Reconciliación en Ruanda: un ejemplo para la paz en Colombia

Reconciliación en Ruanda: un ejemplo para la paz en Colombia

El enfrentamiento entre Hutsis y Tutus dejó un millón de muertos en 1994. Y luego de 22 años, este país africano le enseñó al mundo a perdonar

Por: Julián Andrés Gómez Mejía
julio 13, 2016
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Reconciliación en Ruanda: un ejemplo para la paz en Colombia

“Todos éramos felices, no nos pedíamos favores el uno al otro porque era algo natural y no era necesario pedir el favor. Escuchábamos rumores de que los Hutus querían vengarse tras la muerte del presidente por esos días. Como pocas veces, los rumores eran ciertos. Junto con mi familia huimos hacia el Congo, pero de 8 quedamos 3 y, posteriormente 2 luego de la muerte de mi hermano después de ser alcanzado por una bala y a la postre desmembrado.

Hoy soy uno de los sobrevivientes del Genocidio de 1994 en mi país y trabajo la tierra, en especial las plataneras en compañía de Teddy, el mismo que vi esa tarde del 30 de abril asesinando a mi hermano”. Ese es el testimonio de Joseph Kibaki*, uno de los sobrevivientes del exterminio de Hutus a Tutsi en Ruanda.

Los Hutus históricamente eran agricultores (campesinos) y los Tutsi ganaderos. Todo era armonía hasta que llegaron los belgas y ejercieron soberanía en dicho lugar. Ellos fueron quienes en un principio tildaron a los Tutsi de mejor raza y eran dotados de mejores privilegios que los Hutus. Ahí comenzó el odio. Siempre que hay segregación, se avecina el rencor.

A que no adivinan. Luego de que en 1933 se instaurara una casilla en la cédula de estas personas, donde debería ir el grupo étnico, en 1950 los Hutus, que vieron sus derechos vulnerados, crearon una guerrilla como modo de revolución.

Pasan cerca de 3 décadas de polarización y se matan entre bandos. Pero el 6 de abril de 1994 explota el detonante:  un avión es derribado por un misil, en el viajaban los presidentes hutus Juvénal Habyarimana de Ruanda y Cyprien Ntaryamira de Burundi.

¿No les suena esta historia un poco chibcha? Guerras bipartidistas, caudillos asesinados, movimientos subversivos, una minoría que se convirtió en mayoría y se tomó el poder. A mí se me asemeja muchísimo al Bogotazo, el cual 3 días después de la apertura del genocidio cumpliría 46 años.

En menos de 100 días, más de 800.000 personas fueran asesinadas, otras 150.000 exiliadas de Ruanda y 250.000 mujeres violadas. La comunidad internacional –muy negligente en el hecho de no aceptar que era un genocidio los que ocurría en el país africano- intervino y se dio fin a uno de los hechos más atroces en la historia del mundo.

Unos años después detuvieron a más de 100.000 personas que estuvieron relacionados con el genocidio. La mayoría se sometió a las cortes Gacaca, un sistema penitenciario ancestral, al cual el gobierno acudió porque les era imposible imputar cargos 1 por 1 con el sistema de justicia tradicional.

Las Gacaca se pueden ver como una especie de justicia transicional. En ella los involucrados purgan sus penas con trabajo comunitario y reparando a las víctimas. Cabe aclarar que las penas son otorgadas por la población civil.

“No sabía si me perdonarían por tanto mal que hice, me aterraba pensar que mis víctimas tomaran represalias y me rechazaran”, expresó Teddy, genocida confeso.

Por otro lado Orula dijo: “Tenía miedo, siempre pensé que harían otro genocidio, esa idea me atormentaba”

A partir de 2006, Ruanda es uno de los países con mayor crecimiento en África. Su economía crece en detrimento de su inseguridad. Esta región le enseñó al mundo a perdonar, y más importante aún, cómo ser perdonado. A veces suena absurdo que alguien que asesinó a base de machete a una familia entera purgue su pena con un par de años trabajando en la agricultura del país.

Es el momento de hacer Gacaca en Colombia, guardando las proporciones y diferencias. No hay paz perfecta y la justicia muchas veces es relativa. Quienes deben empezar a pedir perdón son los jefes guerrilleros para que haya una verdadera paz en Colombia. Y al pueblo no nos queda otra alternativa diferente que perdonar.

 

*Joseph Kibaki es un personaje ficticio que reúne y represente varios testimonios de las víctimas del genocidio

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