“Recuperar la Tierra para tenerlo todo”, es una frase que escuche de un Taita ( líder guambiano), durante una salida de campo de mi doctorado en Ciencias Ambientales, dentro de la comunidad de la cultura Misak en el departamento del Cauca. Esta frase expresa toda una cosmovisión, que da cuenta de la relación tan estrecha que tiene el pueblo Misak con la naturaleza. También deja ver el gran valor y determinación de este pueblo, para recuperar lo que se le ha sido arrebatado desde la conquista con violencia: su terruño, su heredad, su tierra, su todo.
El pueblo Misak, cerca de unos 21.000 personas, que solo representa el 3% de la población indígena de Colombia, a través de una larga lucha, logró en la década de los setenta, que el gobierno nacional les devolviera sus tierras que estaban en manos de terratenientes.
Nunca antes había experimentado tanta armonía, estética y compenetración con la naturaleza, como la que sentí durante mi paso entre el pueblo Misak. Este es un ejemplo para el mundo de cooperación, de convivencia, de buen vivir, de organización, de cuidado y respeto por la naturaleza, de producción realmente limpia, de sustentabilidad. También son un verdadero ejemplo de justicia, perdón y paz.
Colombia, en este momento de grave crisis política y social, necesita urgentemente de un referente para materializar la paz. Necesitamos de una experiencia real, cercana y propia. Para qué buscar experiencias reforzadas en países europeos o africanos, si aquí en el Cauca tenemos al pueblo Misak: un ejemplo viviente de convivencia pacífica, al mismo tiempo que son productivos y sustentables. No necesitamos más mercachifles que nos vengan a vender la paz; la paz la tenemos en el resguardo de Guambia, encerrada en la potente frase del Taita, inspirada por los Mayores Misak: “Recuperar la Tierra para tenerlo todo”.
@ADNeandertal