Razones por las que no apoyo la cadena perpetua para violadores de niños (I)

Razones por las que no apoyo la cadena perpetua para violadores de niños (I)

¿Sumercé cree que esta sociedad, tan corrupta y vil, tan sumamente hipócrita y servil, esté preparada para manejar adecuada y seriamente este tema?

Por: Freddy Vergara Suárez
junio 18, 2020
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Razones por las que no apoyo la cadena perpetua para violadores de niños (I)
Foto: Pixabay

1. Porque si bien todos quisiéramos que un confeso o flagrante violador de niños fuera encerrado de por vida (por no decir que le aplicaran la pena de muerte mediante el garrote vil), Colombia, amigos, es un Estado social de derecho, caracterizado por su garantismo frente a los procesados.. no obstante de que se sigan cometiendo tantos errores por parte de los administradores de justicia (los jueces) y los litigantes-investigadores del Estado (los fiscales).

2. Porque la cadena perpetua no sirve para prevenir ni para disuadir el delito. Es un hecho probado desde la criminología y la penología. Serios juristas, doctrinantes y el grueso de los académicos no están de acuerdo con ella porque nada soluciona. De ocho jueces con los que he conversado al respecto, solo uno la apoya.. pero ninguno, incluyéndolo, quieren verse abocados a aplicarla. El papa francisco tampoco “comulga” con la idea.

3. Porque primero estaríamos obligados a tener un sistema judicial eficiente y verídico. Y eso ni en Estados Unidos, que a pesar de que cuenta con sólidos recursos financieros y que es tan organizado y científico, con el tiempo ha tenido que reconocer que ejecutó (léase, asesinó) o condenó a cadena perpetua a un buen número de inocentes... incluso niños. Pensemos entonces en Colombia, que no es ni la quinta parte de organizada ni científica que el país... eso sin contar con que tenemos una judicatura y una fiscalía pobres, que además exigen sí o sí a sus funcionarios estadísticas mínimas de capturados, imputados, asegurados, acusados y condenados (mientras que los jueces siguen ahogados entre 1000 a 1300 procesos por despacho y decenas de tutelas por resolver cada semana... ergo, nuestro sistema penal está colapsado y uno así comienza a llenarse de errores... y los errores en este punto particular significarían cadenas perpetuas injustas).

4. Porque para tener un sistema judicial que pueda imponer cadenas perpetuas sin sonrojarse nos faltan pero años luz: 30% de los condenados por delitos sexuales contra menores o bien son inocentes o bien no debieron ser condenados si el juez hubiese aplicado debidamente el principio constitucional de la duda favorable (es un dato del Colegio Nacional de Abogados y Séptimo Día se cansó de mostrarnos ejemplos) o si los fiscales no se hubiesen dejado engañar con falsas pruebas y testimonios o contaminado con los siempre-pero-siempre “creíbles” dictámenes de los psicólogos forenses de Medicina Legal (no he visto en veinte años de ejercicio un solo dictamen de estos que diga que la versión de un menor “no es creíble”, pero sí he visto decenas de absoluciones en derecho... aunque también demasiadas sentencias condenatorias “pegadas con mocos”).

Entonces, ¿de cien condenados vamos a sentir nosotros que se hizo justicia, cuando treinta de ellos terminaron pagando una cadena perpetua injusta? Amigo lector, cualquier familiar suyo puede terminar enredado en un delito de estos siendo inocente: el fenómeno del “falso positivo sexual”, como lo llamo desde hace más de un lustro, es pan de cada día en estos procesos, el cual muchas veces es utilizado con fines oscuros, bien sea mediante alienación parental, implantación de falsos recuerdos, presentación de pruebas falsas o llanas y groseras mentiras que se les dicen a las autoridades. Todo lo anterior ocurre por venganzas entre parejas, conocidos, vecinos y aparceros; celos profesionales, sentimentales, laborales o políticos; asuntos de herencias, sextorsiones y hasta por absurdos como querer la presunta víctima justificar el haber perdido el año en el colegio o querer (las presuntas víctimas) sacar de casa al nuevo marido de mamá porque vino a implantar el orden y la disciplina a sus díscolas y rumberas hijastras “niñas”. De todo he visto en veinte años como penalista y aclaro que muchas veces he representado víctimas.. algunas que al final no lo eran (al igual aclaro que no son veinte años sino veintidós: ¡antes no está uno más viejo!).

