Una de las promesas incumplidas más recordadas del alcalde de Daniel Quintero se relaciona con la designación del gerente de EPM. En medio de la campaña y ante varios medios de comunicación, el entonces candidato afirmó que a su llegada contrataría una “firma cazatalentos” para encontrar el mejor perfil. El Quintero activista siempre cuestionó el origen del exgerente Londoño de La Cuesta, de quien solía decir que se estaba comiendo “el queso de la corrupción” y quien venía de gerenciar una encuestadora.
Dado que su impulso en la opinión de la ciudad se debió a su activismo frente al tema de EPM, el nombramiento del gerente siempre fue un tema sensible y Quintero equilibró las cargas al prometer que lo elegiría la tal firma cazatalentos. La realidad es que eso nunca pasó y el gerente saliente fue nombrado a dedazo. Tenía un claro origen conservador y un perfil muy poco técnico para un cargo de ese nivel. Además, no duró ni dos años al no soportar los choques con el alcalde.
A decir de uno de los asesores del despacho, fue difícil cumplir con la promesa de la firma cazatalentos porque había poco tiempo y el proceso resultaba largo. La salida más fácil era nombrar una persona de la entera confianza del alcalde y cercano a sus intereses políticos, eso sí, muy distante al Grupo Empresarial Antioqueño y al uribismo. Esas cualidades las cumplía Álvaro Guillermo Rendón, pero no cumplía a cabalidad un criterio indispensable para hacer equipo con Quintero: seguir a pie de la letra sus instrucciones, no cuestionar sus decisiones y jamás confrontarlo.
Daniel tiene el clásico perfil de un dirigente autoritario y es intolerante a la crítica. No tolera que lo cuestionen o le lleven la contraria y su equipo más cercano se comporta más como un grupo de incondicionales. Ya inclusive en Medellín se habla de “quinterismo” o “familia quinterista” para hacer referencia a sus seguidores más enconados (que se comportan como los uribistas sectarios). Con la salida de Rendón sigue la inestabilidad en EPM y se va otro de los que fue nombrado por Quintero, tampoco será el último.
En reciente entrevista con Caracol Radio, el exgerente Rendón manifestó no estar de acuerdo con algunas decisiones del alcalde y que en la práctica le estaba montando un “gobierno paralelo”. De facto Quintero necesitaba un gerente que le “copiara más” y siguiera sin chistar sus instrucciones, pues el alcalde es “infalible” en sus decisiones (el prototipo de un caudillo emergente). Algo similar pasó con el exdirector de Ruta N y otros funcionarios de primer o segundo nivel que han asumido posiciones más autónomas, son muy independientes o críticos para formar equipo con un alcalde “independiente” que no tolera cuestionamientos a sus decisiones. Solo hay que ver la manera como ridiculiza o satiriza a los sectores que le hacen oposición en la ciudad y la forma como la está administrando, como si fuera su empresa personal.
Apenas estamos conociendo el talante de Quintero como gobernante (nunca había gobernado) y cada vez se va ratificando el apelativo que le pusieron los periodistas de La Pulla: “el tirano alternativo”. Con el novelón de EPM eso se sigue confirmando.