Pareciera que las denuncias por malas prácticas en las universidades públicas son repetitivas y hasta desgastantes, pero cuando hablamos de la UNAD, la regla general es que nada cambie, ni el rector, ni que pase algo con denuncias sobre posible corrupción, mucho menos con el trato feudal que tiene aquel sobre el resto de los trabajadores de la única Universidad Nacional con modalidad a distancia que tiene el país.
Allí donde reinan las relaciones mediadas por el temor y se respira idolatría a conveniencia, en cada pasillo existe un amo que ha logrado navegar denuncias públicas, sanciones de la Procuraduría y procesos interminables en la Fiscalía gracias a su don de negociación y su poder casi omnipotente.
Por supuesto que mantener el imperio de la UNAD por dos décadas implica incurrir en prácticas non sanctas y buscar continuamente validar su legitimidad a través de actos públicos que destaquen la inigualable gestión del rector.
El siguiente acto de adulación a Jaime Leal Afanador esta siendo la III Convención Iberoamericana de Rectores (del 27 al 30 de agosto) que contará con invitados internacionales y hasta representantes del Gobierno Nacional como el viceministro de Educación y la ministra de Ambiente, quienes ingenuamente estarán prestando sus nombres para otro acto de agasajo para Leal.
Tal evento se realizará en la ciudad de Cartagena y si no fuera por la forma en la que están garantizando el aforo al evento y el punto de equilibrio económico, no tendría ninguna diferencia con cualquier otro evento académico. Desafortunadamente, nada en la UNAD se realiza de forma tan transparente.
El rector Leal ha dado la orden de garantizar un mínimo de asistencia por zonal regional y por escuela, es decir que cada directivo de todo el país debe garantizar que un poco más de 50 inscritos entre docentes y funcionarios asistan al evento.
Con esta estrategia Leal Afanador no solamente busca garantizar que su evento tenga el punto de equilibrio económico o excederlo, sino generar una vez más, un escenario de aprobación a su gestión, pero con aplausos pagos con un dulce revólver.
Por estos días ronda en la UNAD un cuadro de medición del cumplimiento a la meta que han puesto en cada regional y escuela para la cantidad de inscritos:
Como se puede evidenciar en el cuadro, son pocas las zonales que van cumpliendo con la meta, por ello la orden de Leal es ejercer más presión sobre los trabajadores que se niegan a seguir siendo maltratados para garantizar su estabilidad laboral.
Por ejemplo, la ECISA, Escuela de Salud de la UNAD, a través de la decana estaría informando que sin el certificado de asistencia al evento en Cartagena no habría renovación del contrato en 2025.
Desafortunadamente en la UNAD hace 20 años no hay capacidad de discernir ni de denunciar, los estamentos están cooptados y el temor a perder el trabajo es superior a la protección de cualquier otro derecho. Las denuncias piden ser anónimas y buscan externos que podamos hablar en nombre de ellos.
Ojalá el Gobierno Nacional se abstenga de participar del show del rector Leal que está financiado con persecución laboral y el Ministerio de Trabajo y ponga sus ojos sobre la UNAD.
El rector no tiene quién lo aplauda, pero tampoco quién lo investigue.