Sonabas para reforzar a River en febrero y un tipo, un tipo del cual nadie se acuerda en Argentina, un periodista mediocre, Pablo Carroza, dijo que no eras jugador del Millonario, que estabas más gordo que él. Llegaste en silencio, intentando revertir una carrera que se la había comido el reggetón. Nunca supiste que te gustaba más, si la música o el fútbol. En Porto nunca pudiste brillar, decían que eras pequeño, de motorcito, sin fondo para los noventa minutos. En el Medellín, tu ciudad, renaciste el año pasado. Volviste a ser llamado por Pékerman y en River, te recibieron con desconfianza, se burlaban de ti porque eras amigo de Maluma, porque no tenías pinta de futbolista. Y que va, lo que hiciste fue cerrar bocas. En el Mundial hiciste uno de los goles más bonitos del torneo. De tiro libre ante Japón. Fuiste el sustituto ideal de un James lesionado, maltratado.
Después del mundial volviste a River y fuiste figura, con partidos impresionantes como contra Independiente en Cuartos de Final. La gente en el Monumental te comparaba con Ariel Ortega por jugadas como esta:
A final de año empezaste a apagar de nuevo. Volvieron las críticas a tu condición física. Es muy bajito decían, muy gordito. En la primera final del mundo, en la Bombonera, apenas te dieron diez minutos. No alcanzaste a mostrar tu fútbol y aún así te criticaron. Una lesión muscular amenazó con dejarte por fuera de la final en el Monumental. La accidentada final. La aplazada final. Los disturbios de ese sábado sólo sirvieron para darte más días de recuperación. El destino se confabulaba para darte la revancha y lo lograste, lo lograste.
Ese domingo no arrancaste de titular en el Bernabeu. La gente te pedía. Los hinchas de River te ungieron como salvador. Entraste cuando el partido estaba perdido, controlado por Boca. Y cambiaste la historia. No sólo un golazo de media distancia en tiempo suplementario sino una jugada exquisita que comenzó con un tiro de esquina de Boca en el último minuto y terminaste con un pase gol al Pity Martínez y tras, fuiste lo más grande en la final más grande del mundo. Quintero cerró todas las bocas, no sólo de periodistas de allá sino de gente de acá como el periodista Rentería que te dice, socarrón, Quinterito. Borras a todos aquellos que hablaban de que eras un jugadorcito de partiditos. Fuiste grande entre los grandes. Grande entre los grandes. Hoy cambiaste la historia del partido más importante del año. Quintero va rumbo a ser el mejor jugador de Suramerica, una distinción que acá han ganado solo el Pibe, Teo y Borja. Grande Quinterio. Tenemos que aprovecharte, apenas tienes 25 años. Y a todas estas…¿dónde estará el infame periodista Carroza?