¿Es el negocio del reciclaje en Colombia un espacio para la explotación, drogas y mafias ocultas?Hablamos con recicladores de a pie y otros actores de la cadena, que contaron oscuros secretos de este entramado de dolor, engaños y abandono.
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En Colombia, la labor incansable de los recicladores de base es tema recurrente en las conversaciones públicas. Sin embargo, tras esta aparente noble labor se revelan oscuros entramados que escapan al conocimiento del ciudadano común.
Detrás de la fachada de recolección de materiales reciclables se ocultan actividades ilícitas como el tráfico de drogas, robos de mobiliario público y privado, elaborados fraudes al sistema de facturación del aseo a nivel nacional y un sistema que roza la esclavitud, sometiendo a los recicladores de a pie, a la voluntad de poderosos magnates que operan bajo el disfraz de almas caritativas y empresarios del reciclaje. Esta realidad, apenas vislumbrada por la superficie, plantea interrogantes sobre la verdadera naturaleza de esta industria.
Salimos a las calles en varias ciudades y hablamos con muchos recicladores de a pie y otros actores de la cadena, que nos contaron de primera mano los más oscuros secretos de este entramado de dolor, engaños, robo y sufrimiento.
NO LLEGA LA DIGNIFICACIÓN DE LOS RECICLADORES
María Victoria tiene 54 años, de los cuales 20 los ha dedicado al reciclaje. Antes trabajaba en construcción, pero una lesión en su brazo izquierdo la dejo prácticamente incapacitada para esta labor, por lo cual terminó deambulando por las calles en los límites de Bogotá y Soacha, recogiendo cartón y botellas.
Al preguntarle por sus “patrones” nos contó que hizo parte de una asociación de recicladores registrada, pero que realmente eso no servía de nada, puesto que nunca vio apoyo en la organización para sus dos hijos; allí al contrario le cobraban entre 5000 y 10.000 mensuales por estar asociada, “con el cuento de que nos iban a afiliar a pensión, dure 6 años ahí y eso nunca se vio”.
Lo que sí vio fue que la líder de esta organización “permanece viajando, se ha hecho más operaciones que una reina, sus hijos también tienen ahora asociaciones y tienen apartamentos, casas y camionetas de lujo a costillas de nosotros, y luego posan de recicladores cuando tienen reuniones con los políticos de turno, supuestamente defendiendo al gremio, pero lo único que defienden son sus intereses”.
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Carlos, reciclador del sector de Usme en Bogotá, nos contó otras perlas: “Estoy en una asociación hace 4 años, y cada vez que llega uno a la bodega con los materiales le salen a uno con cuentos, que no tienen plata, que les deje ahí el cartón, la chatarra, el plástico… y que luego le pagan, luego cuando uno va a cobrar el día que quedaron de pagar, le salen a uno con que bajó de precio, y le pagan lo que les da la gana y tras del hecho se ponen bravos y lo tratan mal a uno”.
Carlos antes hizo parte de otra asociación y nos indicó: “De allá me salí porque me di cuenta que le hacían trampa a uno, la báscula estaba mal calibrada para tumbarlo a uno, yo llevaba 20 kilos de PET (botellas plásticas) y allá pesaba 16 por ejemplo (…) lo peor es que uno ve que los únicos que progresan son los lideres de las asociaciones, uno sigue igual o peor”.
SUSTANCIAS ILICITAS
Bernardo, adulto mayor y reciclador del sur de Cali, cuenta que uno de sus hijos trabaja con él. Un día, buscando un lugar en el cual le pagaran mejor los materiales, encontró una asociación en la que le ofrecieron drogas y licor a cambio de estos. Bernardo dice: “mi chino llegó con un cuarto de aguardiente, ahí me contó que también le ofrecieron bazuco a cambio, yo me fui con él a devolver el trago, necesitábamos era plata, no me devolvieron nada, y antes me amenazaron que si volvía yo o el muchacho, por allá me mataban”.
