Rafael Benavides Ardila: in memoriam

Rafael Benavides Ardila: in memoriam

Rafael nació el 6 de febrero de 1971 en El Bagre. De un día para otro se vio involucrado en un campeonato local. Con el tiempo se convirtió en un líder técnico

Por: Carmelo Antonio Rodríguez Payares
noviembre 10, 2021
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Rafael Benavides Ardila: in memoriam
Foto: cortesía

Para quienes apenas acaban de llegar a esta esquina del cuento, quiero explicarles, con el mayor respeto que se merece nuestro protagonista, que este ya no se encuentra entre nosotros por la sencilla razón de que falleció dos meses y siete días después de haber celebrado su primer medio siglo de vida y cuando la mayoría de sus amigos dábamos por descontado que iría a ser uno más de los sobrevivientes de esta pandemia que nos sentenció a un encierro desde el 20 de marzo del ya olvidado 2020.

Respondía al nombre de Rafael Alberto Benavides Ardila, quien nació el 6 de febrero de 1971 en el municipio de El Bagre, Antioquia, sitio a donde fue llevado en caravana con el propósito legítimo y cristiano de que sus restos descansaran en paz, como en efecto se hizo.

Lo conocí en la última vuelta de su existencia y logramos establecer unos lazos de amistad que hoy quiero destacar.

Como buen hijo de carpintero que soy, acudo a la siguiente figura literaria para explicar el por qué de este relato y es porque la lija del tiempo es quien todo lo pule y, por consiguiente, cuando apenas han pasado escasos siete meses en los que Rafael ha trascendido a otra dimensión, pero sobre todo porque una de las promesas de la entrevista, que forma parte de “El Bagre, bocachico y goles”, era que la misma vería la luz en el mes de noviembre como una especie de cierre de los capítulos que desde el mes de enero, justo cuando nos quedamos sin el Pony fútbol en Medellín, habíamos hecho esa especie de promesa como ahora se cumple.

Les decía que el hijo de doña Chica y de Rafael nació en El Bagre el primer sábado del mes de febrero de 1971, que ese año cayó sábado y una vez tomó conciencia lo matricularon en la escuela de Pueblo Nuevo, en donde a duras penas alcanzó a aprobar los dos primeros años, porque un diagnóstico del médico Yépez dijo que era menester sacarlo de la institución porque el niño no lograba concentrarse en las clases, en especial cuando se relacionaba con la materia de español. Con ese consejo y saber siquiera que el mundo era redondo, su próximo destino fue la ciudad de Barranquilla, la puerta de oro de Colombia, la misma que hoy es la casa de la selección.

En aquella ciudad le tocó repetir el segundo año de primaria y fue recibido en la casa de su tía Elvia, quien por esas cosas de la vida terminó de criar a su hermano Rafael; es decir, al papá de nuestro invitado, quien a los 12 años de edad arribó donde su hermana proveniente de un lejano pueblo ubicado en el departamento de Sucre llamado Santiago Apóstol, en jurisdicción del municipio de la Villa de San Benito Abad, que es a su vez uno de los sitios más visitados del país, porque allí se venera la imagen del señor de los Milagros, alojada en la bella Basílica Menor y que es orgullo de toda la región.

Después de esa pasantía y de haber vivido en el barrio Kennedy, muy cerca de la antigua plaza de toros, regresó a El Bagre para continuar sus estudios, esta vez matriculado en la escuela de Bijao, en donde pudo por fin escalar en sus aspiraciones académicas a la vez que se unía al grupo de “pelaos” que tenían en el fútbol el mejor aliciente para sentirse vivos en aquel pueblo que para entonces era considerado el mejor vividero del mundo.

Allá contaban con espacios para la diversión futbolera, así las mismas no contaran con los requisitos necesarios como los piden las normas, pero eso a ellos nada las interesaba y les daba lo mismo jugar en la llamada cancha de los Knight, en un pedazo de la pista aérea en donde las porterías no eran más que un promontorio de piedras con camisas encima, a una distancia de 11 pasos que muchas veces se prestaba para las más agrias discusiones cuando alguno de los equipos marcaba un gol que a su vez desbarataba uno de los “arcos” y se armaba el agite que a veces terminaba en uno que otro golpe entre alguno de los más bravitos de cada equipo, pero eso sí, no pasaba más allá y el partido continuaba sin sangre en la arena.

