Rebelión en dos ruedas

Rebelión en dos ruedas

Desempolvé mi vieja bicicleta, le puse luces y reflectivos, me coloqué un casco y nos fuimos a reunir con un grupo de ciclistas en la zona del Park Way

Por: Óscar Saúl Argüelles Díaz
septiembre 10, 2015
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Rebelión en dos ruedas
Foto: tomada de internet

En la noche del jueves 27 de agosto, me alistaba a meterme a la cama, ver televisión y pedir un domicilio de comida chatarra, como hacía de costumbre todas las noches que llegaba del trabajo, en las cuales echaba mis noventa y cinco kilogramos de peso, abúlicamente, sobre un colchón asesino. El sonar del citófono de mi apartamento interrumpió mi zona de confort, para transmitir las voces de mis amigos, Quena Ribadeneira y Javier Suárez.

Quena: -Hola, venimos a sonsacarte para ir a rodar por Teusaquillo. 

Javier: -Si, ¡anímese!  

-¿Para ir a qué?- les pregunté un poco molesto.

Los dejé subir, pero con dudas respecto al plan que me estaban proponiendo, sabiendo de antemano lo temáticos que han sido ese par con el tema de las bicicletas, al estar arriba no los dejaba de tratar de locos quijotescos; sin embargo, no desistían de su decisión de hacerme rodar en bici, me explicaban que es una buena forma de combatir el sedentarismo y sus consecuencias como las enfermedades cardiovasculares, que además hacíamos un aporte a la lucha que impulsan en favor del uso de la bicicleta como medio de transporte alternativo y le quitan de paso una carga al sistema de salud nacional. No podía hacer nada persistían y vencían mi resistencia, ante los múltiples beneficios que indicaban que trae consigo el uso de la bici.

Al fin salimos, desempolvé mi vieja bicicleta, le puse luces y reflectivos, me coloqué un casco y nos fuimos a reunir con un grupo de ciclistas, en la avenida 22 con calle 37, en la zona del Park Way, ahí estaban esos “locos” de la bici, alrededor de cincuenta personas con sus caballitos de acero, música, megáfonos y comida vegetariana saludable, nos dieron una gran bienvenida con aplausos y algarabía, me comenzaban a caer bien ese grupo de esquizofrénicos obsesionados con la bicicleta. Después de media hora de estar en el Park Way, salimos en manada, bajamos buscando la calle 53 y la pedaleamos a buen ritmo, por donde pasábamos la gente nos saludaba y nos daban ánimos, con sus dedos hacían la V de la victoria, el ambiente era estupendo, la música que nos acompañaba era la de “The Rolling Stones”, con sus emblemáticas canciones: “Paint Black”, “(I can't get no) Satisfaction”, “Honky Tonk Women”,Jumpin’ Jack Flash”. Extasiados al son de los Rolling, tomamos rumbo a la carrera 30 pasando por la Universidad Nacional, allá dimos vuelta para dirigirnos al Parque Simón Bolívar, entramos al barrio Pablo VI, después de recorrerlo decidimos regresar por la carrera 30 hasta llegar a la calle 26, allí fue donde sentí que era el punto G del recorrido, cuando al pasar por el túnel, muchos gritaron:

Viva la vida, viva la libertad”

El recorrido lo terminamos cuando regresamos a la zona del Park Way, junto a la escultura del almirante Padilla, exhausto, alegre y agradecido por esta rodada. Miré fijamente una bicicleta y debajo de la silla tenía una placa que decía “Un Auto Menos” entonces fue cuando comprendí la obsesión de estos quijotes del siglo XXI.

Al día siguiente tuve una cita médica, en la cual el médico me dijo que estaba pasado de peso, que tenía alto el colesterol, los triglicéridos y me recomendaba montar en bicicleta. Cuando me vi con Quena y Javier, les agradecí por tratar en cierta forma de salvar mi vida y reflexioné sobre cuantas otras vidas habrán salvado promoviendo el uso de la bicicleta como medio alternativo de transporte. Mis amigos, este par de personajes, han sido grandes defensores de este medio de transporte, por ejemplo: Quena es consejera de la bicicleta en la localidad de Teusaquillo y Javier Suárez ha sido incansable activista social de esta noble causa en la ciudad de Bogotá.

También aprovecho para dar las gracias a todos esos colectivos, grupos, parches y “locos” que promueven el uso de la bicicleta. Que a su manera intentan proteger el planeta, tomando conciencia de la importancia del uso de medios de transporte amigables con el ambiente, para contribuir en la reducción de emisiones de dióxido de carbono (CO2) y ojalá que se pueda reducir el consumo de petróleo y evitar su principal “derivado”, que es la guerra.

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