Organizaciones sociales como Red Papaz y Educar Consumidores empezaron a tomar protagonismo en la agenda pública y legislativa desde hace varios años como las defensoras de los derechos de los niños en diferentes temas que incluyen la alimentación, el consumo de tabaco, el consumo de drogas, el bullying y el uso de nuevas tecnologías. Si bien sus preocupaciones son entendibles, a raíz del despliegue publicitario que hicieron con su última campaña, cabe preguntarse quiénes financian estas organizaciones.
La pregunta surge de hacer un ejercicio matemático sencillo al sumar, en promedio, el número de publicaciones y de apariciones que han realizado estas organizaciones en los medios más importantes del país. Por ejemplo, se calcula que con la campaña “No comas más mentiras”, estas organizaciones tuvieron 274 salidas en TV y 459 cuñas en radio que pueden representar un costo promedio de 648 millones de pesos. Adicionalmente, en pauta digital, que fue la que más utilizaron para ejercer presión hacia los congresistas —hacen lobby—, se puede establecer un gasto promedio de 530 millones de pesos.
Los anteriores son unos valores un tanto exorbitantes para una sola campaña (sin sumar su aparición en la torre Colpatria o las vallas ubicadas en la ciudad y en el edifico del Congreso de la República) de una organización que dice financiarse “con recursos propios y de organizaciones nacionales e internacionales libres de conflicto de intereses” [1].
Lo que estas organizaciones no cuentan es que, frente a los aportes internacionales, están recibiendo recursos de organizaciones como Tobacco Free Kids y Bloomberg Philantropist, quienes financian diferentes ONG en el mundo para que se opongan a ciertos alimentos, productos o marcas y hagan presión sobre políticas públicas. Por mencionar un ejemplo, Educar Consumidores se financia con Tobacco Free Kids, a la que solo la farmacéutica Pfizer, le ha entregado US$500.000 en los últimos años.
En pocas palabras, estas organizaciones van a donde los reguladores y se dirigen a la ciudadanía hablando de salud pública sin hacer expresa la agenda de su financiación. Es por esto que como ciudadanía creemos importante que estas organizaciones informen sobre el trasfondo de sus acciones y sobre los intereses internacionales que están dispuestos a financiar millonarias campañas publicitarias, incluso ya investigadas por la SIC como engañosas.
[1]¿Cómo se les ocurre presionar?