He tomado un par de días para escuchar acerca de las propuestas de reactivación propuestos por los mandatarios locales. Pecando de inocente debo decir que, en términos matemáticos, son pasos necesarios pero completamente insuficientes.
Algo que el gobierno nacional y local han tenido común es centrarse en la disminución de la carga impositiva. La pregunta natural sería: ¿de qué sirve pagar menos impuestos si igual no tienes con qué pagarlos? Esta sería una alternativa viable si se cuenta con efectivo en caja y será un gran alivio para el que sí (que no es el caso de las mayorías), porque hay que tener algo presente, los fondos que entren a partir de las reaperturas comerciales servirán para tapar el “hueco” de los meses de perdida (en el mejor de los casos).
Notemos además que el problema actual no es entera responsabilidad de la pandemia, es uno que arrastramos de largo tiempo atrás. Las cifras de desempleo pre-COVID eran claras y aquella mítica frase carrasquillana “no sabemos causa ni qué hacer con el desempleo” ya mostraban que las políticas nacionales estaban capa caída.
Y aunque tendría mucho que decir al respecto, es hora de soluciones. Hay algo que el país ha ignorado por años y es lo que realmente ha dado poderío a las potencias, el tema de invertir en industria tecnológica. Esto no quiere decir que dejemos de lado las materias primas, pero hay que exportarlas ya transformadas. Tecnología no es solo hacer videojuegos, es producir bienes en masa que estén enfocados especialmente en mercados internacionales. Técnicamente el país tiene un aceptable nivel de educación en el tema, pero es completamente mediocre en mentalidad exportadora. Si tuviéramos el tamaño de Polonia, de seguro la historia sería diferente.
La inversión se debe enfocar en favorecer la creación de desarrollos exportables y en fortalecer una débil política de C&T. La divisa extranjera no viene exclusivamente de quitarle el agua a Santander, viene de vender productos y servicios al extranjero, apoyado en una mejor velocidad en aduanas y un servicio público de correo a tono con las necesidades de los clientes internacionales. Sume a todo lo anterior, capacitación en mentalidad exportadora. No es tan difícil, se ha invertido y perdido mucho más en elefantes blancos y sobrecostos. Solo imaginen que el 25% de los estudiantes egresados de carreras de C&T generan en el primer año USD$100000 en ventas.
Señores mandatarios, dejen de pesar que el desarrollo viene de echar cemento sobre la tierra, bajar impuestos y de una cultura asistencialista y subsidiada. Los impuestos no son malos si hay con que pagarlos, los subsidios son innecesarios si hay empleo. Son necesarias empresas públicas de producción donde cualquiera con una buena idea pueda tener una rápida transición de C&T a producción y no me refiero a los insuficientes parquesoft que con dos impresoras 3D y seis computadores pretenden competir con gobiernos que ya entendieron que el desarrollo tecnológico es lo que da el dinero. Por hoy terminaré ahí, espero poder escribirles la próxima semana.