De un día para otro se vio involucrado en un campeonato local, el famoso interbarrial que recogía los oncenos patrocinados por almacenes como el Variedades, el Sol; para que se juntaran con los de las Delicias, Portugal y el propio Bijao y de allí fue donde surgieron los primeros escogidos para conformar el equipo Babyfútbol como se conocía antes y luego dio el salto a los intercolegiados organizados por el Liceo de El Bagre, dirigido por el profesor Ricardo Casadiego, quien lo ubicó en la cancha con la camisa número 9, que según él, identifica a los goleadores.

Fueron campeones en los Intercolegiados jugados en el municipio norteño y frío de Santa Rosa de Osos, de donde fue llamado para integrar la Selección Juvenil por el entonces técnico William Knigth, quien tuvo muy poca presencia en la dirección que luego asumió el profe Celso Florentino Madera y fue el momento en que se armó la batahola en la casa en donde sus padres lo pusieron en la disyuntiva de escoger entre el fútbol o los estudios, y claro, se tuvo que ir por el camino de la academia que le ofrecía mayores oportunidades para superarse.

Volvamos a sus padres, doña Francisca Ardila y Rafael Benavides, siendo ella una de las primeras mujeres en hacer parte de un colectivo político, bajo las banderas del Partido Liberal y en consecuencia pronto la vimos en los distintos escenarios, pero no con el nombre que recibió en la pila bautismal, sino con el que la identificó para siempre, hasta que se despidió para siempre como “Chica” Benavides, mientras que su esposo era un señor respetable que se ganaba el pan diario vinculado a la empresa minera, que ya llega a su quinto nombre.

Ahora recuerda que justo en ese año sintió que sentía cierta atracción por lo que los expertos definen como el arte y la técnica de proyectar, diseñar y construir, que no es otra cosa que la Arquitectura, una ciencia que acompaña a la humanidad hace por lo menos 500 mil años, mejor dicho, desde que el hombre dejó de ser errante y andariego y se convirtió en sedentario alrededor de la agricultura, dirigida por las mujeres que con ella encontraron la manera de sentarse en un sitio, época que la historia designó como el Neolítico.

Impulsado por el profesor Pedro Gordon, quien le inculcaba a sus alumnos que atendieran el llamado a su vocación y por ello los estimulaba a buscar un camino y fue así como, en compañía de seis de los recién egresados, tomaron nuevos rumbos y se convirtieron en estudiantes de la Corporación Universitaria de la Costa, una institución de carácter privado con sede en la ciudad de Barranquilla. Allá tuvo la oportunidad de vestir la camiseta de ese centro de estudios en donde recordaba a sus referentes del fútbol bagreño como David Tabares, el eterno capitán con el 10 en la espalda, Carlos Mercado y Fabio Ríos junto con los partidos jugados los domingos entre El Bagre y Zaragoza, rivales eternos; pero también aquellos más locales como los equipos de Bijao, Portugal, Tigüí, Casa Roja, La Floresta, El Colegio, arbitrados por siempre bien recordado Pachito, que con su caminar de pato alegre se convertía en otrade las figuras de los partidos, porque pese a su corta estatura era respetado por su verticalidad a la hora de aplicar justicia, pero muchas veces fue blanco de los jugadores o hinchas que no compartían sus decisiones.

Ah, también la cancha Murumbí en Portugal era objeto de sus nostalgias. Hasta ahora no se mencionaba la cancha de Pueblo Nuevo, la respetada por siempre, porque como ya se dijo, en esos tiempos cualquier pedazo de terreno era utilizado para practicar el fútbol, hasta que la entonces empresa Mineros de Antioquia, hoy Aluvial S.A.S., tomó la decisión de su vida y bajo el liderazgo de Gonzalo Gómez Vargas, por entonces un alto dirigente de la compañía, para que se le hiciera un recorte a la pista aérea en donde tuviera espacio una cancha reglamentaria y esa tarea le fue encomendada al ingeniero Héctor Darío Velasco Vargas, quien a las claras tenía bajo su responsabilidad un trabajo complicado. Esto porque la cancha podría quedar al sur o al norte y al fin las mangaveletas, que son las que marcan el rumbo de los vientos, dejó en claro que lo mejor para las operaciones aeronáuticas era que se recortara sobre el norte y así ocurrió.

