Con bombos y platillos es recibida la noticia de la reapertura de la frontera entre Colombia y Venezuela por parte de los pobladores de estas zonas. Es bien recibida por todos: comerciantes, estudiantes, contrabandistas, gasolineros, especuladores, indígenas, entre otros, quienes ven aquí una forma de vida, un lugar que siempre ha sido de ellos del cual nunca podrán separarlos. Esta, la frontera más grande que tiene Colombia, con una extensión de 2.219 km, está conformada por los departamentos de la Guajira, Cesar, Norte de Santander, Arauca, Vichada y Guainía, es la muestra clara de que somos países hermanos y por ideologías políticas no nos pueden, ni podrán alejarlos. Se tienen muchas cosas en común, la comida, los paisajes, las gentes, ser poseedores de una gran riqueza natural bajo y sobre sus suelos, altos índices de corrupción y pobreza en abundancia. Pero, ¿si va a servir de algo la apertura de la frontera en este momento?
Esta re-apertura, que se dio inicialmente por cierres programados de manera autónoma por el gobierno de Venezuela bajo las causas que ellos creyeron convenientes, fue una oportunidad que tuvimos en estas zonas para empezar a cambiar la forma de vivir de estos pueblos, pero no, ya muy pronto se decretará apertura, como todo lo de estos gobiernos que se manejan desde las esferas, la apertura comercial, de vehículos y de personar será un hecho.
Desde el mes de agosto de 2015 que empezaron los cierres, se quebraron muchos negocios, negocios formales e informales, que invirtieron todos sus recursos, en mercancías, en productos que viene y van a Venezuela, con legalidad o no. Se cerró la frontera y se dio una crisis en todos los sectores. En Maicao, que es donde vivo, donde trabajo y de donde escribo, muchos se quebraron, ya no hay mucho que hacer, la gente lo sabe, lo sabe el gobierno, lo sabe todo el mundo en las calles.
Aquí la inflación está por los cielos, un poder adquisitivo cada vez más desmejorado. Aquí también hay escasez de productos, una alta tasa de desempleo, informalidad a doquier, y bajo esas condiciones pareciera que en los medios de comunicación incitan a los venezolanos a que se vengan a Colombia ¿Qué podrán a venir a buscar los venezolanos, por ejemplo a la Guajira, donde se han muerto más de 2000 niños por problemas relacionados con el hambre? Seguro que no será comida, o ¿Será que vienen a votar el plebiscito? Ya les ofrecieron cédulas.
Esta reapertura, no es más que puros paños de agua tibia, no se han tocado de fondo los grandes problemas que aquejan a estos departamentos fronterizos, no se dio un verdadero cambio dinamizador de las economías locales de estas regiones. Las gentes volverán a lo mismo, a la misma ilegalidad, al mismo desorden, que lo único que trae consigo es la delincuencia, la muerte y la que parece vivirá por siempre, la Guerra. Nuevamente volverán las mismas mafias de la gasolina, del arroz, de la azúcar, del Whisky, del cigarrillo y cero ingresos para las arcas de los departamentos que falta si hace.
No se notó la presencia real de los dirigentes por hacer nuevos programas que impulsaran al microempresario a cambiar su actividad. En realidad no se han impulsado nuevos proyectos productivos que incluyan a estas personas. La reapertura que se da y fue provocada por los parásitos de siempre, una re-apertura de frontera que nos va a terminar de sumir en la misma miseria de hace un año, y nos va a tener en mismo el vaivén, cierra la frontera y nuevamente en crisis. Durante este tiempo solo se han brindado algunos subsidios, para seguir manteniendo como subordinados y votando por los mismos, ahora por parte de lo dueño del Estado.
@joseolme
