La Fiscalía volvió y puso como alias el nombre de pila de un acusado. Violeta Arango es conocida como alias Violeta, acusada de ser la pareja del jefe del del Movimiento Revolucionario del Pueblo - MRP - conocido como alias Boris. Tiene 24 años. Según la Policía, ella es la encargada del reclutamiento, y fue la que salió negando la autoría del atentado. Como cuenta en la carta, en este momento está perdida del mapa. Se siente como otro falso positivo judicial, término que está de moda por lo que, argumentan grupos sobre todo de la Universidad Nacional, es una estigmatización y persecución contra estudiantes de las universidades públicas. En el organigrama que publican los medios, ella está junto a Mateo Gutierrez, señalado de un petardo panfletario, y que puso de tendencia la campaña contra los falsos positivos judiciales.
Esta es la carta que envía Violeta Arango desde la clandestinidad:
Mi nombre es Violeta Arango Ramirez, soy socióloga egresada de la Universidad Nacional de Colombia. El sábado 24 de junio mi vida cambió radicalmente, con una orden de captura a mi nombre y una de allanamiento, llegaron agentes de la Sijin y la Policía mi casa ubicada en el barrio Chapinero. Sin entender qué pasaba, con la angustia y conmoción que el momento podía suscitar, mis padres preguntaban de qué se trataba: estaba siendo buscada por una supuesta relación en el terrible atentado al C.C. Andino, sindicada de terrorismo, homicidio, concierto para delinquir.
Ese día no me encontraba en casa, no pude enterarme de lo que estaba pasando, sino hasta el otro día. Nadie me contestaba en casa, algo sucedía y ahora la preocupación era mía. Sin saber muy bien qué estaba ocurriendo, el viernes 30 de junio todo se complicó, cuando empezó el escarnio público. Salí en todos los noticieros, dijeron de todo sobre mí, cosas que ni siquiera yo sabía sobre mí misma, mintieron y afectaron mi imagen, dijeron que era ideóloga de un movimiento al que ni siquiera conocía, que era abogada, que era pareja de uno y de otro, en fin... Lo más descarado, dijeron que yo era alias xxx cuando en realidad ese es mi nombre, y sí, aunque parezca algo extraño, yo me llamo así. Han iniciado toda una campaña que daña mi buen nombre, pone en riesgo mi integridad, viola todos mis derechos, y me condena sin siquiera ir a un juicio. Esta persecución legal de la que estoy siendo víctima, junto con mi familia a la que tienen acosada, perseguida y ultrajada. Esto no es otra cosa que un montaje de la Policía Nacional y Fiscalía General de la Nación, que para mantener su buena imagen (que a nadie convence) han decidido emprenderla a un contra un buen grupo de personas.
Hoy, que han pasado unos días, pero nada cambia en realidad, quiero preguntarle al Fiscal Martínez, al comandante de la Policía general Nieto, a Caracol, a RCN, a El Tiempo, El Espectador, Semana, CM&, etc., ¿Por qué? ¿Por qué están señalándome de semejantes delitos que nunca he cometido? ¿Por qué me están persiguiendo y acosando de esta manera? Decir que un grupo de 12 personas capturadas al día de hoy, que junto conmigo, somos los que ponemos en zozobra al país y generamos un estado de terror, y que además somos las personas que atentamos contra la vida en democracia, es la peor falacia que han podido inventarse.
Pareciera que las clases dominantes en Colombia quisieran hacernos volver al pasado legalizando una suerte de Estado de sitio, en el que violar los derechos civiles y fundamentales sea el pan de todos los días, con tal de que ellos puedan seguir manejando el país a su antojo. Clara es esa intención con la instigación de la autodenominada opinión pública a crear leyes contra el terrorismo donde, por ejemplo, se pueda capturar a una persona sospechosa sin una orden judicial, es decir sin pruebas, aunque eso ya lo vemos, terminaría siendo ilegalizar el derecho a la presunción de inocencia, a la defensa, etc., que terminemos de establecer que en Colombia no existe el derecho a pensar, a expresarse, a la intimidad. Que el Estado sea quien decide cómo debemos comportarnos y debemos ser, pero en realidad no garantice ningún derecho, como es su deber.