5. Porque, ¡ojo con esta razón!, “las trampas de la actualización”: el texto del proyecto de ley ha ido cambiando en su tortuoso trámite en el Congreso, “actualizándose”, pero su normatividad definitiva se realizará dentro del año siguiente a que se apruebe (espero que no suceda). Desde hace dos semanas están diciendo los pintosos “cadeneros” que solo se aplicará cadena perpetua de manera excepcionalísima, en “los delitos que tengan todos los agravantes y causen un gran impacto a la sociedad” (algo así como que para Garavitos & Nogueras únicamente, entendería uno); pero nada garantiza que dentro de un año las normas nos resulten bien distintas a lo manifestado. Esto es Polombia, amigos, detallito singular que jamás hay que perder de vista: no sabemos en qué va a terminar la legislación o la siempre cambiante y hasta caprichosa jurisprudencia que también legisla a su modo (de ahí que seamos uno de los países con mayor inseguridad jurídica del orbe).

Lo grave de estas actualizaciones, eso de que será solo para “delitos que tengan todos los agravantes y causen un gran impacto a la sociedad”, es lo siguiente:

1. “Delitos que tengan todos los agravantes". No he visto el primer delito en Colombia que requiera la conjunción de todos los agravantes que la norma trae para entonces hacer viable la aplicación de su pena máxima (en este caso, la perpetua). En la práctica, con dos o más agravantes, el juez puede imponerla.

Pensemos en el agravante de la “violencia”: por supuesto que en aberrantes casos como los de Garavito y Noguera, en donde la violencia física desplegada fue infame y atroz, uno lo entiende y lo justifica fácil. Pero y si resulta luego, como ya viene pasando en Colombia, que esta violencia también puede ser psicológica y entonces una mera y/o supuesta amenaza la configure (ejemplo: “me dijo que si no me dejaba, mataba a mi hermanito”: violencia psicológica = cadena perpetua). Complicado, complicado, muy complicado. Muchas son las hipótesis bastante peligrosas se me ocurren.

2. “En aquellos delitos que además causen un gran impacto en la sociedad”. Esto es terrible, así suene bonito y fácil. ¿Por qué es terrible? Porque, amigos, terminaría no tratándose ni siquiera de una “justicia mediática” sino de un juicio y una condena decididamente mediáticas, ya que el “gran impacto en la sociedad” (no sabemos si en la “sociedad” del lugar de los hechos, la del barrio, la de la ciudad en que ocurrieron, la del departamento entero o la de toda la nación) terminaría entonces evaluándose a punta de likes, emojis bravos, memes crueles, comentarios, publicaciones en redes sociales, número de veces que fueron compartidas, etc. En fin, la red social y los medios de comunicación tradicionales determinarían qué persona merece ir a cadena perpetua. Terrible.

¡Por Dios! Así las cosas los jueces serían reemplazados por los medios y la turba enfurecida de las redes decidiría, por encima de la judicatura, a qué ciudadano se le debe aplicar una cadena perpetua... Los colombianos, en un número nada despreciable, tienen, de manera innata, deseos venganza, violencia y las ganas casi sexuales de hacer legítimas defensas a tiros… ¿Qué supone uno que pasaría? Eso por no hablar de que los medios de comunicación tradicionales, a los que el gobierno generosamente les pauta, publicarían a discreción, en mayor o menor forma y por consejo de sus anunciantes estatales, algunos delitos en lugar de otros. En consecuencia, algunos crímenes se harían miles de veces más mediáticos que otros porque sí (quiero decir, por apoyar algún interés político, económico o de vendetta).

¡Esto es Polombia! De la misma manera en que los medios callan lo que a algunos personajes no les conviene (un hecho probado hasta la saciedad en 2020), podrían darnos pan y circo cuando lo quisieran y distraernos de otros álgidos asuntos nacionales con “urnas virtuales” así: “¿Considera usted que fulanito de tal merece la cadena perpetua?". Y la gente encarnizada y babeante votaría por eso que los medios sí quisieron mostrarle y los jueces tendrían que plegar su decisión al “gran impacto social” que determinado caso tuvo, so pena de que si no lo hacen terminarán no solo siendo tratados públicamente de pedófilos, sino investigados penal y disciplinariamente, y con toda seguridad amenazados de muerte por componentes desestabilizadores de la sociedad que solo buscan distraernos de muchas otras cosas importantes y sendos torcidos flagrantes.

Amigo lector, desde mi modesta urna virtual le pregunto hoy a su consciencia: ¿sumercé cree que esta sociedad, en la que de todo pasa pero nada pasa, tan corrupta siempre y tan vil a veces, tan sumamente hipócrita y servil, esté preparada para manejar adecuada y seriamente este temita de la cadena perpetua?

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