En las horas del mediodía de ayer lunes 22 de julio, dos días después del día de la Independencia, se coló entre los periodistas que el juez encargado del Juzgado Primero Penal del Circuito daría a conocer el fallo que resolvía la situación judicial del alcalde Rafael Martínez, quien llevaba cuatro meses sin poder salir de su casa por una decisión judicial anterior que le otorgó, injustamente, la detención domiciliaria, un juez que lo consideró "un peligro para la sociedad" tras tres años de gobernarla con creces.
A partir de las 4:30 empezaron a llegar hasta el edificio donde funcionan los juzgados los primeros periodistas. De la misma manera hizo presencia un piquete de policías bachilleres y otro del Esmad o también llamados "robocops", lo que llamó la atención y preocupó a esos primeros comunicadores sociales, puesto que no se explicaba la razón de tanto despliegue policial si en el lugar ni siquiera había gente amotinada ni mucho menos alterando el orden público.
El edificio Benavides Maceas, a esa hora, estaba tan normal e incluso con menos gente de lo normal que ni siquiera sabía lo que allí ocurriría una hora después. Algunos hasta llegaron a preguntar si era que iban a llevar hasta allí a Santrich. No obstante, al explicársele que solo se trataba de la lectura de un fallo por parte de un juez y el cual le resolvería la situación jurídica al alcalde popular de Santa Marta, se mostraron más asombrados: "Caramba y mientras tanto la ciudad desprotegida".
Cuando llegó el momento en que se dio a conocer la sentencia del juez, la labor del enjambre de periodistas que ya se había hecho presente al sitio, se vio interrumpida por unas cinco damas que estallaron de júbilo en el instante en que el abogado del alcalde daba la primicia sobre la libertad de Martínez. Estaban tan eufóricas, que no les importó ni siquiera que los comunicadores las mandaran a callar, pues siguieron derramando su emoción a lo largo de la intervención del abogado.
La noticia voló: en cuestión de segundos estaba por las redes, por las emisoras de radio y los dos únicos impresos diarios de la ciudad empezaron a desmontar sus primeras páginas. Se acababa de producir la noticia más positiva y alegre de la ciudad en lo que iba del año, pues hasta ayer solo se habían registrado hechos lamentables y trágicos que todo el mundo espera ahora no se repitan jamás.
Sin embargo, la reacción de los seguidores del retorno del alcalde tampoco se hizo esperar y rápidamente una comitiva de despedida se trasladó hasta la alcaldía, pero se percataron que el alcalde que habían "importado" desde Bogotá, para reemplazar al alcalde verdadero, ya se había ido para su fría tierra natal y a los marineros que había hecho contratar para que los acompañara en el barco de papel que le inventaron, los abandonó a sus suertes, como suelen hacer los malos capitanes, y tuvieron que salir por "la popa" de aquel navío pirateado durante los cuatro meses más nefastos que ha tenido la ciudad en los últimos ocho años.
A las 10:00 a.m. de hoy, el alcalde abordará de nuevo el barco y retomará el timón, a fin de conducirlo a puerto seguro, para evaluar cómo lo dejaron los corsarios capitalinos.