Desde la distancia de los años, desde diferentes lugares europeos, escribe Yesid Arteta Dávila el relato: Rebelde dentro de los rebeldes (2024 Icono Editorial SAS. Bogotá).
Expulsado de la escuela por falsificar la firma de la madre. Excluido del colegio de secundaria. Rechazado de la Universidad Libre – Barranquilla- por razones puramente políticas, cuando los universitarios de la época cuestionaban el Frente Nacional por la sucesión excluyente en el gobierno, de quienes no eran ni liberales ni conservadores. Mas le cambió la vida, la Juventud Comunista (Juco), la “causa”, la utopía socialista, el horizonte de la revolución cubana, el mayo del 68, la URSS…
Y, se hizo guerrillero luego de ser adiestrado en una compañía de mandos medios de las Farc. La formación hizo posible una visión clara de la sociedad, la alienación, el sometimiento y el horizonte de la revolución. Atrás queda la ciudad, se encuentra en la selva del sur de Colombia, donde se halla el fuerte de la guerrilla. Atajos, montañas, bosques, ríos, cañones, en el continúo quehacer del trabajo ideológico y combativo. Toma de pueblos, bloqueo de carreteras, escaramuzas, asaltos. Tiene la tentación de abandonar las filas de la guerrilla pero no es fácil la decisión, pues quienes han desertado… Y, el 2 de junio de 1994, mientras la avalancha el río Páez arrasa con lo que encuentra en el camino, tiene que enfrentar un consejo revolucionario de guerra por rebeldía. Debe dejar el comando guerrillero e iniciar una larga travesía para ponerle la cara a su crítica del quehacer de la guerrilla que ha dejado atrás la labor política para transformarse en un ejército regular. Por los caminos azarosos marcha para enfrentar un juicio que puede dar fin al quehacer guerrillero y, terminar en un rectángulo de tierra que con los días lo cubrirá la vegetación.
Recuerda que a principios de los ochenta se desplaza por un lado y otro del país, Y ¿por qué no se unió a los rebeldes del M-19? Actuar y combatir las fuerzas del Estado por montañas, selvas, ríos, pueblos, ciudades, cordilleras en continua lucha. Y, pensar que el juicio terminaría en fusilamiento, e imaginaba el instante, el sonido seco, por “haber incurrido en un atentado contra la orientación político-militar de la organización e incumplido de manera premeditada y asimismo por haberse insubordinado.” Y, el desconcierto porque en lugar de una bala en la frente, el despojo del arma, de la comandancia, penado a conseguir leña, a cavar zanjas… y presentar la autocrítica.
Pero en 1996, al volver a la lucha cae en la Operación Conquista II, cuando la población pedía la suspensión del uso del glifosato. Y, en Remolinos del Caguán, herido, en manos del ejército y la condena: cárcel por diez años: 1996-2006. Y, al cumplir la pena, la pregunta: ¿Tú crees que alguna vez vamos a triunfar? El bloque soviético ha implosionado. Remota una victoria militar. “Yo convencido en mi formación ideológica.”