Estoy en el sexto piso de un edificio sin ascensor. Afuera llueve. Tengo el tobillo hinchado y un hambre atroz. Simplemente, no tengo cómo salir a buscar almuerzo. Sin pensarlo, es la oportunidad para probar que tan efectiva es la aplicación Rappi que tengo montada en el celular. Tengo el chance de pedir productos para cocinar o directamente el almuercito: un perro caliente, una pizza, un pollo asado.
Tengo la opción de algo rápido: hacer mercado o pedir un antojo. Coloco mi dedo en la pantalla del celular sobre los productos y los voy deslizando a una canasta donde los junto. Me piden confirmar el pedido cuyos precios aparecen definidos y me cobran por el domicilio entre $1.900 si pido un mercado, o el 10% de mi compra en caso de haber pedido un antojo. Envío el mensaje y en quince minutos tengo solucionado el tema: el citófono anuncia que ha llegado el pedido. Puedo pagarlo en efectivo o con la tarjeta Rappi.
Tres colombianos, Sebastián Mejía, Simón Borrero y Felipe Villamarín lanzaron en julio del 2015 Rappi. La idea pegó: en menos de un año cuenta con 70 mil usuarios.
¿Quién adquiere y transporta los productos para que le lleguen al cliente? Un rappitendero, que es una persona independiente que utiliza la plataforma cuando quiere ganarse un dinero extra y, si se encuentra cerca de la zona, se ofrece para ir al supermercado y efectúa la compra. Fácil, sencillo, rápido. Además Rappi permite comprar muchos productos a la vez, algo que no ofrecen sus aplicaciones rivales.
Rappi usa la plataforma Grability, creada en el 2013 por Villamarín, Mejía y Borrero. Con Grabily los tres colombianos han podido trabajar con los retailers más reconocidos del mundo como El corte inglés en España y Relliance en la India. Rappi se deriva de este invento.
En Colombia sólo el 1% de las compras de supermercado se realizan a través de aplicaciones. Con el auge de Rappi esta tendencia aumentará vertiginosamente. La iniciativa ya ha sido reconocida con el galardón Innovation Showcase de la feria de ETAIL en el 2015 en Atlanta, Estados Unidos y ha firmado un contrato con Cencosud, la cadena de supermercados dueña de Jumbo y espera consolidarse en toda América Latina.
Hasta el momento la idea sólo cubre el 75 por ciento de Bogotá y la mitad de la Ciudad de México pero, ante los buenos comentarios y la alternativa laboral que le ofrece a los rappitenderos –muchos logran ganar más de 700 mil pesos mensuales trabajando poco menos de cinco horas– Rappi es el futuro de las compras online.
Mientras termino los canelones veo, afuera, un diluvio borrar los cerros. Gracias a Rappi compré todo lo que necesité sin salir de casa.
¿Cómo funciona?