En Colombia hay más de 10 000 casos anuales de violencia sexual a menores reportados (la cifra real puede ser el doble). Para reducir este aterrador indicador se proponen imponer la cadena perpetua a los abusadores de menores.
¿Será que la existencia de esta sanción habría evitado el abuso y asesinato de Yuliana Andrea Samboní?
Lo dudo. Esto no quiere decir que de pronto la sanción actual debería ser mayor. Perfecto, aumentémosla pero busquemos el origen del problema para que ni siquiera haya víctimas. La muerte de Yuliana no ocurrió por falta de normas más duras, sino porque la familia de Rafael dejó que “el hueco se convirtiera en cráter”. Ahora bien, esto es lo que intuyo, pero de pronto me equivoco, y de ser así me disculpo con la familia si esta conclusión es equivocada.
Quienes vivimos en Bogotá sabemos que si la ciudad reparase los huecos apenas se empiezan a formar, la solución sería rápida, sencilla y poco costosa. Pero dejamos que el hueco se vaya agrandando hasta convertirse en cráter, no sólo dañando llantas, rines y causando accidentes, sino que además para arreglarlo hay que cerrar todo un carril, causar un trancón innecesario y gastarse un dineral. Y todo por no enfrentar el problema a tiempo.
De Rafael se han dicho muchas cosas: que era mujeriego, que había plagiado su tesis de grado, que tenía problemas con el alcohol, que solía perderse durante días, que hacía fiestas de naturaleza sexual, que contrataba prostitutas, que visitaba la zona de tolerancia, que ordenaba adolescentes a domicilio…y tantas otras. Algunas serán falsas o exageradas, pero es claro que tenía problemas.
Tenemos miedo a enfrentar la verdad
y a ponerle límites a las personas que queremos
Si su familia conocía este comportamiento, ¿por qué no hicieron nada al respecto? Porque les pasó lo mismo que nos pasa a todos: le tenemos miedo a enfrentar la verdad y a ponerle límites a las personas que queremos. Cuando es mi hijo busco protegerlo, esconderle las botellas, ser laxo en las consecuencias e inclusive sacarlo de problemas… pero cuando es el hijo del vecino ahí sí que le saquen las botellas a la plaza pública y que lo castiguen fuertemente.
Si es verdad que plagió la tesis, ¿qué habría pasado si su padre, decano de la Facultad de Arquitectura, hubiera impedido que su hijo se graduara de arquitecto? O así con cualquiera otra situación. Difícil, por su puesto, pero de pronto menos duro que vivir este escándalo.
Si realmente amamos a alguien lo debemos proteger, pero protegerlo del futuro y no de las consecuencias de sus actos en el presente. El verdadero amor no esconde sino que enfrenta, así a quien enfrente se moleste conmigo. Claro, es fácil pensar así con los hijos de otros, pero vaya y hágalo con los míos.
Escribo con profundo respeto hacia esta familia porque puedo imaginar la vergüenza y el dolor que todo esto ha causado. Dudé en escribir esta columna porque no pretendo juzgar, sólo busco utilizar esta situación como ejemplo para compartir una reflexión que nos ayude a crecer como sociedad y así contribuir a reducir los miles de casos de abusos de menores y de prostitución infantil.
Publicada originalmente el 28 de enero de 2017