lo manifiesta Daniel Velázquez Orihuela en su artículo: “Reducción de la participación salarial en el ingreso y precarización del empleo”, de que: “la participación fue más alta entre 1950 y 1979 que durante el lapso de 1980 a 2014, es decir, la máxima participación salarial se alcanzó cuando el modelo de industrialización por sustitución de importaciones era más intenso o cuando las coyunturas sociopolíticas favorecían a los trabajadores; en cambio, los valores mínimos se producen a partir de la crisis de la deuda de 1980, cuando estaban vigentes las políticas promercado”[18]. Por nuestra parte agregaríamos para el caso colombiano: “los valores mínimos se producen también a partir de la década de los setentas cuando se inició el modelo neoliberal y cuando se profundizo y consolido dicho modelo desde el inicio de la década del noventa”.
En el estudio de Vivian Cristina Sierra Ibáñez mencionado, se puede apreciar una ligera tendencia ascendente de la participación del factor trabajo y por consiguiente de la masa salarial como porcentaje del PIB en los años 2013, 2014 y primer y segundo trimestre de 2015, que coinciden con la variación interanual del salario promedio real del empleo registrado en primeros trimestres de esos mismos años, registrando un incremento máximo del 2.5 % en el primer trimestre de 2013[19].
Sin embargo, esta variación interanual del salario promedio real del empleo registrado en primeros trimestres de esos años, cambia negativamente en el tercer trimestre de 2015 y se mantiene negativa, alcanzando el - 2.1 % en el tercer trimestre de 2016, hasta el cuarto trimestre de 2016 cuando empieza una variación ligeramente positiva que alcanza el 1.5 % en el primer trimestre de 2017[20].
En el Estudio Económico de América Latina y el Caribe. 2022. De la División de Desarrollo Económico de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), se ilustra la evolución del promedio regional de la tasa de crecimiento interanual del salario real promedio en la región de América Latina desde 2017: “Se puede apreciar que, ya antes de la pandemia, la tasa de crecimiento de los salarios de la región mostraba una desaceleración, aunque se mantenía positiva. En el segundo trimestre de 2020 el valor promedio de las variaciones interanuales fue del -1,7%, lo que refleja el fuerte impacto que recibieron las economías y, en especial, los mercados laborales de la región. A partir de ese trimestre, el salario promedio se ha ido recuperando, registrando tasas de crecimiento positivas, y en 2021 el valor medio fue del 1,9%. Destaca el incremento interanual del 4,6% observado en el segundo trimestre de 2021, que en cualquier caso refleja la baja base de comparación que supone el segundo trimestre de 2020. En el primer trimestre de 2022 el indicador vuelve a registrar un incremento interanual promedio de los salarios (1,4%)”[21].
“Pese al incremento que experimentaron en promedio los salarios reales de la región, al cuarto trimestre de 2021 el salario promedio regional era similar al del cuarto trimestre de 2019, y en cinco de los países incluidos en la muestra (Brasil, Nicaragua, Paraguay, Perú y Uruguay) este valor era inferior”[22]
Como se expresó arriba, se puede apreciar que, en el segundo trimestre de 2020 el valor promedio de las variaciones interanuales del salario promedio regional en América Latina fue del -1,7%, lo que refleja el fuerte impacto que recibieron las economías y, en especial, los mercados laborales de la región. En este mismo sentido y para el mismo trimestre es importante destacar el caso de Colombia cuya contribución a ese promedio negativo, aparece como notable, puesto la variación interanual del salario promedio real del empleo registrado en el segundo trimestre de 2020 en Colombia fue aproximadamente del – 13 %[23].
Teniendo en cuenta la evolución mostrada de la variación interanual del salario promedio real del empleo registrado en Colombia en el último periodo desde el 2013, se puede apreciar, que si bien existieron años en los cuales esta variación fue positiva, no fue significativa y se presentó en unos pocos años, mientras que las variaciones negativas se presentaron en mayor número y algunas veces en un orden de magnitud bastante significativo como en los casos del segundo y tercer trimestre de 2020.
Si a lo anterior se añade la disminución del empleo asalariado y el aumento del trabajo por cuenta propia que se ha venido dando en los países de América Latina en los últimos años, incluido Colombia, como se muestra en el Estudio Económico de América Latina y el Caribe, 2019 de la División de Desarrollo Económico de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), (que incluye hasta el primer trimestre de 2019), situación que se agravo profundamente durante la pandemia, en Colombia los obreros o empleados particulares tuvieron una variación del total de ocupados del trimestre móvil marzo-mayo de 2020 con respecto al trimestre diciembre de 2019-febrero de 2020 en cerca del - 20% y representaron el 44% de los puestos de trabajo perdidos y los trabajadores por cuenta propia disminuyeron el total de ocupados en cerca del 15% y representaron el 35% de los puestos de trabajo perdidos, para el mismo trimestre[24] y si adicionalmente se tiene en cuenta que el PIB colombiano tuvo un crecimiento promedio anual del orden del 5.11 %, en el periodo 2010 – 2014 y del 3.62 % en el periodo completo 2010 – 2019, es fácil prever que, en Colombia en la actualidad, la participación de la masa salarial en el PIB, está muy por debajo del 35 % registrado en 2012 y que la precarización del empleo ha aumentado significativamente.