Estas prácticas de intercambio con sustancias ilícitas buscan inducir a los recicladores a desarrollar adicción al consumo de estupefacientes. Esto con el propósito de mantener a los recicladores en un ciclo de suministro constante de materiales al líder de la organización; incluso esta situación ha sido denunciada por otros medios de comunicación desde 2013.
“Vanguardia Liberal hizo un recorrido por las calles del centro de Bucaramanga y conversó con habitantes de calle, recicladores, ‘escobitas’ y personajes de la noche, quienes narraron cómo funciona la compra y venta ilegal de materiales reciclados, cuya transacción se hace, casi siempre, con drogas y tragos de mala calidad”.
ROBOS CONTINUADOS
Brayan David también llegó al reciclaje por una situación familiar compleja y nos contó: “Ahí en la asociación, yo me di cuenta de que nos tumbaban. En navidad, las empresas grandes que le compran los materiales a la asociación, mandan regalitos o mercados para nosotros y nuestros niños, y los dueños de la bodega se los quedan o nos las venden y dicen que hay que aportar o si no, no se puede sostener la cooperativa de recicladores, y uno ve es que ellos son los que están tapados de plata y uno si caminando por horas para llevarles la producción”.
También los recicladores con quienes conversamos en las calles nos contaron de una práctica muy común para ellos, pero que afecta de manera grave a las ciudades y es el robo continuo de elementos de equipamiento urbano como canecas, señales de tránsito, barandas de puentes, partes de parques infantiles, tapas de alcantarillas, entre otros, contribuyendo al deterioro de la infraestructura
urbana en diversas áreas “desde que lo paguen nos lo llevamos” afirmó uno de los entrevistados.
Por ejemplo, en Bucaramanga, durante un operativo conjunto entre la Alcaldía y la Policía Metropolitana se descubrieron elementos como canecas de basura y luces que habían sido sustraídas del mobiliario público de la ciudad.
Por otra parte, un directivo de una reconocida empresa de alimentos de Cundinamarca nos contó que: “entre 2019 y 2020 descubrimos un robo continuado de canastillas, de las que utilizamos para transportar alimentos procesados, y es que muchos conductores encontraron asociaciones de recicladores en Bogotá que las adquirían por estar fabricadas con polietileno de alta densidad, pese a que todas estaban marcadas con nuestro logo y el texto ´prohibida su venta´, entonces las sustraían de a pocos. En un momento decidimos investigar y junto a las autoridades recuperamos más de 3000 canastillas de la empresa, avaluadas en más de 80 millones de pesos, y descubrimos unas cuantas más de otras empresas a las cuales se les dio aviso. Sin embargo, muchas se perdieron, pues ya habían sido procesadas o comercializadas y desafortunadamente no se pudo judicializar a estas personas que compraban, pues se escudaron jurídicamente en que eran recicladores, población vulnerable, pese a que los que comercializan son es lideres de asociaciones”.
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FACTURAS DE ASEO MÁS CARAS
Hay temas incluso mucho más delicados y es que gran parte de las asociaciones de recicladores que se encuentran debidamente formalizadas, participan en prácticas fraudulentas al manipular las cifras de material recuperado; esto termina afectando a todos los colombianos en su factura de aseo que pagan mes a mes.
Esto fue lo que nos indicó Maryuli, quien trabaja para una asociación de recicladores en Bogotá, mientras nos mostraba en un computador la plataforma tecnológica del Estado que se usa para registrar la cantidad de materiales que se aprovechan en Colombia
“Aquí se registra la cantidad de material recolectado por la cooperativa y se suben las evidencias, luego de que se hace esto, en las asociaciones se activa el ´jineteo´, eso es una práctica en la cual el mismo material se trastea a otras asociaciones, se reporta y se suben de nuevo evidencias y así se reporta muchas veces desde diferentes asociaciones el mismo material de reciclaje; es que es muy fácil… entre más material se reporta más plata llega, entonces se ponen de acuerdo varias asociaciones y registran mucho material una y otra vez, con lo cual las asociaciones reciben mucho más dinero proveniente de lo que paga la gente en la factura de aseo que llega en el recibo de la luz o del agua. El negocio no es con lo que pagan transformadores de materiales, el negocio grande es con la factura de aseo, además cuando los organismos de control han decidido investigar, los líderes de las asociaciones no le pagan a los recicladores de a pie, de esa manera los manipulan y los llevan a protestar a las calles como recientemente ocurrió, aduciendo que no pueden pagarles porque los están investigando, de esa manera presionan para que finalmente las investigaciones paren, además hay muchas pero muchas asociaciones que solo existen en el papel”.
