Los colombianos hemos conocido múltiples facetas de la alcaldesa Claudia López, desde sus épocas de analista e investigadora, hasta su paso por el Senado de la República y su llegada a la Alcaldía Mayor de Bogotá, encontrando siempre, como común denominador, que la hoy mandataria, en su afán constante de protagonismo y prensa, suele ser imprudente, lo que le ha costado más de una retractación ordenada por la justicia.
Estas salidas en falso le han costado políticamente a la alcaldesa. La ciudadanía que votó por ella, ilusionada con la promesa de cambio, se ha visto rápidamente frustrada por su pobre gestión y sus constantes choques con el gobierno nacional, tanto así que la desaprobación a su gestión pasó del 9% al 43% en menos de un año, impulsada quizá por su imprudente viaje a Costa Rica en medio del segundo pico de la pandemia, su arrogante insulto a una vendedora ambulante a quien le pidió “trabajar juiciosa” y, por supuesto, la creciente inseguridad en la capital.
Sin embargo, y ante la cada vez más preocupante inseguridad en Bogotá, la alcaldesa ha encontrado otra forma de evadir su responsabilidad como mandataria y máxima autoridad de policía en la ciudad: usar la carta xenófoba y señalar a la comunidad venezolana en Bogotá de ser los responsables de los desmanes, atracos, fleteos y homicidios que se han convertido en el pan de cada día para los bogotanos, quizá a sabiendas de que le suma puntos con algunos sectores de opinión.
Lo cierto es que, para lamento de los bogotanos, la política de seguridad del gobierno distrital ha sido un absoluto fracaso, y la alcaldesa ha encontrado en el discurso xenófobo la mejor excusa para la inseguridad que aqueja a la ciudadanía, sin pensar en el daño social que sus declaraciones como mandataria producen. Basta con revisar las redes sociales y ver que cientos de personas no solo concuerdan con la alcaldesa, sino que se despachan en epítetos e insultos contra los venezolanos, quienes en su mayoría son gente buena, que por efecto de una dictadura aterrizaron en Colombia en búsqueda de mejores oportunidades, solo para luego ser revictimizados por las palabras de la alcaldesa.
Mientras escribo esta columna, los medios reportan un nuevo hecho violento en Bogotá que ha dejado dos muertos y un herido en medio de un atraco. Claramente, el asunto no es de nacionalidades ni de percepción como equivocadamente lo han presentado la alcaldesa y su secretario de seguridad, se trata de un craso descuido con la seguridad de la capital, producto de la negligencia de Claudia López, tan diligente y ágil para encontrar responsables de la incompetencia con la que ha gobernado Bogotá, pero incapaz a la hora de trabajar para lo que la eligieron: ser la jefe de policía que haría temblar a los bandidos, tal como lo prometió en campaña.
¡Recapacite, alcaldesa, trabaje juiciosa! Los ciudadanos esperan resultados.