Concluyendo, que el proceso de globalización e instauración del modelo neoliberal, que se inició a finales de los años setenta y principios de los ochenta y se profundizo y consolido en Colombia desde el inicio de la década del noventa provocó un crecimiento de la inseguridad en el empleo y este incremento de la inseguridad en el empleo provoca que el empleo se precarice y la participación de los salarios en el ingreso se reduzca. Pero además de argumentarse que la precarización del empleo y la reducción de la participación de los salarios en el ingreso tienen una causa común, aunque no única en el crecimiento de la inseguridad en el empleo, se muestra que esto también conlleva a un aumento de la desigualdad (medido por el índice de Gini) y obviamente a un aumento de la concentración del ingreso en este pais.
Lo anterior sugiere que, si se desea mejorar las condiciones de los trabajadores y revertir el proceso de concentración del ingreso, es necesario generar políticas laborales orientadas a propiciar en Colombia un trabajo decente y a reducir y en definitiva eliminar la inseguridad en el empleo[25].
[1] Daniel Velázquez Orihuela. “Reducción de la participación salarial en el ingreso y precarización del empleo”. https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/47290/RVE134_Velazquez.pdf?sequence=1&isAllowed=y
[2] https://www.academia.edu/38710587/Requiem_for_the_american_dream. - Requiem for the American Dream (2015), Directed by J. P. Scott, K. Nyks, P. Hutchison, Documental, Amazon Prime Video.
[3] Daniel Velázquez Orihuela. “Reducción de la participación salarial en el ingreso y precarización del empleo”. https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/47290/RVE134_Velazquez.pdf?sequence=1&isAllowed=y
[4] https://www.academia.edu/38710587/Requiem_for_the_american_dream. - Requiem for the American Dream (2015), Directed by J. P. Scott, K. Nyks, P. Hutchison, Documental, Amazon Prime Video.
[5] FMI (Fondo Monetario Internacional) (2007), World Economic Outlook: Spillovers and Cycles in the Global Economy, Washington, D.C. - OIT/OCDE (Organización Internacional del Trabajo/Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos) (2015), “The labor share in G20 economies”, Report Prepared for the G20 Employment Working Group Antaya. - Kalleberg, A. L. (2009), “Precarious work, insecure workers: employment relations in transition”, American Sociological Review, vol. 74, Nº 1.
[6] OIT (Organización Internacional del Trabajo) (2011), World of Work Report 2011: Making Markets Work for Jobs, Ginebra. - Stockhammer, E. (2009), “Determinants of functional income distribution in OCDE countries”, IMK Study, vol. 5.
[7] Vázquez, D. A., I. Macias y M. Lawson (2018), “Premiar el trabajo, no la riqueza”, Oxford, OXFAM International [en línea] https://www.oxfam.org/es/informes/premiar-el-trabajo-no-la-riqueza.
[8] OIT (Organización Internacional del Trabajo) (2018), World Employment and Social Outlook: Trends 2018, Ginebra.
[9] Organization for Economic Co-operation and Development (2015). Income inequality and labour income share in G20 countries: Trends, impacts and causes. Disponible en: https://www.oecd.org/g20/topics/employment-and-social-policy/Income-inequality-labourincome-share.pdf.
[10] OIT (Organización Internacional del Trabajo) (2011), World of Work Report 2011: Making Markets Work for Jobs, Ginebra.
[11] Abeles, M., V. Amarante y D. Vega (2014), “Participación del ingreso laboral en el ingreso total en América Latina, 1990-2010”, Revista CEPAL, Nº 114 (LC/G.2629-P), Santiago, Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), diciembre.
[12] Ibid.
[13] Ibid.
[14] Ibid.
[15] Diario la Republica (5 de junio 2023). https://www.larepublica.co/economia/el-pago-de-los-salarios-de-los-colombianos-pesa-35-del-pib 2762440#:~:text=El%20pago%20de%20los%20salarios,35%25%20del%20Producto%20Interno%20Bruto
[16] Eduardo Haddad Weslem Faria Luis Armando Galvis-Aponte Lucas Wilfried Hahn-De-Castro. Matriz insumo-producto interregional para Colombia, 2012. *Matriz-insumo-producto-interregional-para-Colombia.pdf (lalr.co)
[17] Vivian Cristina Sierra Ibáñez. “Impacto del factor trabajo en el PIB en Colombia: una transición hacia un mayor nivel de desigualdad”. Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Junio 8 de 2020.
[18] Daniel Velázquez Orihuela. “Reducción de la participación salarial en el ingreso y precarización del empleo”. https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/47290/RVE134_Velazquez.pdf?sequence=1&isAllowed=y
[19] División de Desarrollo Económico de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Estudio Económico de América Latina y el Caribe. 2015.
[20] División de Desarrollo Económico de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Estudio Económico de América Latina y el Caribe. 2017.
[21] División de Desarrollo Económico de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Estudio Económico de América Latina y el Caribe. 2022.
[22] Ibid.
[23] División de Desarrollo Económico de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Estudio Económico de América Latina y el Caribe. 2021.
[24] División de Desarrollo Económico de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Estudio Económico de América Latina y el Caribe. 2020.
[25] Daniel Velázquez Orihuela. “Reducción de la participación salarial en el ingreso y precarización del empleo”. https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/47290/RVE134_Velazquez.pdf?sequence=1&isAllowed=y