Con ciento cinco mil firmas de apoyo ciudadano y la participacion de lideres de diferentes regiones del pais, se radicó éste jueves en la Presidencia de la República, la iniciativa “Sin juventud no hay postconflico”. La cual busca que en la mesa de diálogos de paz entre el Gobierno y las Farc en La Habana, se realice una audiencia dedicada a la juventud colombiana.
“No definir el camino para los 6.000 jóvenes que hoy hacen parte de las Farc es un limbo que urge resolver al Gobierno, pues quienes solo conocen las armas y el combate, en el actual panorama, no irían al Sena ni a Coldeportes. De forma clara, esto es la vía libre para ingresar a las bandas criminales y estaríamos en un escenario peor que estos 50 años ya vividos. ¿Qué hará Colombia con unas ‘bacrim’ fortalecidas con quienes eran miembros de la guerrilla?”, manifestó Fiesco.
Junto a este líder estudiantil de la Universidad Javeriana de Bogotá, trabajan Jorge Camargo Tovar, Juan Guillermo Rodríguez, Andrés Felipe Camargo, Nicolás Espitia, Juan Camilo Arboleda, Andrés Pedraza y Zully Morales, encargados de la recolección de firmas en el país; Germán Almanza en las universidades; Andrés Madriñán y Andres Felipe Rendón, coordinadores en el suroccidente del país; Shirly Gordillo en comunicaciones; Laura Zacour en la Región Caribe y en Antioquia Santiago Mejía.
Todos están convencidos de que la campaña publicitaria que implementa el Gobierno invitando a los guerrilleros a desmovilizarse, quedará atrás y tendrá que ser reemplazada en caso de que se logre un acuerdo de paz en La Habana. Por eso, dos de las peticiones concretas que presentarían en la mesa de negociaciones sería que el Estado llegue a las zonas de conflicto no solo con el Plan Patriota sino también con salud, educación y todas esas carencias que han sido cultivo para la violencia, así como buscar el compromiso de la guerrilla de no reclutar más niños y jóvenes.
“La juventud en los diálogos de La Habana no puede ser un tema vedado ni un tema menor. La lista no puede continuar incluyendo nuevas familias sin hijos por secuestro o siendo secuestrador, hay que ponerle fin a los testimonios que relatan desde la otra Colombia —la rural— aquellos que dan fe cómo llegan guerrilleros hasta veredas remotas sin que esto logre la atención del Gobierno”, agrega Josías Fiesco.
En otras palabras, dice, si el presidente Santos recibe elogios y aplausos de muchos sectores por atreverse a dar el paso de dialogar con las Farc, con mayor ímpetu se le debe exigir definir el futuro para los 6.000 jóvenes que abandonarían las filas guerrilleras y que solo saben maniobrar un fusil. “Si el señor presidente designó una comisión de ‘notables’ para que se siente con la guerrilla, también debe atender junto a sus más destacados representantes el llamado de nosotros, las nuevas generaciones de colombianos, sobre el papel de quienes decidan dejar las armas”, dice.
Ahora, aunque Fiesco asegura que es lamentable que el proceso de negociación se haya politizado al punto de que hoy en el país se plantee la disyuntiva de que quien no está a favor de la paz está a favor de la guerra, dejó claro que no hay intereses o filiaciones partidistas detrás de la iniciativa: “Nuestra apuesta es de colombianidad y de unión. Nuestra preocupación es que las cosas se hagan mal y nos dejen un país peor”. De ahí la convicción que replican a su paso y convocan al país “Sin juventud no hay posconflicto”.