En nuestro país hemos creado leyes para privatizar el espacio público y los derechos fundamentales, para que unas castas o casas familiares ancladas en el poder puedan lucrarse, mientras la mayoría de nosotros, los colombianos y colombianas seguimos viviendo en la miseria. Las instituciones, que quieren mostrarnos como fuertes, solo sirven para que ellos se sigan adueñando de todo y sigan persiguiendo a quienes se oponen, hay que ver el claro ejemplo del fiscal anticorrupción capturado por ¡corrupción!, o por qué no, un presidente que tuvo mucho que ver en la ejecuciones extrajudiciales de miles de personas, y a su vez un senador (expresidente) con nexos con los paramilitares, un fiscal general que tiene mucho por responderle al país por el caso de Odebrecht, pero claro, se quiere desviar el tema por otros lados, para lo cual resulta una buena fachada la investigación del brutal atentado en el C.C. Andino, que se basa en inferencias amañadas, en datos inexactos y extraídos de contexto, en información de google e inventada por los " investigadores" . Quisiera seguir preguntándoles por qué ellos no tienen alias, no dicen en los medios de comunicación, Néstor Humberto Martínez, alias "el fiscal", o alias "Néstor" implicado en el escándalo de Odebrecht, ni tampoco dicen alias Alvarito pieza clave en la formación de grupos paramilitares, ni mucho menos alias Juan Ma responsable por falsos positivos, o alias Ernestico involucrado en el proceso 8000, ellos siguen siendo tremendos doctores, contra ellos no hay una orden de captura ni tienen que esconderse, de hecho siguen manejando Colombia como si no hubiera pasado absolutamente nada.
En Colombia, en manos de estos personajes tenemos todo privatizado: la salud, la educación, el transporte, los andenes. Los pobres están a merced de la buena voluntad de los ricos, que ellos tengan algo de clemencia y paguen la deuda de la EPS con el hospital para no morirse en la entrada, que se les dé por crear al fin un sistema de transporte que sirva un poquito, solo un poquito dice la gente que monta TransMilenio, que a los profesores les paguen dignamente para que nuestros hijos se puedan educar. Pero resulta que siempre que se protesta nos responden lo mismo: es que no hay plata, otra falacia porque plata sí hay, el problema es que se la quedan toda para engordar sus bolsillos. Qué bonito sería que alguno de estos personajes que se lucran con la salud, la educación o el transporte en efecto tuvieran que utilizar alguno de los servicios que ofrecen, pero no, ellos si reciben tratamientos, tienen carros, la policía les abre paso para que no aguanten trancón y van a universidades fuera del país. Mientras tanto la gente que se joda. Son tan descarados que durante el paro cívico de Buenaventura se anunciaba “ya las pérdidas van por 100 mil millones para las empresas dueñas del puerto”, los ricos de Colombia, lo que no dicen es que la gente de Buenaventura vive en pérdidas por culpa de ese gran negocio.
Es por eso que es tan cínico que estos personajes digan que les preocupa el hambre, les preocupa la educación, les preocupa la salud de los colombianos y colombianas, porque en realidad ellos han generado todas las condiciones para que la gente no tenga qué comer, no la puedan atender en un hospital y sencillamente no se pueda educar, por ser pobre. Pero además no hace sino criminalizar a la gente, porque protesta, porque se roba un celular, en fin, que se vayan todos para la cárcel donde no cabe un alma más, mientras ellos siguen robando de verdad. Nuestras clases dominantes lo único que hacen es poner en estado de zozobra y terror a los ciudadanos (la tipificación del terrorismo), para poder ellos seguir haciendo negocios, tener plata para ir a gastársela a Miami.
