Faltaban dos meses para empezar la Vuelta a Colombia del 2017 y por ningún lado salía el trazado en el que se correrían las 11 etapas. Movistar, uno de los dos mejores equipos del mundo y que participaría en el evento, se indignó hasta el punto que trinó esto en su cuenta de twitter:
Sólo ante este reclamo Fedeciclismo se apresuró y presentó un recorrido sin la clásica montaña que convirtió a la Vuelta a Colombia en el evento deportivo más importante y emocionante del país. Ante la improvisación los equipos se vieron a gatas para preparar a sus ciclistas. Otra vez la Vuelta a Colombia sería un evento menor, que ni siquiera interesaría a los equipos de la región.
En Latinoamérica Colombia es, de lejos, el país que más incidencia ha tenido en el ciclismo mundial. Luis Herrera en la Vuelta de 1987, Nairo en el Giro 2014 y la Vuelta 2016, han sido los únicos ciclistas del tercer mundo que han ganado grandes vueltas. Sin embargo, su competencia ciclística ha caído en la inopia absoluta. Los ídolos que deslumbran Europa como Nibali, Peter Sagan, Mark Cavendish y Nairo Quintana, prefieren ir a Argentina y competir en enero al Tour de San Luis en el norte de Argentina. Fedeciclismo, en cabeza de su presidente Ovidio Sánchez, no ha escuchado los reclamos de la afición y el periodismo que le exigen reprogramar las fechas de la Vuelta no para agosto, como sucede ahora, en donde los ciclistas están lanzados en medio del Tour de Francia y la Vuelta a España, sino para principios del año. Por eso a la Vuelta vienen equipos extranjeros de nombre impronunciables. Por eso es que las figuras de la vuelta siguen siendo veteranos que superan los 30 años y cuyo rendimiento en las cuestas más altas y extensas es más que extraordinario.
El hecho de que Fedeciclismo no imponga un control anti-doping serio en la Vuelta hace de ésta una competición casi que Amateur. Por eso es que Oscar Sevilla, quien en el 2001 fue mejor joven en el Tour de Francia y subcampeón de la Vuelta a España, se vino a correr a Colombia. En el 2006, a sus 30 años, fue identificado por la Guardia Civil española como cliente de la red de dopaje liderada por el médico Eufemiano Fuentes, el cerebro de la red de uno de los peores escándalos de la historia reciente del deporte. Desde ese año no pudo volver a correr en Europa. El ciclista, actualmente líder del equipo continental Medellín-Inter, ha ganado tres Vueltas a Colombia y a sus 41 años sigue imperturbable ganando pruebas como la Vuelta al Valle.
Basta revisar el Top 10 de la Vuelta a Colombia el año pasado para comprobar que ni siquiera sirve para sacar nuevos prospectos
1. Mauricio Ortega, 36 años
2. Oscar Sevilla, 40 años
3. Alex Cano, 33 años
4. Fabio Duarte, 30 años
5. Alejandro Ramirez, 36 años
6. Luis Laverder, 38 años
7. Oscar Rivera, 35 años
8. Alexis Camacho 26 años
9. Camilo Gómez 30 años
10. Aldemar Reyes Ortega 21 años
Sólo dos corredores no tienen más de 30 años. Nairo Quintana, Rigoberto Uran, Esteban Cháves, Miguel Ángel López y Egan Bernal, todos, llegaron a Europa con menos de 23 años. En la Vuelta a Colombia un joven prospecto es muy difícil que sobresalga al lado de la recuperación médica de los veteranos. A esto se suma que el 75 por ciento de los pedalistas son de cuatro departamentos: Boyacá, Antioquia, Bogotá y Cundinamarca, algo completamente inexplicable en un país donde existen 25 ligas departamentales.
Los periodistas que siguen La Vuelta a Colombia han escuchado muchas quejas de los ciclistas. Desde el abandono total que sienten en los hoteles, en donde muchas veces ellos tienen que pagar su noche de hotel, hasta la pobre organización que hace que el último kilómetro, que por ejemplo en el Tour de Francia está marcado de esta manera:
En España se hace de la siguiente forma:
En la Vuelta a Colombia, en cambio, el último kilómetro se marca de esta manera:
Las imágenes son demoledoras.
José Ovidio Gonzáles y Fedeciclismo no son los únicos obstáculos que tiene la Vuelta a Colombia. RCN, quien compró los derechos televisivos desde el año pasado, ha decidido hacer una transmisión macheteada de la Vuelta, eligiendo arbitrariamente las etapas que televisa y quitándole el protagonismo a los ciclistas. Con una transmisión interrumpida e inentendible, es difícil que una empresa, sin el atractivo televisivo, le apueste al patrocinio del ciclismo.
Los tiempos en los que el país se paralizaba por la Vuelta a Colombia ya no volverán. La afición ciclística, con los logros en las carreteras europeas, renace, pero mientras permanezca la actual dirigencia de Fedeciclismo, la Vuelta sólo será un evento menor, de segunda.
