Lo primero que saqué del maletín que me entregaron el primer día de clases en la Universidad de Salamanca (USAL), fue la famosa frase popular, al parecer tan antigua como la institución, con la que en latín, titulo esta nota, y traducida al español dice: “Lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo otorga”, a pesar de que este dicho no figura en ninguno de los edificios, es asociada con la Universidad y quiere decir que esta no hace milagros, por lo que quien llega jumento, así se queda.
En 2018 festejará ochocientos años de fundada en 1218 por Alfonso IX, rey de León, la universidad de habla hispana más antigua de las que existen en la actualidad. Cuenta este prestigioso centro docente con el honor de que haya sido el propio Alfonso X, rey de Castilla y León, llamado “el Sabio” por haberse destacado más por promover la cultura que por sus acciones bélicas que era lo usual en sus predecesores; pues fue “el Sabio” quien dotó a la Universidad de Salamanca de una legislación para organizarla y además la dotó financieramente en 1254.
Tiene la USAL, una de las biblioteca más antiguas, mejor conservadas y hermosas del mundo; comenzó su fondo bibliográfico a dotarse desde su fundación, hoy tiene tres mil manuscritos,que son libros anteriores a 1440, cuando Gutenberg inventó la imprenta. Cuenta la biblioteca con 477 incunables, que son aquellos libros impresos desde 1440 hasta 1499, se llaman así por el vocablo latino incunabula, o que para entonces aún estaban “en la cuna”, los primeros producidos, si se puede decir “en serie” o impresos. El 40 % proviene de imprentas venecianas, pues el primer incunable español tan solo se imprimió en Zaragoza en 1475, cuando los italianos dominaban ampliamente la novísima técnica.
El inmenso placer de haber entrado a esa tan antigua biblioteca, ha pagado con creces este maravilloso viaje.
El edificio original, hoy llamado histórico pero al comienzo se llamó edificio de Escuelas Mayores, se comenzó a construir después de 200 años de estar funcionando la Universidad, en 1415 se empieza la primera parte, para concluir la segunda etapa en 1452. Es un claustro en su estructura y quedaron listas sus dos fachadas, siendo la principal y más conocida la de la Calle Libreros.
Fachada típica de la época, de los mejores ejemplos del estilo plateresco español, que consiste en un refinado decorado de orfebrería, en el que no quedó un solo hueco sin adornar; imaginen una joya tradicional momposina pero gigantesca como la foto que les dejo a continuación.
Varias de las leyendas de esta Atenas moderna, surgen de esta fachada, la célebre Parrita, rana ampliamente conocida, tanto en la Universidad como en la ciudad, nació aquí y lleva poco más de 560 años brincando por toda la ciudad y gastando bromas a todos los que puede.
Sorprende conocer que varios refranes conocidos, provienen de Salamanca, tales como “el derecho a pataleo”, que era el ruido que hacían los estudiantes, golpeando el suelo para calentarse los pies en el aula de clase durante los fríos inviernos salmantinos. O, “estar en capilla”, surge de que los estudiantes pasaban un día entero en la capilla de Santa Bárbara, pidiendo su intercesión para pasar los exámenes.
“Salir por la puerta grande”, atribuido erróneamente a la tauromaquia, es realmente salmantino; se refiere a que los estudiantes que aprobaban salían muy orondos por la gran puerta que he descrito, mientras los que reprobaban salían con gran pena y nada de gloria, por la puerta de atrás, que era una pequeña por la que sacaban las carretas.
Esta es la bien conocida Salamanca, donde los buenos salen sabidos y los sabios salen doctores. Es realmente un privilegio estar aquí en este templo del saber, a donde deberían venir todos los jóvenes abogados que quieran brillar como estrellas en el cielo.