Hace poco vi dos documentales: en uno hablan mal de Álvaro Uribe y en el otro mal de Gustavo Petro, claramente sesgados y con esto no digo que lo que se diga sea totalmente mentira o verdad, eso es un tema que no pienso debatir y que además no me corresponde hacerlo.
Después de ver los documentales da la sensación, por un lado de que es como si la guerrilla no hiciera parte de este paisaje de horror de la guerra, no veo que hablen de las tomas guerrilleras, de embajadas, ni de secuestros entres otras barbaries de la época, sólo hablan de la derecha y sus errores.
En el otro documental pasa lo contrario con los paramilitares que tanta desgracia y desolación dejaron a su paso.
Es bueno hacer este tipo de ejercicios para reflexionar en un país dividido, donde las redes sociales están marcando la nueva tendencia de aquellos que no leen, de aquellos jóvenes de la generación cibernética que no ven más allá de lo que muestran las redes.
Con esto son presa fácil de la desinformación, es que ahora es más fácil enajenar a los jóvenes a través de las redes sociales y decirles Uribe es el "matarife" o Petro es 'guerrillero" pero sobre los crímenes atroces de la guerrilla o de paramilitares prefieren omitir esa parte del conflicto, esa parte de la historia de la guerra que, nadie nos la contó, queridos amigos, muchos de nosotros la vivimos en carne propia.
No es que defienda un lado de la historia, es solo que debemos contarla con coherencia en igualdad de condiciones.
Aquí no existe a lo largo de la historia un solo protagonista y culpable de la guerra en Colombia; aquí no existen los malos y los buenos, solo dos versiones y es a nuestro criterio que debemos apelar por medio de la investigación y lectura informándonos bien, en qué ha consistido el conflicto armado y de esta manera tomar partido, poder tener un criterio sano que nos permita ver con objetividad las cosas y debatir con ideas de una manera sana las diferencias sin agredirnos.
Es un punto de reflexión más allá de tener o no la razón, es contar las cosas como son sin tergiversar la realidad, si queremos verdad justicia y reparación debemos asumir de una vez por todas los errores y dejar de culpar de alguna manera a quien piensa diferente.
La barbarie, la muerte y desolación no tiene bando ni justificación, demos el paso y seamos justos, porque nos guste o no, aquí vivimos todos y tenemos que reconstruir la país teniendo en cuenta que la verdad es una no son dos.