Debió ser a finales de los años 70, quizá en 1979, cuando un día llegó a mis manos el álbum prensado en acetato titulado Sweet Lucy, atribuido a un tal Raúl de Souza que aparecía en la portada con nariz ancha y amplio afro luciendo además una abierta carcajada.
El álbum me lo había llevado esa mañana a mi oficina del Juzgado Séptimo Civil Municipal de Barranquilla la misma persona que hoy por hoy ha hecho posible que 38 años después este genio musical brasilero venga por primera vez a Barranquilla en el marco del Festival Internacional de Jazz, Barranquijazz.
Fueron muchas las ocasiones, no sé cuántas, que la música de Raúl de Souza sonó en la radio barranquillera en el marco de los programas, “Clave de Son”y “Tiempo de Jazz”, que durante muchos años hicimos juntos con Tony Caballero. Y no pensé que entrado ya el siglo XXI la grandeza musical e interpretativa de este trombonista se mantuviera por tantos años intacta en su calidad y su prestigio.
Creador del souzabone, una adaptación especial del trombón de válvulas convencional al que le agregó un cuarto pistón, este hombre se inició en la década del 50 tocando en pequeños lugares nocturnos de su natal Brasil, y hace parte sin duda alguna de ese capítulo especial del jazz que representa en el mundo sonoro contemporáneo la influencia brasilera en la gran música del mundo.
Desde su primer disco titulado À VontadeMesmo, publicado en 1965, Raul de Souza se convirtió en un importante referente de su instrumento como el más completo, versátil y expresivo trombonista brasileiro de todos los tempos; prestigio que lo llevaría de inmediato a grandes escenarios del jazz en el mundo al lado de figuras como Airto Moreira, Flora Purim, SonnyRollins, Cal Tjadery George Duke.
Luego vendrían sus participaciones en varios espacios radiofónicos en los que conoció a importantes maestros como Pixinguinha, Waldir Azevedoy Altamiro Carrilho, y ya en 1955 participó en grabaciones con nombres como Edison Machado, Sivuca, Zé Bodega y Baden Powell.
Dice la leyenda que cuando tocaba en la ciudad de Curitiba, luego de las presentaciones, ya a altas horas de la noche, salía a pasear por unas fuentes de la ciudad cercanas al parque zoológico, en donde había búfalos de agua como atractivos para la gente. Pues a esas horas el trombonista entablaba extraños diálogos con los rumiantes que se convirtieron en una celebridad de la época, lo que inspiró años más tarde el tema "WaterBuffalo", incluida en el disco Colors.
De Souza recuerda los inicios de su gran amistad con el percusionista, cantante y compositor Airto Moreira y de su encuentro con Flora Purim, César Camargo Mariano y José Roberto Bertrami antes de regresar a Río en 1964 para subir un nuevo escalón en su carrera al lado de Edison Machado, Tiãgo Neto, Hector Costita e Edson Maciel, especialmente en el sexteto Bossa Rio, do Sergio Mendes y con EumirDeodato, en los años que él considera más productivos en su carrera.
Por esos mismo años luego de importantes experiencias tanto en presentaciones como en grabaciones lograun contrato para grabar su propio disco con el sello RCA escogiendo para ello nada más y nada menos que el Sambalanço Trio de Cesar Camargo Mariano al piano, Humberto Clayberen el contrabajo y Airto Moreira en la batería. De ese disco el gran trompetista brasilero Claudio Roditi, uno de sus más grandes admiradores, dice que nadie en el mundo puede llegarse a comparar con de Souza como intérprete del trombón de pistones; ni siquiera el mismo Bob Brookmeyer.
Pasó entonces algo extraordinario: fue a Boston para estudiar un tiempo en Berklee College of Music y regresó a Los Ángeles donde impactó a los críticos con su trabajo en el disco Stories to tell de Flora Purim, impresionando muy especialmente al productor Orrin Keepnews, por entonces director artístico del sello Milestone.
La consecuencia inmediata fue la producción en calidad de líder para ese sello del disco Colors, grabado en octubre de 1974 con arreglos de J.J. Johnson y las participaciones de Cannonball Adderley, Richard Davis y Jack DeJohnette. Trabajo que disparó su prestigio en el seno de la comunidad jazzística de los Estados Unidos haciendo parte de sesiones con Cal Tjader (Amazonas), Azar Lawrence (Summer Solstice) y Sonny Rollins (Nucleus).
Un accidente de tránsito le impidió hacer una gira con Rollins pero le brindó la oportunidad de tocar dos veces con su ídolo Frank Rosolino hasta que llegan los días de sus éxitos discográficos cercanos al funk producidos por el pianista George Duke para la Capitol, el Sweet Lucy, en1977 y Don’t Ask My Neighbors, en 1978, con los que patenta su invento del Souzabone y llega a ser considerado como uno de los más grandes trombonistas del mundo de acuerdo a los sondeos de la revista Down Beat.
Luego de algunos fracasos en el campo de la disco-music logra hacer parte de una all-stars formada por Duke, Stanley Clarke, Airto, Ndugu e Roland Bautista, para presentarse en el Rio/Monterey Jazz Festival, en 1980, luego de lo cual decidió abandonar su carrera en Europa y quedarse a vivir en Brasil con una nueva vida personal y haciendo clases y talleres en las universidades brasileras, así como participando en sesiones con músicos como Gilberto Gil, Toninho Horta, Maria Bethânia, Lisa Ono, Salena Jones, Nelson Angelo, Taiguara, João Donato, Eloir de Moraes y Tom Jobim.
Logra reeditar viejas grabaciones con Airto y Flora que le permiten remozar su nombre a nivel internacional y ya en1998, a punto de mudarse a Paris graba en dúo con su discípulo norteamericano Conrad Herwig, a la manera de J.J. Johnson & Kai Winding.
Su nombre, su historia y su estilo siguen siendo hoy testimonios extraordinarios de una cátedra viva de trombón jazzístico, y será sin duda una de las grandes estrellas de Barranquijazz este año.