Jota Mario Valencia murió y el país se polarizó −raro−. Salieron los comentarios más inhumanos: unos celebrando su muerte y otros, llevando un luto que los había sacudido. La gente parece no darse cuenta de que los medios se han encargado de construir personajes icónicos, casi unas celebridades. Han hecho con ellos lo que han querido, los han moldeado, los han acomodado a sus deseos. Ha sido de una forma tan descarada que el público de estas grandes cadenas ignoran por completo que la idea principal es no tener conocimiento en absoluto de la verdadera persona que está al frente de la cámara, sino que la idea es poder generar odios y amores. Estos personajes son amados u odiados. No hay de otra.
Pachecho fue de los más adorados de todos los tiempos a pesar de que su vida personal fue un sube y baja, una montaña rusa de decisiones que fueron comentadas por todos los colombianos. Y el caso de Jota Mario no pudo estar más alejado de ello: Colombia lo odió porque aseguraban que era una 'lacra', misógino, machista y de un humor pésimo, pero también era el presentador más amado por algunas madres que lo idolatraban y solo llamaban a desearle unos 'Muy buenos días' con todo el ánimo del mundo. Era su ídolo.
¿Pero qué hicieron RCN y Caracol? Echarlos, ser desagradecidos, explotar, exprimir hasta el último momento y desecharlos: ya no servían de absolutamente nada. De por sí la televisión es desagradecida, voluntariosa, grosera y explotadora; cuando Jota Mario fue echado y "sacado de mala forma" vivió una temporada de tristeza y abatimiento, una situación muy similar a la de Juan Harvey Caicedo, Pacheco y el mismo actor Carlos Muñoz. Pacheco no fue solamente despedido, sino que lo marginaron de los medios incluso estando en lo más alto de la fama; a Juan, a pesar de tener una voz privilegiada y su éxito asombroso con los personajes de la Luciérnaga, le pusieron una carta de despedida los "grandes" de radio Caracol. Una carta fría, frívola y sorpresiva.
Y cómo olvidar el caso de Carlos Muñoz, uno de los mejores actores de Colombia, recibió un castigo enorme: fue vetado de RCN y Caracol, todo por haber sido miembro de la Comisión Nacional de Televisión y tomar medidas que no le gustaron a los "grandes de grandes". Sufrió profundamente y cuando le quitaron el veto, falleció, pero ni siquiera los ejecutivos de RCN y Caracol tuvieron el detalle de darle el sentido pésame a su esposa o su hija, ni siquiera el Presidente de Caracol, Gonzalo Córdoba, contestó las llamadas de ellas quienes solo querían entregarle unos documentos específicos. No querían ni pedirían algo en especial.
Estos dueños de poder solo toman, acaban y sacan "de taquito" el problema. Son parásitos. No es de sorprendernos pensar en que muchos personajes menos famosos pasaron por lo mismo, tal vez muchos ni lograron llegar a construir un personaje sino que se quedaron a la puerta esperando por ser famosos algún día. Reconocidos. Amados y hasta odiados.