En 2021 Luis Alberto Romero, presidente de la junta directiva de la Entidad Medioambiental de Recicladores (EMRS), denunció en RCN Radio que varias asociaciones de recicladores están "reportando exageradamente toneladas de reciclaje (…) Nosotros denunciamos esto ante la Procuraduría, la Contraloría, la Superintendencia de Servicios Públicos y la UAESP. Hemos denunciado porque había un crecimiento de toneladas tan exagerado, que el sistema iba a colapsar (…)la Superintendencia de Servicios Públicos nos da la razón porque el año pasado, el sistema llegó a cargar hasta 200.000 toneladas de reciclaje que iban a ser cobrados a los usuarios, cuando era una desproporción. Era como si estuviéramos en Alemania. Bogotá había llegado al 34% del reciclaje, supuestamente. Cuando en realidad el promedio de reciclaje es del 15%".
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Según registros de la Superintendencia, en diciembre 31 de 2022 se incrementaron en 70% los registros de asociaciones de recicladores, llegando a 1.063 organizaciones. Llamamos a la línea de atención al cliente de una empresa de recolección de basuras preguntando al respecto y esto nos indicó el asesor que nos atendió:
“El tema del componente de aprovechamiento es un dolor de cabeza para
nosotros, los ciudadanos llegan a reclamarnos por el incremento en las facturas de aseo y les tenemos que explicar que el mayor factor de esas alzas son las toneladas de material aprovechable que registran las asociaciones de recicladores, por ejemplo mire, en marzo de este año (2024) en la factura de aseo un ciudadano estaba pagando en su factura de aseo $4.629 por ese concepto, en abril pagó $6.858 y para mayo pagó $8.010 por el mismo concepto a este paso en diciembre estaremos cerca de los $16.000, es por eso que las facturas se incrementan pero pasa desapercibido, porque la gente no conoce cómo funciona ese modelo, adicionalmente es absurdo que se aumenten las toneladas de material aprovechable y de igual manera las de residuos no aprovechables, lo lógico sería que si se aumentan las de reciclaje, las de basura deberían disminuir y así la gente pagaría menos de facturación (…) En Colombia la legislación ordena a las empresas de aseo y recolección de basuras cobrar ese componente de aprovechamiento en la factura y luego consignarlo de manera directa a las asociaciones de recicladores según las cantidades reportadas, en ese orden de ideas las empresas de aseo nos quedamos con el problema de los reclamos de los ciudadanos, mientras las asociaciones de recicladores recogen y disfrutan su dinero muy puntual mes a mes...eso sin contar que el reciclador de la calle es quien más puntos de acumulación de residuos genera en la ciudad porque rompe las bolsas y deja el reguero y luego eso trae más quejas de los usuarios”.
En los últimos 8 años se ha transferido cerca de $1 billón por este concepto a asociaciones de reciclaje y va aumentando; en 2023 Bogotá transfirió $217.000 millones a 441 organizaciones. Estos recursos no se ven plasmados en la dignificación a los recicladores, esto sin contar las millonarias sumas de dinero que ingresan a las arcas de estas organizaciones por la venta de materiales a las empresas transformadoras.
Adicionalmente la Superintendencia y la CRA en la circular conjunta 01 de 2021 ordenó a las empresas de aseo que, pese a que algunas asociaciones no reportarán material algún mes, se debía promediar lo entregado anteriormente y seguir cobrando a los usuarios este valor y así mismo girarlo a las cuentas de las asociaciones mes a mes, algo inaudito.