Rafael terminó sus estudios universitarios en el año 1997 y recibió el grado el 15 de agosto y una vez concluidas las diligencias del caso, retornó a su tierra natal que estaba administrada por el médico Fabián Palacio Zapata en su calidad de alcalde y quien, para bien de sus amigos, acaba de superar un reto a su salud. Y eso no era nada, porque la Oficina de Planeación estaba en manos del ingeniero civil Enrique Vanegas Ospino, quien al recibir noticias del regreso de su amigo, lo llamó para que se ocupara de sus primeros trabajos. Todo ello era avalado porque Rafael fue el segundo arquitecto graduado de El Bagre porque el primero fue Jaime Pineda Cardona, dice hoy en este espacio que reservamos para hacer la entrevista, justo en uno de los locales de Metro Centro, en el sector de La Alpujarra de Medellín.

Con la llegada como alcalde de El Bagre de Salvador Hernández Terán tuvo su primera incursión en el servicio público y fue así como el seis de enero de 1998 asumió como director del Fovis, con el reto de fortalecer la entidad, cargo que ocupó durante los tres años de esa controvertida administración que terminó con el alcalde en la cárcel, pero que en nada empañaron el trabajo de este hincha del Junior y que por el contrario presentó un balance positivo en materia de vivienda rural y urbana. En el 2001 pisa los terrenos de la ciudad de Medellín, ya casado con la ingeniera civil y paisana Ibeth Buelvas, hija del patriarca recién fallecido, Luis Eduardo Buelvas Dunan, y convertido en el padre de Blanca.

Entabla amistad con los políticos Luis Pérez Gutiérrez y Gilberto Quintero Zapata, de la mano de su amigo y casi hermano, porque se crio en su casa en El Bagre, Eber Julio Velásquez López, y comienza una etapa que le permitió abrirse a otras actividades, sin dejar su profesión, como era la de conformar una colonia bagreña, pero con fines deportivos, tal cual lo dijo en su momento Óscar Rodelo que lo acompañó en ese fin. Eder Cuero, Carlos Oviedo y Chimichagua eran los de mostrar en el equipo que cada ocho días o cada que conseguían rivales, iban a las canchas respectivas siempre con el mensaje de representar al pueblo de todos ellos.

Antes de abandonar este mundo me dijo que tenía interés de reanudar esas actividades y hacer una convocatoria, pero temas como la pandemia y otras dificultades habían retrasado sus aspiraciones. No obstante era claro cuando señalaba que hoy la juventud bagreña, para mal de todos, estaba por otras cosas y menos por lo que por muchos años fue reconocido ese municipio del Bajo Cauca, que parece haber perdido el norte en cuanto a propósitos nobles y sanos.

Cuando estaba a punto de concluir estas letras, tuve la oportunidad de reunirme con algunas personas alrededor del tema de la muerte y uno de ellos reseñó que de los tantos misterios que tiene es que ella no le permite a nadie conocer el final de tantas cosas que uno deja en la vida sin terminar, otro dijo que es como estar dormido, pero con la imposibilidad de pararse a orinar. Por supuesto que un personaje como Rafael Benavides, alegre y siempre con una sonrisa que era su hoja de presentación, tuvo amigos cercanos con quien compartía muchas cosas y de ellos me señaló a Pedro Rezza, César Córdoba, Alirio Álvarez, Carlos Mario Mesa Sierra y Julio César Zapata, el narrador bagreño, entre otros.

En la mañana del 13 de abril de este año, cuando apenas encendí el móvil, encontré una llamada perdida y casi de inmediato tuve que responder el número de Antonio Molina, quien desde el otro lado me dijo: “Rafa se murió”. No tuve alientos de pararme de aquel sitio porque era la cuarta vez en mi vida que comprendía el significado y el alcance de aquella frase.

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