El Ministerio de Educación está sacando pecho de su Índice Sintético de Calidad Educativa (ISCE) y de haber evaluado a 12.845 colegios públicos y 9.530 colegios privados con esta metodología. Sin embargo, es una tristeza que la manera de determinar si un colegio es “bueno” o “malo” sea evaluando solamente lo que saben los estudiantes sin importar lo que son; sería como evaluar que un hombre es un buen hombre porque es vicepresidente financiero y no porque es buen padre, buen hermano y buen esposo. Es una vergüenza que nos quedemos en la apariencia… por eso no es extraño que Facebook sea tan exitoso, es la alabanza a lo que no es.
Muy útil que un niño sepa matemáticas, pero ¿esto de qué sirve si el niño es egoísta o intolerante? Muy útil que un niño sepa de historia y de geografía, pero ¿de qué le sirve poder dividir el mundo en épocas y naciones si no es capaz de ver el ser humano detrás de cada rótulo? Muy útil que un niño sepa de ciencias, química y física, pero ¿esto de qué le sirve si se siente superior a sus compañeros por el simple hecho de saber más?
El problema de Colombia, y del mundo, no es una falta de conocimiento, no es una falta de inteligencia, es una falta de valores, es una falta de humanidad. ¿Acaso a los directores de Interbolsa les faltaba inteligencia o conocimiento? ¿A todos los políticos que están procesando les faltaba inteligencia o conocimiento? ¿A todos los protagonistas de los escándalos de ‘usted no sabe quién soy yo’ les faltaba inteligencia o conocimiento? No, no y no.
Antes de preocuparnos de si un niño sabe matemáticas, biología, física, química, geografía, sociales, religión, historia, filosofía, arte o cualquier otra materia, lo prioritario en un niño (y en un adulto también) es que sea tolerante y no intolerante, que sea generoso y no egoísta, que sea amable y no irrespetuoso, que sea honesto y no un bandido, que sepa escuchar y no rechazar… que sea humano y no inhumano.
Nos enfrentamos, nos dividimos, nos insultamos, nos maltratamos discutiendo si es mejor el capitalismo o el socialismo, o si es mejor el partido azul o el partido rojo o el partido morado, o si es mejor la democracia o la dictadura, y todo esto es una pérdida de tiempo. La forma no importa, la forma es irrelevante. Lo que importa es la esencia. Y la esencia de todo sistema, de todo método, de todo régimen son las personas.
¿Si todos fuésemos como la Madre Teresa o como Gandhi, el capitalismo funcionaría? Sí. ¿Funcionaría el socialismo? También. ¿Y la democracia manejada por un partido fucsia? Claro que también. Mientras sigamos creyendo que a la Paz se llega con excelencia académica, vamos por mal camino. ¿Queremos un país en Paz o un país que progrese? Sí, yo sé, queremos un país en Paz y que progrese, pero para poder progresar en Paz primero hay que alcanzar la Paz y después el progreso, no al revés porque el progreso sin Paz no tiene forma de llevarnos a la Paz.
Y mientras sigamos creyendo que la Paz se enseña solo en casa y que el progreso se enseña en el colegio, seguiremos igual de mal (o peor).