El sistema de transporte integrado en Bogotá cuenta con un plan piloto que va en la dirección correcta para fomentar el reciclaje entre la ciudadanía.
Mediante la iniciativa EcoTransMi se han ido instalando módulos recolectores de botellas plásticas transparentes y latas en portales de TransMilenio como Américas, Tunal y Sur y estaciones de TransMiCable en Ciudad Bolívar, gracias a los cuales un usuario de la tarjeta tullave puede recibir una recarga de 50 pesos por cada dos envases plásticos o latas depositadas en ellos.
Para evitar congestiones, cada usuario, por ahora, podrá depositar hasta 100 envases (los módulos son relativamente pequeños, y a medida que la recolección aumente, también deberá hacerlo su tamaño).
La iniciativa se implementa en alianza con la empresa Ecobox, que le ha metido la ficha a la economía circular (reincorporación de materiales reciclables al ciclo productivo).
Y decimos que el plan piloto va en la dirección correcta porque la disposición de residuos sólidos en general y plásticos en particular al ambiente se volvió un problema grave que amerita medidas urgentes, pues muchos de ellos van a parar a ríos y lagunas y finalmente al mar.
Esta iniciativa es muy similar a la que implementa desde 2017 el Metro de Medellín con muy buena respuesta de los usuarios, así como a la de algunos centros comerciales y universidades en Bogotá.
Todas estas iniciativas son esquemas retributivos de reciclaje, que ayudan a fomentarlo entre la ciudadanía. Otro ejemplo de este tipo de prácticas globales son los llamados bancos de plástico, donde se intercambia, por ejemplo, reciclaje por alimentos u otros beneficios.
Pero el desafío para reducir la contaminación y lograr un mejor manejo de residuos sólidos en la ciudad y el país es grande, y requiere un esfuerzo continuo y bien articulado (no esfuerzos aislados) para elevar la conciencia ciudadana mediante campañas masivas.
Además de fomentarse la separación de basuras en la fuente, debe masificarse también la llamada “Jerarquía de manejo de residuos”: Evitar, reducir, reutilizar, repensar, reciclar y por último desechar (lo que incluye prohibir las bolsas plásticas de un solo uso o los recipientes de icopor, desestimular empaques plásticos absurdos y fomentar aún más la economía circular), pues es sabido que sólo reciclar no es suficiente para revertir los graves daños que hemos causado al planeta.
Ayudar a racionalizar y cambiar nuestros hábitos de consumo, ser más responsables en la materia, también es importante, pues por ejemplo los recipientes de icopor para comida no son biodegradables ni están siendo reciclados, por lo que tras un uso promedio de 25 minutos tardarán siglos en degradarse, y aun sabiendo esto de oídas, mucha gente irresponsable los sigue usando.