“No hay más sordo que quien no quiere oír”, precisamente ese dicho popular carcome mi consciencia al ver con asombro varios desaciertos del Gobierno Nacional y de las entidades territoriales para enfrentar la pandemia de COVID-19 en nuestro país.
Para empezar, se debe tener presente que el modelo de movilización nacional no está diseñado única y exclusivamente para situaciones de guerra o de algún tipo de conflicto armado, sino que es la herramienta fundamental para que un Estado enfrente de la mejor forma una situación de crisis de cualquier tipo. De hecho, el mantenimiento del orden y acatamiento de las normas señaladas por el gobernante, por parte de todos sus habitantes, depende en gran parte de la forma como se incluya la totalidad de los involucrados y no solamente a la organización administrativa del Estado y “la parte generadora de la crisis”.
Así las cosas, es de vital importancia prever las acciones necesarias para proteger integralmente a los habitantes tanto de ese “enemigo” (para este caso el COVID-19) como de las demás amenazas que se calculen en los estudios de la crisis. Infortunadamente, esto no fue tenido en cuenta en su totalidad y el día 24 de marzo ya empezó a salirse el control de sus manos por presumir que las otras variables (término muy empleado en ciencias económicas) iban a permanecer constantes y sin cambios (el típico ceteris paribus) pero no fue así.
Por lo anteriormente dicho, cobra un gran valor que se tenga en cuenta lo que se debe planear y ejecutar en la movilización que deberán realizar bajo su mando si se quiere mantener la estabilidad interna en Colombia.
Primero, restringir la movilidad de las personas y crear una parálisis en la producción “comercial” de la economía informal exige obligatoriamente que el Estado asuma la satisfacción de necesidades básicas de esas personas y sus unidades familiares (quienes dependen de esos ingresos), para que eso llegue a feliz término el Gobierno debe garantizar el suministro de alimentos y bebidas durante todo el tiempo que se mantenga dicha parálisis, y para que eso sea posible, se debe coordinar con la Agencia Logística de las Fuerzas Militares para que se adquieran las raciones de campaña a los proveedores que esta tiene; si son 2 millones de personas y cada ración es para un día por persona, estime 38 millones de raciones para estos 19 días a un costo promedio de $10.000 para un total aproximado de 380 mil millones de pesos (calculando las necesidades para toda Colombia).
Asimismo, se tienen que prever las atenciones básicas de salud y para eso el señor presidente debe convocar a las grandes empresas para que realicen una transformación temporal para la producción de hospitales de campaña, insumos médicos básicos, cobijas, sábanas, fundas, almohadas, colchones y demás elementos para garantizar la vida, salud y bien estar de los más necesitados. Por lo cual, el gobierno debe hacer los compromisos de pagos a dichas empresas y calcular los costos por indemnizaciones por daños o perjuicios ocasionados a dichas empresas, eso lo puede dirigir dando un adecuado “manejo” con los empresarios nacionales.
También, se deben instalar una gran cantidad de puestos de control de temperatura, coordinar el suministro de los equipos que ya tienen en Corea del Sur para lograr el diagnóstico de contagios en horas, lo cual generará compromisos económicos a mediano plazo, pero son manejables con el presupuesto nacional de los próximos 5 años. De igual manera, se debe ordenar la movilización de personal tanto militar de la reserva activa como aquellos trabajadores de la salud que ya están pensionados y los estudiantes de últimos semestres para prestar los mejores servicios a la población que hoy tenemos en Colombia.
En el mismo sentido, se deben ordenar a las empresas de transporte de carga y pasajeros (terrestre, fluvial, férreo, aéreo y marítimo) matriculadas en Colombia, como a las empresas privadas de servicios de salud, comunicaciones, educación y mantenimiento, que suministren la información de sus activos (equipo, vehículos, buques y aviones, entre otros) para que el Estado disponga de ellos para atender cualquier emergencia, estos equipos incluyen a sus operadores, conductores, pilotos etc.
Por otra parte, es cierto que existen grandes necesidades de esa gran cantidad de ciudadanos de Venezuela que han buscado refugio en Colombia, desde el principio se debieron determinar zonas de concentración de esas personas con todas los servicios básicos para sus necesidades y para que eso perdure en el tiempo, es necesario que el Estado colombiano por intermedio de su canciller, logre los apoyos en dinero por parte de la ONU y la OEA para todo el tiempo que ellos permanezcan en el país, si no hay control efectivo de esas personas, es apenas lógico que ellos busquen como sea su supervivencia pero eso nunca debió suceder, parte de esas previsiones le corresponden a las autoridades territoriales (alcaldes y gobernadores).
Esta es solo una pequeña aproximación de algunas cosas que ya deben estar ordenando a nivel estratégico nacional y no estar dependiendo de la bondad y caridad de los colombianos. Acciones como la adelantada por la familia Char son muy buenas, pero solo son temporales y no cubren la totalidad de las necesidades, se necesita la mano del Estado como un todo y proyectando al país hacia un mejor futuro.
Señor presidente usted tiene ya las herramientas y su Gabinete debe tener el conocimiento sobre cómo desarrollar la movilización nacional, la historia que hoy se escribe es redactada por su actuar, solo de usted depende la forma como quiera quedar en las memorias de Colombia.
Coronel Rafael Arturo Plazas Vega
Doctor en Ciencias Económicas Administrativas