La reciente entrevista del senador con Dávila permitió tener un panorama completo de su visión, proyecto nacional y valentía, al arriesgar su vida día a día para construir una sociedad igualitaria que todas y todos reclaman urgentemente.
Además, posibilitó comprender que desde lo político es muy difícil debilitarlo, aunque dejó en evidencia cuáles son los puntos clave del ataque al candidato, casi todos referidos a su personalidad y comportamiento.
Desde la humanología y con el máximo reconocimiento, es preciso sugerir modificaciones urgentes en este momento tan vital para Colombia.
Primero, no buscar conflictos ajenos y que no merecen respuesta. Seleccionar solo los temas que ameriten alta importancia y, por tanto, dejar de lado las diferencias para conseguir unidad. Lo anterior cansa, desgasta, impide dormir incluso, afectando la racionalidad.
Segundo, integrar a los equipos directivos del orden nacional, departamental, local, personas con un firme compromiso por el proyecto presidencial de transformación social. Es fundamental ya que siempre aparecen intelectualoides y aprovechados para figurar, impidiendo el desarrollo armónico y creciente.
Tercero, domar las reacciones emocionales para utilizar la inteligencia en entrevistas, diálogos, encuentros de acercamiento, de tal modo que no se dé pie a calificar de intolerancia el respeto que se debe a cada ser. Más bien, responder con sabiduría, contra preguntando, dejando en evidencia la ignorancia supina de pseudoperiodistas.
Cuarto, insistir en una actitud propositiva, lo que no quiere decir sin fortaleza, a través de una imagen más cercana a cada persona, siendo coherente con el proyecto de una Colombia Humana, es decir, cada vez con más calidad y calidez de vida. Ser importante es comprender que no somos únicos ni infalibles, sino que en conjunto logramos la potencia transformadora.
Quinto, siempre fortalecer el concepto de paz sin temor alguno, especialmente cuando hay sujetos que desean ahondar su imagen de engendro evitando señalar a los verdaderos demonios en el país. Lo importante es el pensamiento crítico, con fundamento en la convivencia, para demostrar la holística de su proceder.
Contribuir a un proyecto urgente de cambio que requiere Colombia después de dos siglos de dominación por las familias macrorricas es un acto de conciencia ciudadana. Este escrito coadyuva a ese propósito noble y urgente.
