¿Recuperar el espacio público en Bogotá?

¿Recuperar el espacio público en Bogotá?

"No podemos pretender constituir ciudades pacíficas en las que prime transitar la ciudad por encima de afrontarla en todas sus dimensiones"

Por: Alejandro Mejía
febrero 05, 2016
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¿Recuperar el espacio público en Bogotá?
Crédito rcnradio.com

“El engaño fundamental es pensar que las injusticias sociales pueden eliminarse actuando sobre las formas urbanas. De manera metafórica, actuar así sería como pintar un espejo para tratar de eliminar las arrugas de la cara que se refleja en él: una sociedad injusta siempre tendrá como producto final una ciudad injusta." (Musset, 2015)

Se presenció en los últimos días en Bogotá otro de los recurrentes operativos para la "recuperación" del espacio público en el que se desplazan vendedores ambulantes que se ubican en andenes de vías centrales de la ciudad. Cabe decir que no son operativos únicamente propios de la actual administración de la ciudad; son fruto de un discurso particular sobre el espacio público el cual me interesa discutir en este artículo.

El espacio público refleja las dinámicas propias de la sociedad que habita y construye la ciudad. Si tenemos dinámicas de vendedores informales en plazas y andenes es producto de la estructura del empleo de la ciudad, a saber, informal y tercerizada. (Empleo informal que alimenta las vanagloriadas cifras de disminución del desempleo en la ciudad). La ocupación del espacio público por vendedores ambulantes es producto de la desigualdad de la sociedad que presenciamos; la condena de ilegalidad solo refleja la intención de desplazar dicha realidad hacia lugares "aceptables" de la ciudad, lejos de la vista de la ciudadanía vulnerada en su derecho a disfrutar del espacio. Solo se evidencia en el discurso político detrás de las estrategias que las políticas urbanas adoptan frente a problemas reales o percibidos en el espacio público el privilegio al desplazamiento de los problemas sociales en lugar de su resolución. (Atkinson, 2003)

Percepción de inseguridad

Las intenciones de "recuperación" del espacio público están enmarcadas en una pretendida normalización de la vida urbana. Espacios tranquilos, iluminados y limpios son el ideal de ciudad, entre más se parezca una ciudad a los corredores de un centro comercial más seguros nos sentimos. (¡Ya música ambiental existe en las ciudades!) Está bien pretender por mejores espacios para el disfrute de todos, pero es artificial instaurarlos ignorando la sociedad y las dinámicas que los habitan. Esta pretendida normalidad se escuda habitualmente en el discurso de la seguridad, bajo el cual se esconde la idea de que un espacio seguro es aquel libre de personas indeseadas. Bajo una ingenua asepsia urbanística, se supone que solo nos sentimos seguros en espacios vigilados y limpios del "desorden", o si están ocupados que sean por personas de "bien" y en estantes organizados. ¿Acaso sólo nos podemos sentir seguros si los vendedores ambulantes están en las horrorosas jaulas de metal que el DADEP dispone en su afán de "organizarlos"? ¿No son más seguros los espacios habitados que aquellos "desalojados"? En palabras de Sequera (2015): es "la escenificación de una ‘civilidad deseable’ (...) ,un escenario en el que el propio espacio público debe atraer a las personas deseadas, entre ellos, consumidores estándar y turistas."

Apremia relegar de las actuaciones de política urbana las soluciones inmediatas y artificiales, las cuales solo esquivan las causas estructurales de problemáticas sociales de desigualdad y pobreza que existen. Enfrentar la realidad de la ciudad y sus dinámicas simplemente desplazándola o ignorándola solo denota incapacidad administrativa.

Es abyecto creer que el espacio público solo lo es aquel en el podamos transitar "libremente", aún a costa de las fuentes de subsistencia de sectores pobres de la población. No podemos pretender constituir ciudades pacíficas en las que prime transitar la ciudad por encima de afrontarla en todas sus dimensiones.

Adenda 1: Admito la particularidad del caso bogotano donde existen mafias organizadas que alquilan puestos y se usufructúan de la pobreza de otras personas, pero es la excepción y no la regla en la ciudad; eliminar los vendedores ambulantes bajo la excusa de la existencia de mafias es la misma lógica detrás de eliminar un cancer pulmonar extirpando los pulmones, exagerando la metáfora médica si se me permite.

Adenda 2: Desconozco si los últimos operativos se enmarcaron en las etapas de actuación administrativa que ordena el artículo 8 del decreto 98 de 2004; será tarea de los entes de control corroborarlo y en caso contrario sancionarlo.

 

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