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ENGAÑOS A LAS EMPRESAS TRANSFORMADORAS
En Medellín estuvimos conversando con una empresaria de una de las organizaciones que transforman los materiales aprovechables, nos contó varias cosas como “una vez iniciamos un proyecto para dignificar al recuperador de oficio, y ya estaba funcionando, vinieron a mi oficina varios líderes de asociaciones y prácticamente nos amenazaron que el reciclaje y los recicladores eran de ellos, que no nos metiéramos donde no cabíamos, que si queríamos hacer algún proyecto debía ser directamente con ellos, por lo cual decidimos mejor seguir comercializando directamente con las asociaciones y concentrarnos en lo nuestro, la transformación de materiales y despedir a los recicladores que habíamos contratado”.
También agregó: “Una de las practicas más fraudulentas y repetitivas de este gremio es que al momento de compactar los materiales como plástico, cartón y papel, incluyen camufladas en el centro de las pacas elementos pesados como fierros, plomo y rocas pesadas, de tal manera que cuando lo traen para venderlo nos engañan y terminamos pagando bastante dinero adicional, ya que en este negocio todo se paga por el peso de los materiales, lo más terrible es que esto nos ha generado accidentes laborales, perdidas económicas en reparación de máquinas y hemos tenido que implementar tecnología y controles adicionales para que no nos timen, lo más absurdo es que al hacerle el reclamo a los líderes de las asociaciones que cometen este tipo de actos, se escudan en que ellos son un gremio intocable, por estar compuesto por población vulnerable”
FALTA DE SEGURIDAD INDUSTRIAL, LUCHAS INTERNAS Y CONTRATACIONES ILEGALES
En un recorrido por diversas bodegas de reciclaje, evidenciamos una serie de irregularidades que ponen en riesgo tanto la salud pública como la seguridad de los trabajadores que laboran en condiciones precarias y no cuentan con elementos de protección personal. La ausencia de permisos de uso de suelo y licencias de funcionamiento en la mayoría de estas instalaciones esta normalizada.
Además, la acumulación desordenada de materiales aprovechables no solo dificulta las labores diarias, sino que también propicia la presencia de vectores, plagas e insectos, constituyendo un serio problema sanitario y de higiene. De hecho por estas razones entre otras, recientemente en Cali el Dagma clausuró 14 bodegas.
En cuanto a la seguridad industrial, las deficiencias son preocupantes. Las instalaciones rudimentarias carecen de los procedimientos y protocolos de emergencia necesarios, así como de elementos básicos como señalización, rutas de evacuación, botiquines y extinguidores.
Recientes incendios en bodegas de reciclaje en ciudades como Bogotá y Bucaramanga plantean interrogantes sobre la idoneidad de las medidas de seguridad implementadas. Sin embargo, cabe anotar que algunos recicladores señalan que estos incendios son provocados por “ajustes de cuentas” entre líderes del gremio.
La informalidad en las transacciones comerciales relacionadas con la adquisición de materiales aprovechables es otro aspecto preocupante. La falta de documentación legal adecuada facilita situaciones en las cuales los recicladores son negados de su pago por los líderes bajo pretextos infundados, exacerbando aún más la precariedad laboral en la que se desenvuelven.
Esta informalidad también abre la puerta a la evasión de impuestos y a la contratación de trabajadores informales para las bodegas, en su mayoría inmigrantes vulnerables, quienes carecen de contratos de empleo, prestaciones laborales y protección social.
Es especialmente alarmante cómo algunos líderes de estas organizaciones recurren a la victimización para eludir el cumplimiento de la normatividad establecida, presentándose como supuestos "protectores y defensores" del gremio y del medio ambiente. Esta manipulación sistemática se ha usado durante años para justificar prácticas ilegales y peligrosas, es imperativo que las autoridades competentes tomen medidas urgentes para vigilar y reregularizar la actividad del reciclaje en el país y evitar que todo esto siga ocurriendo.