Ahora contamos con unos medios de información rigurosos que se encargan de que el pueblo colombiano se mantenga mal informado. Escuchando las noticias un caso llamativo está en cómo han cubierto las manifestaciones en Venezuela, un día en RCN dicen "estas son las armas de la represión" y muestran tres tanquetas que no le llegan ni a los tobillos a las que tiene el ESMAD, prosiguen "con estas bombas lacrimógenas el régimen pretenden acallar a la oposición", pero en el caso colombiano "con gases lacrimógenos (porque a pesar de ser los mismos venezolanos acá en Colombia no son bombas) el ESMAD ha dispersado una turba de manifestantes que pretendían acabar con la tranquilidad de la ciudad", entonces parece que de un lado las mismas armas son dictatoriales y en otro protegen la democracia, siempre mostrando al ESMAD como héroes de la patria, un escuadrón que fue creado justamente para reprimir y no permitir que en este país exista el derecho a la protesta, pero está bien porque protegen nuestras instituciones para que sigan sirviéndole a los poderosos. Los grandes medios de comunicación van creando una imagen que es muy desfigurada de la realidad, recuerdo mucho que Luis Carlos Vélez entrevisto a Romeo Langlois y le preguntó "usted qué tiene por decirle a la gente que dice que usted es guerrillero" y el francés acertadamente le contestó "¿Qué gente dice eso? solo ustedes los medios de comunicación oficiales", la autodenominada opinión pública que es juez y parte, emite juicios, estigmas y condena sin importarle absolutamente nada. Ahora mismo sobre el caso del Andino, estos señores que se dicen periodistas dicen convencidos "ella es alias xxx, tiene 24 años y se llama xxx", los titulares de la prensa escrita no se quedan atrás, y quiero recordarles: ese es mi nombre, no mi alias, pero ahí no acaba, prosiguen "estas son las pruebas, unas fotos en Mocoa..." ahora uno no puede irse de paseo porque está conspirando, no obstante ellos lo dicen como si en realidad creyeran que es verdad semejante montaje. En realidad estos medios de comunicación son parte de esa cadena en la que unos pocos permanecen gobernando, y por ello no muestran la dejación de armas de las FARC, el día más importante de Colombia en los últimos años (RCN fue más allá de todo pasando una novela), y más bien muestran algo que lo tape: un grupo de jóvenes injustamente encerrados. Claramente en este bello país no hay espacio para los medios de comunicación alternativa, de hecho en Colombia se les estigmatiza, se les amenaza y cientos de periodistas han sido asesinados en los últimos años, aun así cuestionamos a otros países por violar la libertad de prensa.
En este momento, con una orden de captura vigente, víctima del escarnio público por parte de los noticieros y medios escritos, mi vida no volverá a ser la misma, me han separado de las personas que más amo, me han condenado y creo que no podré hacer nada al respecto en lo que me resta de vida, que espero sea mucha, aunque en realidad no lo sé. Injustamente hoy soy una perseguida, nunca imaginé que esto pudiera pasarme a mí, siempre he sido una convencida de que hay que luchar por la libertad del pensamiento, de cátedra, de expresión, que hay que luchar por la vida, pero ahora que lucho por mantenerme con vida para poder abrazar a los que quiero, entiendo claramente cómo es que en este país no se permite vivir. Esta situación me obligó a tomar una decisión que me ha costado muchísimo, pero debí hacerlo para proteger mi vida, mi integridad: Hoy soy una exiliada más, una condenada al destierro, como nuestro único nobel real, Gabriel García Márquez, del que hoy tanto se ufanan pero al cual solo le ofrecieron a lo que a mí hoy me condenan. Abandoné la tierra que más amo, sin perder la convicción de que este país merece algo mejor, que es lo que quiero y en donde quiero vivir.
Soy inocente, y agradezco a todos aquellos que creen en mí, que no creen lo que dice falsamente la policía, ese apoyo es lo único con lo que cuento, porque ya me quitaron todo pero parece no ser suficiente para ellos. Aprovecho esta oportunidad para desearles feliz cumpleaños a mis hermanos, a mi tío y a mis primas, los quiero mucho a todos y espero que esta injusticia acabe pronto para verlos y abrazarlos. Sin miedo, resistiendo a esta injusta persecución, con toda la esperanza y el amor del mundo. Desde ningún lugar, Violeta Arngo,
13 de julio de 2017